“Esta cumbre será histórica y transformadora, en un mundo en el que la crisis de seguridad es la mayor desde la Segunda Guerra Mundial, ante la que los aliados han demostrado unidad. Supone la mayor revisión de nuestra defensa colectiva desde el final de la Guerra Fría”.

Con estas palabras, el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el noruego Jens Stoltenberg, sintetizó el espíritu de la cumbre de la entidad que se está realizando desde este miércoles en Madrid.

Con la invasión rusa a Ucrania como eje central, los 30 países que integran el bloque militar representados por sus máximas jerarquías, acordaron un nuevo concepto estratégico de la OTAN, en un documento que contiene 49 puntos donde se trazan las líneas a seguir en los años venideros, tanto en el aspecto político como en el militar.

Tras el levantamiento del veto de Turquía a la integración al bloque de Suecia y Finlandia, varios líderes se refirieron a la buena noticia que significa el ingreso de los dos países nórdicos a la OTAN, ya que ello amplía el alcance del bloque, uno de los objetivos marcados en el documento antes mencionado.

En el texto, la OTAN reafirmó su carácter defensivo, y manifestó en forma contundente su intención de salvaguardar la libertad y la seguridad de todos los países integrantes de la alianza, siendo el propósito clave “asegurar la defensa colectiva, frente a toda amenaza, desde todas direcciones. Nuestra capacidad de disuasión y defensa es la columna vertebral de ese compromiso”.

Según consignó la cadena vasca EITB, el documento menciona 14 veces a Rusia, a quien señalan como la “amenaza más directa” al bloque y a quien acusan de buscar “establecer esferas de influencia y control directo a través de la coerción, la subversión, la agresión y la anexión”. “La acumulación militar de Moscú, incluso en las regiones de los mares Báltico, Negro y Mediterráneo, junto con su integración militar con Bielorrusia, desafían nuestra seguridad e intereses”, se expresa en el texto.

En respuesta a los movimientos del gobierno que lidera Vladimir Putin –quien desde hace largos años viene acusando a la OTAN de amenazar la seguridad europea al expandirse hacia el este– la alianza militar fortalecerá significativamente su poder disuasivo y defensivo. De todas maneras, en el documento se expresa que la OTAN no busca la confrontación con Rusia y que la vía al diálogo permanece abierta. “Seguimos dispuestos a mantener abiertos los canales de comunicación con Moscú para gestionar y mitigar los riesgos, evitar la escalada y aumentar la transparencia”, dice el documento.  

En el escrito se expresó también la preocupación por la modernización de las fuerzas nucleares de Rusia, las amenazas de Moscú del uso de este tipo de armamento y el desarrollo de “sistemas de lanzamiento de capacidad dual novedosos y disruptivos”, en referencia al desarrollo de armas hipersónicas. Ante esta amenaza, la OTAN remarca que el arsenal nuclear que tiene, particularmente el de Estados Unidos, “es la garantía suprema de la seguridad de la Alianza”, si bien, las circunstancias en que se recurriría al uso de este tipo de armamento son “extremadamente remotas”.

Dentro de los nuevos lineamientos estratégicos de la OTAN China ocupa un lugar especial.

Las “ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de Pekín desafían nuestros intereses, seguridad y valores”, dice el documento.

Los países integrantes de la OTAN acusan a China de utilizar operaciones híbridas y cibernéticas maliciosas, de recurrir a una retórica de confrontación y desinformación para atacar a los aliados de la OTAN y dañar la seguridad de los países que integran la alianza. China representa una amenaza también porque busca controlar sectores tecnológicos e industriales claves, infraestructura crítica y materiales estratégicos y cadenas de suministros, además de “subvertir el orden internacional basado en reglas, incluso en los dominios espacial, cibernético y marítimo”.  

En su declaración la alianza atlántica establece también que permanecerá abierta a un compromiso constructivo con China, pero que mejorará su preparación contra las “tácticas coercitivas y los esfuerzos para dividir la alianza” de parte del gigante asiático.

Acerca de Pekín, Stoltenberg, dijo que China no es un adversario de la OTAN, pero sí representa un serio desafío. “China no es nuestro adversario, pero debemos tener claros los graves desafíos que representa”, manifestó el diplomático noruego.

“Nos enfrentamos ahora a una era de competencia estratégica [...] China está aumentando sustancialmente sus fuerzas, incluso en armas nucleares, intimidando a sus vecinos, incluido Taiwán”, dijo el secretario general de la OTAN, en declaraciones recogidas por el portal Euronews.