Amnistía Internacional, Human Rights Watch y Greenpeace llamaron a las autoridades brasileñas a investigar el motivo por el que fueron asesinados el periodista británico Dom Phillips, colaborador del diario The Guardian, y el indigenista Bruno Araújo Pereira, experto en poblaciones indígenas no contactadas. Los dos desaparecieron en la Amazonia el 5 de junio cuando viajaban en una embarcación desde la comunidad de São Rafael hasta la ciudad de Atalaia do Norte, cerca de la frontera de Brasil con Perú y Colombia. Llevaban suficiente combustible para hacer el viaje, en el que esperaban recoger material para el libro en el que trabajaba el periodista sobre las amenazas que sufren los indígenas de esa región.

Dos hermanos detenidos como sospechosos de la desaparición de Araújo y Phillips confesaron haberlos asesinado, según informó la prensa de Brasil. Los dos detenidos, Amarildo y Oseney da Costa, dijeron que decidieron matarlos después de que Araújo los encontrara practicando pesca ilegal. Los dos detenidos condujeron a la Policía a un lugar donde se encontraron restos humanos que serán analizados para su identificación.

“Por lo confesado por el acusado y por lo que localizamos en el lugar señalado, hay grandes posibilidades de que los restos sean de los desaparecidos”, afirmó el comisario de la Policía Federal del estado de Amazonas, Eduardo Alexandre Fontes. “Avanzamos con el hallazgo de los restos. Ahora iniciamos una nueva etapa que es la identificación de esos restos humanos, que serán enviados el jueves al Instituto Nacional de Criminalística de la Policía Federal [en Brasilia] para las pericias”, dijo.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó el miércoles en una entrevista en YouTube que “ese inglés [Phillips] era mal visto en la región porque hacía muchos reportajes contra los garimpeiros [mineros ilegales] y sobre la cuestión ambiental”. Phillips vivía desde hacía 15 años en Brasil y colaboraba con diversos medios internacionales.

“Decidieron entrar en un área totalmente inhóspita, solos, sin seguridad, y entonces ocurrió el problema”, dijo el presidente. “En esa región no le gustaban a mucha gente”, agregó, y concluyó que por lo tanto “debían tener una redoblada atención consigo mismos”. Para el gobernante, “es muy temerario andar por esa región sin estar debidamente preparado, física, mentalmente, con armamento debidamente autorizado”, porque se trata de una zona en la que hay “piratas de río”.

Amnistía Internacional, que pidió una “actualización completa de la investigación” sobre la muerte de Phillips y Araújo, calificó de “crueles e insensibles” los comentarios del presidente de Brasil. “Las autoridades brasileñas deben garantizar la total transparencia en la búsqueda de Dom Phillips y Bruno Pereira mediante una investigación exhaustiva, imparcial e independiente y el pleno cumplimiento del debido proceso en todo momento”, reclamó la organización, según citó Efe.

La desaparición de Araújo y Phillips generó reacciones de distintas entidades preocupadas por lo ocurrido, como el Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. También el primer ministro británico, Boris Johnson, manifestó su “profunda preocupación” y ofreció ayuda a Brasil para resolver el caso.

“Es esencial que la investigación esclarezca las circunstancias y la motivación del crimen, y que todos los incriminados sean responsabilizados”, manifestó a su vez la organización Human Rights Watch, que reclamó además que se tomen medidas “inmediatas y contundentes” contra la “ilegalidad y redes criminales en la Amazonia”.

A su vez, la organización Greenpeace señaló que lo ocurrido no es una “fatalidad”, sino que es resultado de “acciones y omisiones de un gobierno comprometido con la economía de la destrucción”. Agregó: “Quedamos huérfanos de dos grandes defensores de la Amazonia y, al mismo tiempo, rehenes del crimen organizado que hoy es soberano en la región”. Consideró que “cuando quien busca abogar por un mundo más verde, justo y pacífico tiene su vida en riesgo, no quedan dudas de que nuestra joven democracia está en riesgo”.

La Unión de los Pueblos Indígenas del Vale do Jabari (Univaja) definió estos asesinatos como un “crimen político”, debido a que tanto Araújo como Phillips eran defensores de los derechos humanos y estaban desempeñando actividades a favor de los pueblos indígenas cuando desaparecieron, según informó Carta Capital. La Univaja reclamó que haya “fiscalización territorial efectiva en el interior de la Tierra Indígena Vale do Jabari”.

A su vez, la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación reiteró en una nota el pedido de que los asesinatos sean investigados “con celeridad, transparencia e independencia, sin ninguna interferencia que pueda frenar la investigación”.