Diputados del Partido de los Trabajadores, el Partido Socialismo y Libertad, el Partido Comunista de Brasil, el Partido Socialista Brasileño, Rede, el Partido Verde y el Partido Laborista Brasileño presentaron este martes ante el Supremo Tribunal Federal (STF) una denuncia contra el presidente Jair Bolsonaro por supuestas ilegalidades cometidas durante una reunión que tuvo con embajadores en Brasilia el lunes.

Según informó el portal Carta Capital, en el documento presentado ante el STF los legisladores acusan al actual mandatario de varios delitos: de responsabilidad, de propaganda electoral anticipada, de improbidad administrativa y de atentado contra las instituciones democráticas. “No se puede utilizar el cargo de presidente de la República para subvertir y atentar contra el orden democrático, buscando crear un verdadero caos en el país y desestabilizar las instituciones públicas”, dice una parte del texto presentado ante la Justicia. “No hay duda de que el representante utilizó la estructura de la Presidencia de la República para realizar promoción personal, atacando el sistema electoral brasileño”, se expresa en otro fragmento del documento.

Las reacciones, antes y después de la inédita reunión convocada por Bolsonaro –quien está segundo en todas las encuestas de cara a las elecciones presidenciales que se realizarán el 2 de octubre, superado ampliamente en los sondeos por el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva–, no se hicieron esperar.

Una de las que habló sobre el tema fue la expresidenta Dilma Rousseff, quien se expresó el martes al respecto en su cuenta de Twitter.

Para la mandataria, destituida en agosto de 2016, Bolsonaro cometió un delito de traición al país y, además, de acuerdo a la expresidenta, anunció que intentaría dar un golpe de Estado este año.

Esta serie de actos, según la visión de Rousseff, dejan claro que Bolsonaro tiene claro que perderá las elecciones con Lula. De acuerdo a lo que informó el portal Brasil 247, la exmandataria reclamó además una reacción de las instituciones democráticas.

“Bolsonaro cometió ayer un acto de traición contra Brasil. Es la primera vez que un presidente convoca al mundo para anunciar que va a dar un golpe de Estado. Con este acto, Bolsonaro confiesa que perderá las elecciones ante Lula. ¿Hasta cuándo las instituciones serán complacientes con él? ¿Esta vergüenza autoritaria?”, se preguntó Rousseff en su mensaje en Twitter. También manifestó su rechazo por la actitud del mandatario el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, integrante del derechista Partido Social Democrático, quien afirmó en un comunicado: “El Parlamento, cuya composición fue electa por el actual y moderno sistema electoral, tiene la obligación de afirmar que las urnas electrónicas darán al país el resultado fiel de la voluntad popular, sea cual sea”.

Por su parte, el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Edson Fachin, también mostró su disgusto con el presidente: sin nombrarlo, dijo que la entidad que él preside “no puede tolerar acusaciones de fraude o mala fe”, y sostuvo que el país debe “decir “basta” al “inaceptable negacionismo electoral”.

En lo que fue un acto absolutamente inédito, Bolsonaro invitó el lunes a decenas de embajadores para que escucharan sus acusaciones de que el sistema electoral brasileño no es para nada seguro ni confiable. “El sistema es completamente vulnerable”, dijo el presidente a unos 40 diplomáticos invitados a su residencia tres meses antes de las elecciones generales. Según informó Reuters, Bolsonaro no brindó evidencia de fraude alguna, pero durante su exposición ante los diplomáticos dijo que un pirata informático ingresó al sistema de votación electrónica durante las elecciones que ganó en 2018, un incidente que la Policía concluyó que no comprometió el resultado de ninguna manera.

El presidente dijo además que las autoridades electorales deberían llamar al Ejército para garantizar la cristalinidad de los comicios del 2 de octubre. Entre los diplomáticos que asistieron a la reunión hubo representantes de Estados Unidos, Francia, España, Portugal y también el embajador de la Unión Europea en Brasilia. “Sabíamos lo que iba a decir, eso no fue una sorpresa. Pero es bastante inusual reunir a la comunidad diplomática para hablar sobre un tema interno”, dijo a Reuters un diplomático que asistió al evento.

Recientemente, funcionarios del gobierno estadounidense pidieron a los ciudadanos brasileños que confiaran en su sistema electoral y además instaron a que Bolsonaro deje de poner en duda las urnas electrónicas, que funcionan en el país desde 1996.