La política italiana entró en una nueva crisis tras la anunciada renuncia del primer ministro Mario Draghi concretada este jueves, tras lo cual el presidente Sergio Mattarella disolvió las cámaras y convocó a elecciones, que tendrán lugar el 25 de setiembre.

Según informó Ansa, esa fecha es la única posible para realizar los comicios porque las disposiciones electorales italianas permiten un máximo de 70 días, a partir de la jornada de la disolución, y un mínimo de 60 para permitir la presentación de las listas y el desarrollo de la campaña electoral. Luego de las elecciones, como es habitual, pasarán varias semanas hasta que se pueda formar un nuevo gobierno, por lo que Draghi, a pesar de haber renunciado, seguirá al frente del Ejecutivo al menos cuatro meses más.

La situación generada preocupa al presidente Mattarella, quien después de firmar el decreto de disolución del Parlamento recordó en un mensaje a la ciudadanía el complejo panorama que tienen por delante y remarcó la necesidad de que los partidos, durante el tiempo que dure la transición entre un gobierno y otro, colaboren con Draghi a pesar de que estén dedicados a la campaña electoral.

“El gobierno encuentra limitaciones en su actividad, pero tiene las herramientas para operar en estos meses antes de que llegue el nuevo ejecutivo. No hay posibilidad de pausas ante el momento que estamos pasando. Los costos de la energía tienen consecuencias para familias y empresas. Se deben abordar las dificultades económicas y hay muchos asuntos para resolver por el interés de Italia”, expresó Mattarella. “Espero que, incluso en la dialéctica intensa, y a veces aguda, de la campaña electoral, haya, por parte de todos, una contribución constructiva, con relación a los aspectos que he señalado, pensando como interés superior en Italia”, agregó el presidente, nacido en Palermo hace 80 años.

Los partidos de derecha que formaban parte del heterogéneo Ejecutivo que comandaba Draghi esperan ganar las elecciones y decidieron tumbar al primer ministro con el pretexto de no querer gobernar más junto con el Movimiento 5 Estrellas, recordó AFP.

Por su parte, este partido, que abrió la crisis la semana pasada, considera que varios puntos de las leyes propuestas por Draghi son contrarias a sus principios y que fueron desarticuladas todas las medidas tomadas durante su precedente gobierno.

El fin del Ejecutivo de unidad podría beneficiar sobre todo a la coalición derechista encabezada por el ultraderechista Hermanos de Italia, liderado por Giorgia Meloni, quien según las encuestas sería la fuerza más votada en las elecciones.

“Estamos listos. Esta nación necesita desesperadamente recuperar su conciencia, su orgullo y su libertad”, escribió el jueves en su cuenta de Twitter Meloni, de 45 años, líder de este sector, que podría convertirse en la futura jefa de gobierno de Italia.