El presidente de Perú, Pedro Castillo, cumple este jueves un año de gobierno. Llega a esta fecha sin partido político –luego de que Perú Libre le pidiera la renuncia acusándolo de aplicar una política neoliberal– y lejos de convencer a los opositores, que a lo largo de sus primeros 12 meses de gobierno pidieron más de una vez su salida. También llega a este aniversario salpicado por varios casos de corrupción que involucran a colaboradores suyos.

Según un sondeo de Ipsos Perú, la desaprobación del presidente llega a 74%, apenas por debajo de la del Congreso, que asciende a 79%. Además, de acuerdo con esa encuesta, citada por DW, 57% de los peruanos creen que Castillo recibió sobornos, aunque no está probado.

Uno de los casos de supuesta corrupción en los que aparece involucrado Castillo es el que atribuye al exsecretario del presidente, Bruno Pacheco, irregularidades en la licitación del puente Tarata, una obra vial sobre el río Huallaga, en la región de San Martín. Un juzgado dispuso 36 meses de prisión preventiva para Pacheco, quien permaneció más de tres meses prófugo hasta el sábado, cuando se entregó a la Justicia.

Castillo consideró que la entrega de Pacheco a las autoridades desacredita a quienes acusaban al gobierno de protegerlo y evitar su captura. Para la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, fue posible que el exsecretario se entregara gracias al “esfuerzo y profesionalismo” del equipo especial de fiscales contra la corrupción, y de un equipo similar de la Policía, informó la agencia Efe.

La fiscalía también había abierto una investigación preliminar contra Castillo, el exministro de Transportes Juan Silva y un sobrino del presidente, Fray Vásquez. Tanto Silva como Vásquez se encuentran prófugos, y este miércoles la fiscal Benavides los llamó a entregarse.

Además de este caso, Castillo es investigado por supuestas injerencias indebidas en ascensos militares, y por las acusaciones de corrupción que presentó una empresaria, Karelim López, que colabora con la Justicia a cambio de beneficios en su propia causa judicial. También en estos casos está involucrado Pacheco, que después de entregarse a la Justicia optó por la misma figura de colaborador de la Justicia.

El exsecretario presidencial debió renunciar a su cargo en noviembre, después de que se encontraran 20.000 dólares en efectivo en el baño de su oficina en la sede del gobierno. Por su fuga, sumada a la de Silva y Vásquez, Castillo le pidió la renuncia al ministro del Interior la semana pasada. Según informó Efe, el ministro saliente, Mariano González, acusó entonces a Castillo de entorpecer las tareas para dar con los tres hombres investigados.

La conservadora Lady Camones liderará el Congreso

El cargo de presidente del Congreso de Perú tomó relevancia en la situación actual en la que se han sucedido las iniciativas para destituir al presidente. Si él fuera apartado del cargo y lo mismo ocurriera con la vicepresidenta, Dina Boluarte, le corresponde asumir el gobierno al titular del Congreso.

Para ocupar dicho cargo fue electa esta semana la conservadora Lady Camones, del partido Alianza para el Progreso. “Asumo esta responsabilidad totalmente consciente del momento crítico por el que atraviesa nuestro país, tanto a nivel político como social y económico”, manifestó Camones en su primer discurso. Este miércoles se refirió a las acusaciones contra Castillo y manifestó que “es poco creíble que todo el entorno del presidente esté plagado de corrupción y él no haya tenido conocimiento”, y dijo que la situación del dirigente “se va a complicar mucho” después de la entrega de Pacheco, según citó Radio Programas del Perú.

Camones aclaró que por el momento no hay “mociones de vacancia” –pedidos de destitución del presidente–, pero aseguró que hay congresistas dispuestos a presentarlas.

Por su parte, el abogado de Castillo, Benji Espinosa, destacó que no se probó ninguna acusación contra el presidente y agregó: “Lo he visto [a Castillo] sereno, tranquilo, calmado, como corresponde al primer mandatario de la nación. Creo que es importante dar el mensaje a la ciudadanía de que, por más ataque que reciba, y este cargamontón fiscal nunca antes visto, tenemos un presidente tranquilo y la gestión pública no está paralizada”.