El primer ministro británico, Boris Johnson, cercado por los escándalos y la crisis interna de su sector, presentó este jueves su renuncia al liderazgo del Partido Conservador y está bajo presión para dejar el poder cuanto antes, sin esperar a que su formación designe a un nuevo líder.

En un mensaje en el frente de la residencia de Downing Street, la oficina de trabajo del primer ministro británico, el político de 58 años anunció que, ante la creciente presión interna, renunciaba al liderazgo de la formación gubernamental, informó eldiario.es.

“Es claramente la voluntad del Partido Conservador que ahora haya un nuevo líder y por lo tanto un nuevo primer ministro. En los últimos días intenté persuadir a mis colegas de que sería excéntrico cambiar de gobierno cuando estamos haciendo tanto. Siento no haber tenido éxito con esos argumentos”, dijo Johnson, y agregó que “nadie en política es ni remotamente indispensable. Nuestro sistema brillante y darwinista producirá otro líder”.

Sin embargo, Johnson dijo que seguirá como jefe de gobierno hasta que su partido celebre elecciones internas para designar a un nuevo dirigente antes de su congreso anual, que se realizará en octubre.

Quien resulte elegido en el cónclave partidario se convertirá automáticamente en primer ministro hasta las próximas legislativas, que están previstas para 2024.

La lista de posibles candidatos para liderar al Partido Conservador y por lo tanto el Ejecutivo británico es amplia, pero medios ingleses señalaron que Ben Wallace, actual ministro de Defensa; el exministro de Economía Rishi Sunak; la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, y la diputada y exministra de Defensa Penny Mordaunt marchan adelante en la carrera.

Entre tanto, Johnson nombró a nuevos ministros y secretarios de Estado para reemplazar a la gran cantidad de funcionarios que dejaron el Ejecutivo en rechazo a la permanencia del ahora exlíder conservador en los últimos dos días. El primer ministro saliente aseguró también que no impulsará, mientras permanezca en el cargo, aplicar nuevas políticas o cambios de rumbo importantes.

“Las grandes decisiones fiscales deberían dejarse en manos del próximo primer ministro”, informó el Ejecutivo tras la primera reunión del nuevo gabinete.

Pero una de las figuras más prominentes del Partido Conservador, el ex primer ministro John Major, quien ejerció el cargo entre 1990 y 1997, calificó la situación actual de “insostenible” y pidió la remoción inmediata de Johnson.

“Por el bien del país, Johnson no debe permanecer en Downing Street más tiempo del necesario”, afirmó el exjerarca, quien sugirió que el vice primer ministro, Dominic Raab, asuma el liderazgo del Ejecutivo en forma interina.

Para el líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, la futura partida de Johnson es “una buena noticia”, pero consideró que no es suficiente. “Necesitamos un verdadero cambio de gobierno”, dijo Starmer en una entrevista a la BBC, en la que agregó que en caso de que Johnson no abandone el gobierno, su partido evaluará presentar una moción de censura en el Parlamento para precipitar la convocatoria de elecciones generales anticipadas.

Johnson llevaba días resistiéndose a presentar su renuncia y, según el diario británico The Sun, había dicho a sus compañeros de partido que tendrían que mancharse “las manos con sangre” para expulsarlo.

Pero no fue necesario tal extremo, porque la permanencia de Johnson era insostenible por la concatenación de episodios turbios que venían rodeando su gestión, signada además por una situación económica muy compleja en el país.

Además del ambiente adverso que generó la divulgación de las fiestas realizadas en la residencia de Downing Street durante el período más estricto de las restricciones por la pandemia de coronavirus, a mediados de mayo un diputado conservador sospechoso de violación fue detenido y posteriormente puesto en libertad bajo fianza. En abril, otro legislador renunció a su banca por ver pornografía en su celular en la Cámara de los Comunes. El último escándalo se dio a conocer la semana pasada, cuando el diputado y encargado de la disciplina de voto parlamentaria de los conservadores, Chris Pincher, renunció tras ser acusado de manosear a dos hombres en un bar de Londres. En su carta de renuncia, Pincher justificó sus acciones porque había tomado “demasiado” y se disculpó por haberse “avergonzado a sí mismo y a otros”.

Johnson no condenó a Pincher, y por ello, ya hartos del líder, el martes dos importantes figuras del gobierno, el ministro de Finanzas, Rishi Sunak, y el de Salud, Sajid Javid, renunciaron a sus cargos y fueron seguidos por alrededor de 60 funcionarios de gobierno, que también se fueron en desacuerdo con el primer ministro.