Meses de tensiones políticas por los intentos estancados de formar un gobierno en Irak desembocaron este lunes en una cruenta jornada de violencia, con al menos 12 personas muertas y cientos de heridos en enfrentamientos entre milicias en la Zona Verde de Bagdad.

Los seguidores del clérigo chií iraquí Muqtada al Sadr asaltaron el Palacio Presidencial en Bagdad tras el anuncio de la retirada de la política del influyente líder religioso. De acuerdo a lo que informó la agencia Efe, las autoridades intentaron contener la situación con un toque de queda en la capital, que posteriormente fue extendido al resto del país.

El anuncio del clérigo chií se produjo en medio de la parálisis que vive el país árabe desde las elecciones de octubre. En ese momento, centenares de seguidores de Al Sadr, que llevaban cuatro semanas acampando frente al Parlamento, entraron en la fortificada Zona Verde e irrumpieron en el Palacio Presidencial y la sede del gobierno. El primer ministro iraquí en funciones, Mustafa al Kazemi, confirmó en un comunicado la entrada de los manifestantes en el Palacio del Gobierno, y anunció la suspensión de las sesiones del Ejecutivo “hasta nuevo aviso”.

Paralelamente, voceros de Muqtada al Sadr anunciaron que el religioso comenzó una huelga de hambre “hasta que cese la violencia” en Irak. “Su Eminencia anuncia una huelga de hambre hasta que cese la violencia y el uso de las armas. Porque echar a los corruptos no da a nadie, sea quien sea, una justificación para el uso de la violencia”, dijo en un breve comunicado en su página de Facebook uno de los líderes del Movimiento Sadrista, Hasan al Azari.

De acuerdo a lo que informó el portal Público, este lunes en redes sociales se realizaron publicaciones mostrando a decenas de manifestantes, en los accesos, las salas e incluso la piscina del Palacio Presidencial.

“Había decidido no intervenir en los asuntos políticos, pero ahora anuncio mi retirada definitiva y el cierre de todas las instituciones (sedes)” del Bloque Sadrista, afirmó en un comunicado el líder iraquí, que lleva condicionando la política del país desde principios de siglo y ha instigado los dos recientes asaltos al Parlamento realizados por sus partidarios.

Al Sadr, cuyo movimiento ganó las elecciones de octubre del año pasado con 73 de los 329 escaños del Legislativo, afirmó que con su actividad política “sólo quería reparar la deformación que, en su mayoría, causaron las fuerzas políticas chiíes, siendo las mayoritarias del país (...) Sólo quería acercarlas al pueblo para que sientan su sufrimiento”.

Lo que diferencia a Al Sadr de otros partidos y milicias chiíes es su desvinculación de Teherán, que en los últimos años viene ejerciendo una influencia creciente en Irak, pero el clérigo aboga por la soberanía de su país, el patriotismo y la independencia a pesar de sus vínculos con la nación persa.