Los recursos hidrológicos de los países de la cuenca amazónica –incluyendo los ríos y los glaciares– están pasando por su momento más crítico de los últimos 20 años, en medio de altas temperaturas por la crisis climática, sequías relacionadas con el fenómeno El Niño global y la deforestación. Mientras que Brasil ya está experimentando una crisis por falta de agua en algunas comunidades de la Amazonia, los expertos advierten que los demás países de la región pudieran ver condiciones similares en los próximos meses.
Entre 2013 y 2022, se redujo en un millón de hectáreas el agua superficial en los países que conforman la cuenca amazónica. Los países más perjudicados con la reducción fueron Colombia (13%), Guyana (9%) y Bolivia (8%), señala la información de la plataforma MapBiomas Agua. En la misma lista de afectados siguen Perú y Venezuela, que perdieron un 4% en el mismo período; y Brasil, Ecuador, Guayana Francesa y Surinam, entre 2% y 3%.
MapBiomas Agua se construyó sobre la base de miles de imágenes satelitales, que datan desde 1985, y del uso de algoritmos para identificar las dinámicas de los cuerpos de agua. En 2022, según la plataforma, se llegó a contabilizar 26,2 millones de hectáreas de superficie total de agua en los nueve países. Fue un año atípico, debido a que la tendencia en los nueve años anteriores era de no superar el umbral de los 25,4 millones de hectáreas.
Este nuevo estudio –coordinado por la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg)– de los países amazónicos confirma lo que muchos expertos creen que podría ser una crisis hídrica a nivel regional. Entre 2013 y 2021, los biomas analizados presentaron el período con la superficie de agua más baja desde que comenzó el siglo. Es decir, durante nueve años continuos los niveles de agua han estado por debajo del promedio.
Las causas detrás de esta reducción se explican por la crisis climática, la deforestación y la forma en la que se está gestionando el agua en los países, explica Tina Oliveira Miranda, experta en monitoreo socioambiental de la organización Wataniba de Venezuela. Los países más afectados son los cercanos al Pacífico, como Ecuador, Perú y Bolivia, alerta la especialista.
A nivel de biomas, las que presentan mayor reducción de agua superficial son el pantanal, que abarca Brasil y Bolivia; sabanas del Orinoco, en Venezuela y Colombia; el desierto costero de Perú; la pampa, en Brasil; el bosque húmedo tropical del Pacífico, en Colombia y Ecuador; el bosque seco ecuatorial, en Ecuador y Perú; y el chaco y chiquitano, en Bolivia; entre otros.
El impacto de la emergencia climática en la región se puede observar en las sequías de la cuenca del río Amazonas, pero también en el historial de inundaciones.
Jhan Carlo Espinoza, investigador y científico del clima en el Panel Científico por la Amazonia, explica que “durante la primera mitad del siglo XX se reportaba en promedio una inundación extrema cada 20 años. Sin embargo, desde inicios del siglo XXI se reporta una inundación extrema cada cuatro años”. El experto explica que la crisis climática se presenta de diferentes maneras, incluso opuestas: “Lluvias en el norte de la Amazonia y disminución significativa de las precipitaciones en el sur”.
Las sequías van empeorando
La sequía en la Amazonia está alcanzando niveles que no tienen precedentes. Brasil es, por ahora, el país que registra los impactos más calamitosos. La central de Santo Antonio, cuarta mayor hidroeléctrica de Brasil, suspendió sus operaciones el 2 de octubre debido al bajo caudal del río Madeira, provocado por la grave sequía. Se han registrado decenas de muertes de delfines rosados.
“En Brasil cada sequía es peor que la anterior. En los campos, las semillas se van a perder, es fuerte el impacto en los estados de Amazonas, de Acre. Las comunidades dependen del abastecimiento del exterior, se pueden dar hambrunas. Además, en algunos lugares los pozos también están comprometidos y ya se secaron”, dice a OjoPúblico André Waniba, investigador indígena de Brasil, del Panel Científico por la Amazonia.
En Perú, las regiones amazónicas reportan varios estragos que afectan el transporte, la pesca y podrían escalar a una emergencia sanitaria en el mediano plazo. Las altas temperaturas en Loreto, especialmente en las provincias de Requena y Ucayali, están escalando a niveles que no se han visto en décadas, asegura Marco Paredes Riveros, director zonal de Loreto del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi). En la provincia de Ucayali la sensación térmica ha llegado a los 49 grados centígrados. Paredes Riveros atribuye las olas de calor al fenómeno El Niño.
El especialista del Senamhi explicó que en las últimas semanas el río Amazonas ha descendido 11 metros de su caudal, cuando lo habitual en estas fechas es que descienda como máximo ocho metros. Aunque no ha llegado todavía al nivel de colapso en Brasil, Paredes precisó que para Perú ya se trata de una cifra alarmante.
Además de los problemas de transporte fluvial que ocasiona la pérdida de agua en los niveles de los ríos en la Amazonia, esto también podría convertirse en una emergencia de salud, dice Marco Paredes. “Lo que tenemos en una alerta hidrológica, se puede convertir a la larga en una alerta sanitaria”. Cuando las aguas de los ríos bajan, según el especialista, eso se traduce en la “acumulación de basura en los costados de los ríos, leptospirosis, enfermedades diarreicas agudas”.
Si se toma en cuenta la superficie que Raisg considera como Amazonia, Colombia, Bolivia y Perú son los países que han perdido más superficie de agua en 2022 con relación a la media histórica. Dicho año, el primer país perdió 101.000 hectáreas, el segundo 47.000 hectáreas y el último 27.000.
Una versión más extensa de este artículo fue publicada originalmente en Ojo Público.