El presidente estadounidense, Joe Biden, visitó este miércoles la ciudad israelí de Tel Aviv, donde se reunió con el primer ministro Benjamin Netanyahu y algunos de los integrantes de su gabinete y con el presidente Isaac Herzog.

El mandatario declaró nuevamente el apoyo de su país a Israel, aunque, según trascendió, transmitió sus reservas sobre las consecuencias de una invasión terrestre a la Franja de Gaza, territorio palestino que está siendo bombardeado de manera incesante desde que comenzó la guerra.

Pero, además, las tratativas de Biden lograron que Israel habilitara el ingreso de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.

En declaraciones cuando el avión presidencial se detuvo en la base aérea de Ramstein, en Alemania, para cargar combustible, Biden dijo que había sido “muy directo” con los líderes de Israel sobre la necesidad de entregar ayuda humanitaria a la población de Gaza.

El mandatario dijo que la llegada de los insumos fue coordinada en una conversación con el presidente egipcio, Abdelfatah El-Sisi.

En un comunicado difundido por el gobierno de El Cairo se informó que ambos líderes discutieron la necesidad de acelerar lo más posible la entrega de la ayuda que entrará a Gaza.

Se informó que serán únicamente 20 los camiones que ingresen al territorio palestino por el paso de Rafah, situado en la frontera con Egipto, para llevar los insumos, básicamente agua, alimentos y medicamentos.

Esta cantidad fue considerada insuficiente por muchas entidades que tienen representantes en la zona, como la organización Human Rights Watch. En un comunicado, la entidad con sede en Nueva York expresó: “Sin electricidad ni combustible, la ayuda prometida no alcanza para satisfacer las necesidades de la población de Gaza”.

Paralelamente, la visita de Biden a Israel estuvo precedida y atravesada por el brutal ataque perpetrado el martes contra el hospital Bautista Árabe Al-Ahli, en la ciudad de Gaza.

Este hecho, del que las partes en conflicto se acusan mutuamente, causó la muerte de 471 personas y heridas a más de 300, de acuerdo a lo que informaron este miércoles las autoridades sanitarias de Gaza, territorio donde gobierna Hamas.

El brutal ataque al centro de salud provocó una oleada de protestas en varios países del mundo árabe y musulmán, y también alteró la agenda que Biden tenía prevista en su visita a la región.

Ante la gravedad de los hechos, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, que estaba en Amán, la capital de Jordania, decidió volver a Ramala, donde funciona la sede del gobierno palestino, y canceló el encuentro que tenía previsto con el mandatario estadounidense, el rey jordano Adbalá II y el presidente egipcio El-Sisi.

La autoría del ataque contra el hospital no está del todo clara.

Los bombardeos constantes que las fuerzas israelíes están lanzando sobre todo el territorio de la Franja de Gaza desde el comienzo de la guerra el 7 de octubre las señalan como las principales sospechosas.

Sin embargo, poco después del hecho, voceros del Ejército israelí dijeron que estaban analizando el tema en profundidad y posteriormente dieron a conocer fotos, registros gráficos y también grabaciones de audio donde se atribuye el ataque a un cohete lanzado por la Yihad Islámica –una facción militar que opera en Gaza, mucho más pequeña que Hamas–, que se desvió de su curso e impactó en el hospital, donde estaban miles de personas, porque además de médicos, funcionarios y pacientes, muchas familias se habían refugiado en el lugar al considerarlo seguro.

En su visita de este miércoles a Tel Aviv, el presidente Biden se refirió al ataque. “Me entristeció e indignó profundamente la explosión de ayer en el hospital de Gaza. Y según lo que he visto, parece que lo hizo el otro bando. Pero hay mucha gente que no está segura”, expresó el mandatario.

A este último punto se refirió en una entrevista con la cadena estadounidense NBC el ministro de Relaciones Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, quien dijo que existe un profundo escepticismo en Medio Oriente con respecto a la evaluación que hace Israel de la explosión en el hospital de Gaza.

“Nadie se cree esa narrativa en esta parte del mundo”, dijo el funcionario jordano, que agregó: “La única manera de que la gente considere una narrativa diferente es si hay una investigación internacional independiente sobre la tragedia que ocurrió, y que haya una evidencia implacable de que no fue Israel”.