“Incluso las guerras tienen reglas”, manifestó este martes el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el portugués António Guterres, al abrir una sesión especial del Consejo de Seguridad dedicada al conflicto entre Israel y Hamas. “Nada puede justificar la muerte deliberada, los ataques ni los secuestros de civiles, ni el lanzamiento de misiles contra objetivos civiles”, agregó.
En el encuentro participaban unos 20 ministros de Relaciones Exteriores y pidieron la palabra más de 80 países. Ante los participantes, Guterres llamó a proteger a los civiles y dijo que “los reclamos de los palestinos no pueden justificar los ataques horribles de Hamas, así como esos ataques no pueden justificar el castigo colectivo al pueblo palestino”.
Guterres condenó el ataque terrorista perpetrado por Hamas contra civiles israelíes el sábado 7, en los que murieron 1.400 personas, pero también señaló que “no surgieron de la nada” y que “el pueblo palestino lleva sometido a 56 años de asfixiante ocupación”, en un conflicto que no parece tener solución política.
Estas palabras llevaron a que Israel reclamara la dimisión del secretario general. El embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, pidió la renuncia de Guterres y dijo que no hay “justificación” posible ni se puede mostrar “comprensión” ante “las acciones más terribles contra los ciudadanos de Israel”, según citó Europa Press.
A su vez, el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Eli Cohen, que canceló de manera imprevista una reunión agendada con Guterres, dijo que “Hamas son los nuevos nazis” y que la única “respuesta proporcional” a los atentados es “la destrucción total de Hamas”. “Es una cuestión de supervivencia”, agregó.
En esta sesión, Estados Unidos presentó una resolución que pedía “pausas humanitarias” para que llegara asistencia a la población de Gaza, según informó la agencia Efe. Pero Rusia y China anunciaron que no respaldarían esa iniciativa y consideraron que el texto debía llamar con claridad a un cese del fuego.
“Una telaraña” de túneles
Desde un hospital de Tel Aviv, Yochved Lifshitz, una israelí de 85 años liberada el lunes, después de haber sido secuestrada el 7 de octubre por Hamas, relató a los medios lo que vivió esos días.
El testimonio de Lifshitz fue muy valioso, porque sin caer en una versión edulcorada de los hechos, así como describió atrocidades cometidas por algunos integrantes de Hamas, también explicó que otros actuaron de manera muy diferente. “Arrasaron nuestras casas. Golpearon a la gente y secuestraron a algunos. No distinguieron entre jóvenes y ancianos, fue muy doloroso”, dijo.
Ella fue secuestrada en el kibutz de Nir Oz, al igual que Nurit Yitzhak, de 80 años, también liberada el lunes gracias a la mediación de Egipto y Catar. Los maridos de ambas mujeres siguen en cautiverio en Gaza.
Lifshitz dijo a la prensa que fue golpeada con dureza con una vara y llevada en una moto, “con las piernas a un lado y la cabeza al otro”, hasta llegar a un campo, donde tuvo que caminar hasta uno de los túneles de Hamas, que forman como “una telaraña” y conducen a la Franja de Gaza. Finalmente, llegaron a una habitación en la que había otros rehenes.
Manifestó que luego del traumático secuestro los integrantes de Hamas les dijeron que vivirían “en las mismas condiciones que ellos en los túneles” y que, una vez allí, los “trataron bien” y mantuvieron conversaciones.
Dijo que les dieron la misma comida que comían ellos, así como medicamentos. Lifshitz afirmó también que cada dos días los visitaba un médico y que permaneció en una habitación junto a otros cuatro rehenes, con un baño que sus captores mantenían limpio.
También destacó que durante el ataque al kibutz vivió “un infierno” y agregó: “Fue muy duro. Mi memoria sigue repitiendo esas imágenes”. Lifshitz cuestionó, además, a las autoridades israelíes, porque los integrantes de Hamas entraron al país después de “volar” una valla que “costó 2.500 millones de dólares construir y que no ayudó en nada”.
Según informó Europa Press, varios medios de Israel criticaron la comparecencia ante la prensa de Lifshitz, y un columnista del diario Israel Haym opinó que sus declaraciones son “una victoria a nivel de propaganda para Hamas”.
La actitud que ella tomó cuando se despidió de uno de sus captores, dándole la mano y diciéndole “shalom” (paz), también generó un torrente de insultos en las redes sociales israelíes, donde fue calificada por numerosos usuarios como una “izquierdista traidora”.
Lifshitz tiene una historia de vida particular. Junto con su esposo, Oded, tienen una extensísima trayectoria de militancia por los derechos humanos y durante muchos años integraron un grupo de voluntarios que trasladaban a niños de Gaza enfermos de cáncer para que pudieran ser atendidos en hospitales israelíes.