El Partido por la Libertad (PVV, por sus siglas en neerlandés) fue la fuerza más votada en las elecciones del miércoles en Países Bajos y obtuvo 37 de los 150 escaños en el Parlamento. La alianza de izquierda Groenlinks-PvDA (GL-PvdA) quedó en segundo lugar con 25 escaños y el partido conservador liberal Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) consiguió 24 asientos.

Sin embargo, el PVV todavía necesita formar una coalición con otros partidos para poder llegar al gobierno y para que su líder, Geert Wilders, conocido como el “Donald Trump neerlandés” por sus posiciones extremistas contra la inmigración y en particular contra los provenientes de países musulmanes, pueda convertirse en primer ministro.

Al contrario del magnate estadounidense, Wilders, de 60 años, no solamente no es un outsider dentro del mundo político, sino que es el legislador de más larga trayectoria en el Parlamento de su país. Comenzó su carrera como diputado en 1998, trabajando para el VVD, y en 2006 renunció al partido y creó su propio espacio, el PVV, sector que lidera desde entonces.

En el discurso que dio luego de su victoria electoral anunció que su partido luchará contra el “tsunami del asilo”. Agregó que “los neerlandeses serán número uno de nuevo” y que “la gente tiene que reclamar su país”.

Aunque Associated Press informó que Wilders bajó el tono de sus mensajes sobre el islam durante esta campaña electoral en comparación con otras en el pasado, dejó claro que quiere alcanzar la “desislamización” de Países Bajos y reducir de manera drástica el número de mezquitas y escuelas islámicas en territorio neerlandés.

Además, Wilders apoya un referéndum de “Nexit”, un plebiscito sobre la permanencia o no de Países Bajos en la Unión Europea (UE) y quiere que su país deje de lado sus obligaciones adquiridas en espacios internacionales respecto del cambio climático.

El político de extrema derecha también prometió dejar de mandar ayuda militar a Ucrania.

Respecto del conflicto de Medio Oriente, el PVV tiene una posición clara: describen a Israel como la única democracia de la zona y en la campaña manifestaron su idea de fortalecer las relaciones con este país y mudar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén.

Wilders también prometió cerrar la oficina diplomática en Ramalla, la capital palestina, y calificó al gobierno de la Autoridad Palestina, que presidente Mahmud Abbas, de “corrupto”.

En las horas posteriores a las elecciones, Wilders les pidió a los líderes de otros partidos participar en conversaciones tendientes a la formación de una coalición y mencionó la posibilidad de moderar sus opiniones respecto del islam. “No vamos a hablar sobre mezquitas, coranes y escuelas islámicas”, expresó.

Pieter Omtzigt, líder del partido centrista Nuevo Contrato Social (NSC), que ganó 20 escaños, dijo que está abierto a la posibilidad de conversaciones de coalición.

Por su parte, Dilan Yeşilgöz-Zegerius, líder del VVD, una dirigente que nació en Turquía y llegó junto con sus padres a Países Bajos cuando era niña, dijo sobre los resultados y en particular sobre Wilders: “Yo he dicho que no veía que este país pudiera tener un líder que no representa a todos los neerlandeses, pero sobre todo no veo que pueda formar una mayoría”.

Más tajante fue Frans Timmermans, líder del GL-PvdA, que dijo que no habría ninguna posibilidad de formar una coalición entre los dos partidos.

Uno de los máximos referentes de la ultraderecha europea, el primer ministro húngaro Viktor Orbán, expresó su apoyo a Wilders, celebrando los “vientos de cambio” en Países Bajos. Según explicó Reuters, es probable que Wilders y Orbán trabajen juntos para demandar un enfoque más estricto por parte de la UE con respecto a la inmigración irregular.

Otra importante dirigente de la misma línea ideológica, la francesa Marine Le Pen, líder del Frente Nacional, dijo que estaba “encantada” por los resultados y agregó: “Geert Wilders y su movimiento son aliados del Frente Nacional”.

Matteo Salvini, vice primer ministro italiano y líder del partido antiinmigración Lega, también apoyó al líder del PVV, a quien calificó de “un aliado histórico de la Lega”.

Como contrapartida, la rama neerlandesa de Amnistía Internacional publicó una declaración en X, en la que escribió sobre los comicios: “Ayer perdieron los derechos humanos. Un partido racista ha ganado las elecciones”.