El Departamento de Estado estadounidense convocó este martes al embajador ruso en Washington, Anatoli Antonov, debido a un incidente ocurrido durante la mañana sobre aguas del mar Negro. Según las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, un dron MQ-9 de ese país llevaba adelante una operación rutinaria cuando fue interceptado y golpeado por un avión de guerra ruso.

De acuerdo con esa información, un caza Su-27 golpeó la hélice del dron, lo que decidió a las fuerzas estadounidenses a derribarlo en aguas internacionales. Además, antes de que ocurriera la colisión, dos cazas rusos habían arrojado combustible y volado frente al dron, sostienen las autoridades estadounidenses.

“Nuestra aeronave MQ-9 estaba realizando operaciones de rutina en el espacio aéreo internacional cuando fue interceptado y golpeado por un avión ruso, lo que derivó en un impacto y en la pérdida completa del MQ-9”, dijo el comandante para Europa de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, James Hecker, sin aclarar cuál era el objetivo de la misión. Agregó que casi se produce una colisión completa entre los dos aparatos.

A su vez, el vocero de seguridad nacional estadounidense, John Kirby, dijo que “no es raro que aeronaves rusas intercepten aeronaves estadounidenses sobre el mar Negro”, pero destacó este episodio por lo “inseguro y poco profesional”, informó el portal The Hill.

Hecker manifestó que Estados Unidos y sus aliados “seguirán operando en el espacio aéreo internacional” y llamó a las fuerzas rusas a actuar de manera “profesional y segura” en la zona. Agregó que comportamientos como el del martes podrían “llevar a un error y a una escalada no intencionada”.

En conferencia de prensa el portavoz del Pentágono, Pat Ryder, señaló que los dos cazas volaron entre media hora y 40 minutos cerca del dron, algo que no es habitual. Manifestó que, debido al choque, se podía estimar que también el avión ruso que estuvo involucrado pudo haber sido dañado.

Por su parte, el portavoz de la diplomacia estadounidense, Ned Price, dijo que lo ocurrido fue “una violación descarada del derecho internacional”, y que su país le manifestó el martes a Rusia el malestar que causó el incidente. Afirmó que la embajadora de Estados Unidos en Moscú, Lynne Tracy, transmitió un “fuerte mensaje” al Ministerio de Relaciones Exteriores ruso. A su vez, la OTAN informó a sus aliados sobre lo ocurrido.

Sin embargo, el Ministerio de Defensa de Rusia negó en un comunicado que haya existido un contacto entre sus aviones caza y el dron derribado. “Como resultado de una maniobra brusca, el avión no tripulado estadounidense entró en barrena, con pérdida de altitud, y se estrelló contra el agua. Los pilotos rusos no atacaron la aeronave no tripulada estadounidense y en ningún momento entraron en contacto con ella. Los elementos regresaron a salvo al aeródromo”, manifestó el ministerio, según informó la agencia Sputnik.

De acuerdo con el comunicado, la aviación rusa se vio obligada a enviar sus cazas a la zona porque el MQ-9 violó la frontera del espacio aéreo que utiliza Rusia en el marco de su “operación militar especial” en Ucrania.

El dron derribado, el Reaper MQ-9, también llamado Predator B, comenzó a utilizarse en 2007 y es uno de los primeros drones con capacidad de entrar en combate. Sin embargo, fue diseñado también para realizar tareas de vigilancia durante largo tiempo y a gran altura. Puede volar durante 30 horas, o unas 23 si está cargado con armas. Tiene la apariencia de un avión y puede volar a una velocidad máxima de 480 kilómetros por hora.

Según informó Efe, el modelo tiene varias actualizaciones, y puede llevar hasta ocho misiles aire tierra AGM-114 Hellfire, que son capaces de destruir carros de combate, aviones y helicópteros. También son capaces de incorporar un radar especializado y distintos tipos de cámaras de video. Se trata de un aparato que mide 11 metros de largo y pesa 2.200 kilos.

Por su parte, el caza Su-27 es un avión de guerra de fabricación soviética que entró en servicio en 1990, y que puede transportar armas convencionales y nucleares. Es utilizado por los dos bandos desde el inicio de la guerra en Ucrania, y también lo usan los ejércitos de, entre otros, China, India, Indonesia, Kazajistán, Bielorrusia, Angola y Etiopía.