Tras las fuertes tensiones, los saqueos y los choques con la Policía que hubo en las principales ciudades francesas desde el jueves de la semana pasada, cuando los sindicatos lanzaron una nueva ola de movilizaciones contra la reforma jubilatoria que eleva la edad de jubilación de 62 a 64 años y aumenta los años de aporte para acceder a una pensión completa, la movilización de este martes transcurrió en general en calma.
De acuerdo con lo que informó el diario parisino Le Figaro, los manifestantes fueron menos numerosos que la semana pasada: el Ministerio del Interior contabilizó este martes alrededor de 740.000 en todo el país, casi 100.000 en París, una cifra muy inferior a la del jueves, cuando se movilizaron más de dos millones en todo el país y 450.000 en la capital.
Para prevenir cualquier tipo de incidente en las movilizaciones del martes, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, había anunciado un operativo de seguridad “inédito”, con el despliegue de 13.000 policías y gendarmes en todo el territorio, 5.500 sólo en París. Pero medios franceses informaron que las 258 manifestaciones transcurrieron en paz, salvo algunas excepciones puntuales.
En París se produjeron decenas de detenciones cuando un grupo de radicales chocó con la Policía y algo similar pasó en Marsella, Nantes, Rennes, Lyon y Toulouse. La movilización del martes, convocada por las principales centrales sindicales del país, además de otros gremios y organizaciones sociales, llegaba con el ambiente especialmente caldeado, dada la negativa del presidente francés, Emmanuel Macron, a la propuesta de los sindicatos de buscar una mediación para salir de la crisis social.
De acuerdo con lo que informó el portal español Público, Macron no está dispuesto a dejar sin efecto la reforma como le piden los sindicatos y a pesar del costo político que puede significar para él, pero considera que puede haber un diálogo directo en otros puntos. “No hacen falta mediadores”, expresó el martes de manera contundente el portavoz del gobierno, Olivier Véran, luego de una propuesta lanzada por los principales dirigentes sindicales del país.
El portavoz del gobierno puntualizó que Macron está dispuesto a recibir a los representantes sindicales después de que el Consejo Constitucional dé por válida la reforma, pero no discutirá sobre el retraso de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.
Olivier Véran dejó en claro que el Ejecutivo que lidera Macron apuesta, mientras el Consejo Constitucional evalúa el texto de la reforma, por “discutir con las fuerzas vivas para avanzar, no para volver hacia atrás con lo que ya se ha adoptado”.
Ante este planteo, el secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo, Laurent Berger, dijo que ni él ni los líderes de las otras centrales de trabajadores se sentarán a dialogar si la edad de jubilación está excluida de la discusión.
De forma paralela a las manifestaciones, en París los recolectores de basura están en huelga desde hace 23 días, pero anunciaron que levantarán su medida a partir del miércoles, “por responsabilidad”, según afirmaron en un comunicado sindical. Los recolectores parisinos aseguraron de todas maneras que, pese a reanudar sus tareas de movilización, “no han terminado”, a la vez que agradecieron el apoyo recibido de la población a pesar de las molestias causadas. Se estima que desde que decretaron su medida alrededor de 10.000 toneladas de basura se acumularon a lo largo de los días en las calles de la capital francesa.