En una conferencia de prensa realizada este jueves en La Habana, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossío, rechazó por “mendaz e infundada” la información publicada en la prensa de Estados Unidos sobre un presunto acuerdo entre Pekín y La Habana para instalar una base de espionaje china en la isla.

“El periódico estadounidense The Wall Street Journal publicó el 8 de junio una información totalmente mendaz e infundada según la cual existe un acuerdo entre Cuba y China en materia militar para la instalación de una supuesta base de espionaje”, dijo el representante del gobierno que encabeza el presidente Miguel Díaz-Canel, declaración que fue consignada por AFP.

Según el periódico económico con sede en Nueva York, que realizó su informe citando fuentes anónimas del gobierno estadounidense, el acuerdo secreto entre las autoridades cubanas y chinas prevé la instalación de una estación de escuchas telefónicas en la isla caribeña, situada a aproximadamente 200 kilómetros de la costa del estado de Florida, donde se encuentran importantes bases militares estadounidenses.

La información, difundida por The Wall Street Journal y replicada por la cadena CNN, indicaba que la instalación permitiría a Pekín recopilar comunicaciones de las bases militares estadounidenses localizadas en el sureste de Estados Unidos, así como monitorear el tráfico de barcos y aeronaves. Citando a funcionarios estadounidenses familiarizados con información de inteligencia confidencial, la nota del Wall Street Journal dice que los dos países llegaron a un acuerdo preliminar según el cual la nación asiática le pagaría al gobierno de La Habana “varios miles de millones de dólares” por el derecho a construir y operar la base en territorio cubano. Ni bien se conoció la presunta noticia, el senador demócrata por Nueva Jersey Robert Bob Menéndez, nacido en Nueva York hace 69 años, de padres cubanos, quien actualmente preside el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, dijo, citado por la agencia Reuters, que, de ser cierto el informe, el pacto entre China y Cuba constituiría “un ataque directo a Estados Unidos”.

Pero poco después el gobierno estadounidense afirmó que la información publicada por el diario no era “exacta”.

“He visto ese artículo de prensa. No es exacto”, declaró el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, en declaraciones a la cadena MSNBC.

“Hemos tenido preocupaciones reales sobre la relación de China con Cuba y hemos estado preocupados desde el primer día del gobierno por las actividades de China en nuestro hemisferio y en todo el mundo”, agregó el funcionario.

Kirby dijo también que el gobierno de Estados Unidos está “monitoreando de cerca el asunto y tomando medidas para contrarrestarlo” y que “sigue confiando en que puede cumplir con todos sus compromisos de seguridad en casa y en la región”.

Por su parte, un portavoz de la embajada china en Washington dijo a Reuters que no tenían conocimiento alguno del caso, y, por lo tanto, “no podemos hacer comentarios en este momento”.

En su declaración en la capital cubana, el canciller Fernández de Cossío subrayó que, en calidad de país firmante de la Declaración de América Latina y el Caribe como zona de paz suscrita en 2014, Cuba “rechaza toda presencia militar foránea” en esta región, “incluidas las numerosas bases y efectivos militares de Estados Unidos”, como la de Guantánamo, situada en el sureste del territorio cubano.

El representante del gobierno dijo que “calumnias de este tipo se han fabricado con frecuencia por funcionarios de Estados Unidos, aparentemente familiarizados con información de inteligencia”.

Fernández de Cossío mencionó como ejemplo los “supuestos ataques acústicos contra personal diplomático estadounidense” en La Habana, que llevaron en 2017 al retiro de casi todo el personal de su embajada en esta capital, pese a que tales acusaciones nunca se pudieron probar.

El canciller citó además “la falsedad sobre una inexistente presencia militar cubana en Venezuela”. El funcionario dijo que estas “falacias” son promovidas con la “pérfida intención de justificar el recrudecimiento sin precedentes del bloqueo (estadounidense), la desestabilización y la agresión a Cuba”.