Un pesquero con varios centenares de personas a bordo se hundió este miércoles en aguas internacionales a unos 87 kilómetros de la ciudad griega de Pilos, en la región del Peloponeso.

Según el diario griego Ta Nea, el barco trasladaba alrededor de 500 migrantes, aunque algunos medios hablaban de 700. En la tarde del miércoles habían sido rescatadas 104 personas y otras 79 murieron en el naufragio ocurrido en el mar Jónico, de acuerdo con las autoridades. La Guardia Costera griega comunicó que lanzó “una amplia operación de búsqueda y rescate” para localizar más sobrevivientes.

Según informó el portal Europa Press, el barco había partido de la ciudad de Tobruk, en Libia, y tenía como destino Italia. La Guardia Costera manifestó que las autoridades fueron notificadas el martes sobre la presencia en la zona de una embarcación “con un gran número de extranjeros a bordo”. El barco fue detectado por un avión de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) y por dos buques que informaron que no pidió asistencia.

“Durante la tarde [del martes], un barco de la Guardia Costera se acercó a la embarcación para entregar alimentos, pero los extranjeros rechazaron los suministros y cualquier otra asistencia”, informaron las autoridades y agregaron que los migrantes manifestaron su voluntad de seguir viaje hacia Italia. De todos modos, las autoridades griegas se mantuvieron “cerca de la embarcación para la posible entrega de ayuda”.

A primera hora del miércoles, “la embarcación de pesca volcó y posteriormente se hundió, tras lo que inmediatamente se ha puesto en marcha una amplia operación de búsqueda y rescate”, comunicó. En esos operativos participaban una decena de embarcaciones, una fragata de la Armada, un helicóptero y un dron de Frontex, y el miércoles estaba previsto que continuaran sus tareas durante toda la noche, informó la agencia de noticias Efe.

El primer ministro interino de Grecia, Ioannis Sarmás, declaró tres días de duelo nacional “con el pensamiento en todas las víctimas de los despiadados traficantes que se aprovechan de la desesperación humana”. A su vez, la presidenta griega, Katerina Sakellaropoulou, tenía previsto este miércoles viajar a Kalamata, una ciudad de la región del Peloponeso que se encuentra a 250 kilómetros de Atenas, a cuyo hospital serían trasladados los migrantes rescatados.

Por su parte, el líder de la oposición, el ex primer ministro Alexis Tsipras, dijo que lo ocurrido “captura de la manera más trágica la desesperación de los solicitantes de asilo en Europa”. “El momento nos pide que pongamos por delante la humanidad y apoyemos a los supervivientes del naufragio, al tiempo que extendemos todos los esfuerzos para localizar a los desaparecidos”, agregó el dirigente izquierdista.

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, dijo por intermedio de su portavoz, Stéphane Dujarric, que “este es otro ejemplo más de la necesidad de que los estados miembros se unan y creen vías ordenadas y seguras para la gente que se ve forzada a huir [...], para salvar vidas en el mar y reducir los viajes peligrosos”. El funcionario se declaró “horrorizado” con lo sucedido. Según Dujarric, Guterres insistió en que “toda persona que busca una vida mejor necesita dignidad y seguridad”.

También agencias especializadas de la ONU reaccionaron ante esta tragedia. Para la Organización Internacional para las Migraciones, hechos como este “refuerzan la urgencia de que haya acciones concretas y completas de los estados” de la Unión Europea para que existan “vías seguras y regulares” para poder llegar a Europa sin arriesgar la vida.

También el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) manifestó en un comunicado: “Necesitamos más vías seguras para la gente que se ve obligada a huir. No deberían verse abocadas a decisiones imposibles que les pueden costar la vida”. Agregó que “estas muertes trágicas en el mar son evitables”.

Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, desde Chile, donde se encuentra de gira, se declaró “profundamente apenada” por lo ocurrido y llamó a “seguir trabajando” dentro de la Unión Europea y con terceros países para “prevenir este tipo de tragedias”.