El castillo de Mimi, ubicado en la ciudad moldava de Bulboaca, a 40 kilómetros de Chisináu, la capital del país, fue la sede este jueves del segundo encuentro de la Cumbre Política Europea, un espacio diplomático de debate y estrategia sobre el futuro del continente, que había tenido su sesión inicial en octubre del año pasado en Praga.
En esta ocasión, como en la primera, uno de los temas centrales tratados por los más de 40 jefes de Estado presentes en el cónclave fue la guerra entre Ucrania y Rusia. Sobre esta cuestión el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se mostró satisfecho por el “poderoso apoyo” de sus aliados cuando se supo que los aviones de combate F-16 podrían estar disponibles para su ejército dentro de seis meses.
Al cerrar la conferencia, el mandatario ucraniano habló de la importancia de terminar con supremacía de Rusia en los combates aéreos con un “escudo del cielo” con una combinación de misiles Patriot y de aviones F-16.
“Los Patriots demostraron al mundo que pueden derribar cualquier tipo de misil ruso. Nuestra propuesta es construir un escudo en el cielo sobre el continente europeo. Es importante construirlo para toda Europa, comenzando por nuestro territorio”, dijo Zelenski durante una conferencia de prensa que ofreció en Chisináu. Mientras las fuerzas rusas prosiguen sus ataques aéreos sobre Kiev, la capital ucraniana, y después de que en la madrugada del jueves una niña de 11 años, su madre y otra mujer murieran como consecuencia de los bombardeos con misiles, Zelenski dijo que la “protección de nuestros cielos” es vital porque, ante todo, protegería al pueblo de Ucrania y a “nuestros niños”.
Por otra parte, Zelenski aprovechó el encuentro del jueves para seguir presionando a los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para que acepten el ingreso de su país en la alianza militar. El presidente ucraniano dijo que en la próxima cumbre de la OTAN, que se realizará en julio en Vilna, la capital de Lituania, “se necesita una clara invitación y garantías de seguridad de los países miembros sobre Ucrania en su camino hacia la membresía”.
El portal France 24 informó que algunos gobiernos sugirieron que países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania y otros envíen tropas a Ucrania después de la guerra, de la misma manera que la OTAN ofrece seguridad a los estados miembros que tienen fronteras con Rusia.
Sin embargo, aún persisten divisiones entre los miembros de la alianza por el temor a que un movimiento en ese sentido pueda acercar a la organización a una confrontación directa con el país liderado por Vladimir Putin.
En el encuentro del jueves en Moldavia también estuvo latente la nueva escalada de tensiones entre Serbia y Kosovo que comenzó la semana pasada, aunque sin ningún avance.
El País de Madrid informó que el presidente serbio, Aleksandar Vucic, y su homóloga de Kosovo, Vjosa Osmani, se mostraron este jueves en Moldavia inamovibles en su postura respecto del conflicto. En un contacto con medios de prensa, la presidenta kosovar atacó al gobierno de Belgrado, al que acusó de desestabilizar la situación al no reconocer su independencia y de apoyar la violencia en las manifestaciones que se están dando en las regiones del norte de Kosovo, donde la población serbia es mayoritaria.
Vucic, por su parte, dijo que la mandataria de Kosovo no se quiso reunir con él luego de la propuesta formulada por Luxemburgo. A la vez, el presidente serbio exigió la retirada de los “presuntos alcaldes” del norte de Kosovo y cuestionó la presencia de la Policía que, a su juicio, alimentó la conflictividad.
Otro conflicto en curso que también tuvo su lugar en la cumbre del jueves en Moldavia fue el de Armenia y Azerbaiyán sobre el enclave de Nagorno-Karabaj.
El primer ministro armenio, Nikol Pashynian, se reunió con el presidente azerí, Ilham Aliyev, con la mediación de la Unión Europea (UE), para tratar de acercar posturas de cara a una posible firma de un acuerdo de paz. En el encuentro participaron el presidente francés, Emmanuel Macron, el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel.
Antes de la reunión, Michel confió en que los dirigentes, cuyos países llevan décadas enfrentados por el enclave situado dentro de territorio azerí, pero poblado por armenios, confirmen su disposición política mutua de “normalizar las relaciones”.