El debate que tuvieron este lunes el actual presidente español, el socialista Pedro Sánchez, y el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, fue quizá más ríspido de lo esperado, con permanentes interrupciones y con acusaciones mutuas, aunque en el resumen final de las casi dos horas del cara a cara, el político opositor parece haber salido mejor parado que su oponente. Las opiniones en ese sentido son prácticamente unánimes, más allá de las simpatías políticas.
El tono durante los cuatro bloques temáticos del debate fue duro y en general Núñez Feijóo apareció más calmado que Sánchez, que en varias ocasiones quedó en cierta medida descolocado por algunos datos erróneos que lanzó la máxima figura del PP.
La economía y la política de vivienda fueron uno de los primeros aspectos en los que los contendientes chocaron abiertamente. Como suele suceder en este tipo de debates mano a mano, las propuestas casi no existieron, en medio del duelo dialéctico que por momentos se centró en los pactos de gobierno que cada uno atribuye al otro.
En este terreno, Sánchez en todo momento sacó a relucir el caballito de batalla de su campaña: que gane el PP y que termine gobernando con los ultraderechistas de Vox, a los que el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) calificó sucesivamente de “machistas”, “negacionistas” y “franquistas”. Núñez Feijóo no hizo referencia a ningún acuerdo con Vox, sino que pidió a los electores el voto para el PP.
El político gallego además acusó a Sánchez de haber gobernado con el “brazo político de ETA”, en referencia al partido independentista vasco EH Bildu. Además, Feijóo recordó que justamente este lunes se cumplían 26 años del secuestro y posterior asesinato a manos de ETA del concejal del PP Miguel Ángel Blanco. Ante esto, Sánchez enumeró a varios dirigentes de Vox que gobiernan junto al PP en algunas comunidades autónomas, mientras desafiaba a Núñez Feijóo a mencionar dirigentes de EH Bildu que integren el gobierno que dirige el PSOE. “Puede dar los nombres que quiera, pero el señor Otegi [líder de Bildu] es alguien que conoce toda España y al señor Junqueras [referente del independentismo catalán] también todo el mundo lo conoce. ¿Por qué no debate conmigo y deja a Abascal [líder de Vox] fuera de todo el debate?”, respondió Núñez Feijóo.
Intentando zanjar la cuestión de los acuerdos con otras formaciones, el candidato del PP sacó un documento en el que le ofrecía a Sánchez firmar un acuerdo en el que ambos, como líderes de los dos principales partidos, se comprometían ante todos los ciudadanos a “facilitar la formación de gobierno en España por parte de aquel que obtenga un mayor respaldo electoral”. “¿Se abstendrá usted?”, preguntó Núñez Feijóo luego de firmar el documento. El dirigente insistió varias veces a lo largo del debate con el tema y calificó de “histórica” la oportunidad, pero Sánchez lo ignoró en todo momento.
De acuerdo a lo que consignó el diario El Mundo, frente a los embates de su adversario Sánchez quiso dar un golpe de efecto hablando sobre su honradez. “No soy perfecto, he tenido un mandato difícil, con una pandemia y una guerra en las puertas de Europa, pero soy un político limpio”, dijo. El candidato socialista se declaró “en condiciones” de justificar “hasta el último céntimo de su cuenta corriente”. Posteriormente, lanzó una sombra de sospecha sobre los ingresos de Núñez Feijóo y si percibe “sobresueldos” por parte del PP, algo que, agregó, es “bastante común” en el partido.
En el cierre del debate, cada candidato tuvo un minuto para enviar un mensaje a la ciudadanía. En este espacio, Sánchez insistió con el posible acuerdo entre el PP y Vox y dijo que, si no se vota al PSOE, el nuevo gobierno “puede acabar con una España moderna” y con el aumento de las pensiones o las políticas de igualdad de género. Sánchez dijo que en las elecciones del 23 de julio “nos estamos jugando por primera vez si España continúa avanzando o si nos meten, el señor Abascal y el señor Feijóo, en un túnel del tiempo tenebroso donde vaya usted a saber dónde terminamos”.
Por su parte, Núñez Feijóo dijo que pretende huir de los extremos “que no saben gobernar ni saben gestionar”. “No les voy a mentir a los españoles”, expresó. Tras recordar sus cuatro mayorías absolutas en la Junta de Galicia, el líder del PP terminó diciendo: “Sólo pretendo ser un político útil”.