“No soy libre porque el sistema haya funcionado, sino por declararme culpable de hacer periodismo. Me declaré culpable de buscar información de una fuente”. El fundador de Wikileaks, Julian Assange, ha roto su silencio tres meses después de quedar en libertad y volver a su Australia natal tras años encarcelado o encerrado en la embajada de Ecuador por la persecución judicial en Estados Unidos por la revelación de documentos clasificados a través de esa plataforma. Assange fue invitado por la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa, que este martes debatió una resolución sobre las implicaciones de su caso en los derechos humanos.
Assange comenzó haciendo un relato de lo duros que han sido los últimos años de su vida, primero asilado bajo el gobierno de Rafael Correa para evitar ser extraditado a Suecia, donde estaba acusado de delitos sexuales, y después encarcelado en una prisión de máxima seguridad en Londres, donde fue detenido en nombre de Estados Unidos, que había solicitado su extradición. Allí permaneció cinco años hasta que llegó al acuerdo para su liberación con ese país, que lo acusaba de alentar y ayudar al exsoldado Chelsea Manning a robar los archivos militares. Por los 18 cargos que le atribuían se enfrentaba a hasta 175 años de cárcel.
La comparecencia de Assange ha sido un alegato por la libertad de prensa. “Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”, ha lamentado el fundador de Wikileaks, que ha advertido que “la represión trasnacional no se puede convertir en la norma”, en referencia a la persecución de Estados Unidos, que lo llevó a estar bajo la lupa de las autoridades de distintos países.
“Los periodistas no deben ser perseguidos por hacer su trabajo, el periodismo es el pilar de nuestra sociedad”, dijo Assange en un momento de su intervención en el que provocó el aplauso de los diputados presentes en la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa, donde están representados 46 países del continente. Assange hizo referencia a los informadores que mueren en conflictos, entre los que citó el de Ucrania o Gaza: “Es preocupante que la alineación política y geopolítica de las organizaciones de medios de comunicación haga que no cubran a esas víctimas o que cubran sólo a determinadas víctimas. Es una ruptura de la solidaridad periodística”.
“Espero que mi testimonio de hoy sirva para poner de relieve los puntos débiles de las salvaguardias existentes y ayudar a aquellos cuyos casos son menos visibles, pero que son igual de vulnerables”, defendió durante su intervención, en la que habló de forma pausada y con varias interrupciones por carraspeos y para beber agua.
El viaje de Assange a Estrasburgo ha sido su primera salida de Australia desde que volvió tras alcanzar el acuerdo con Estados Unidos, que implica que no pueda pleitear por el acoso al que ha sido sometido durante estos 14 años, cuando Wikileaks publicó miles de cables diplomáticos con información relevante que sacó a la luz irregularidades militares estadounidenses en Irak y Afganistán. Allí empezó su persecución judicial, que lo llevó a estar encerrado durante más de una década. Ahora, ha dicho, tiene que “readaptarse” a la vida en libertad.
Este artículo fue publicado originalmente en elDiario.es.