A lo largo de 2024 los ataques lanzados por Israel sobre la Franja de Gaza continuaron y fueron permanentes. El conflicto, además de causar más de 45.000 muertes y una situación humanitaria catastrófica en ese territorio palestino, incluyó enfrentamientos con Hezbolá en Líbano, con milicias en Siria y con Irán.

Sobre lo que ocurrió y lo que puede ocurrir en la región, la diaria conversó con Ezequiel Kopel, periodista especializado y autor de libros como La disputa por el control de Medio Oriente. Desde la caída del Imperio Otomano hasta el surgimiento del Estado Islámico y Medio Oriente, lugar común. Siete mitos alrededor de la región más caliente del mundo.

¿Cómo puede caracterizarse la situación en la Franja de Gaza ahora, después de casi 15 meses en los que se ha hablado de limpieza étnica, genocidio, intenciones de avanzar en colonizar territorios o de arrasar parte de ese territorio bajo el argumento de garantizar la seguridad a Israel? ¿Ante qué situación estamos?

Creo que estamos en un momento de poca esperanza. Si viajara al pasado, un año atrás, hubiese creído que algunas cosas iban a estar mejor. Pensaba que la población israelí iba a ser más dura con respecto al liderazgo de [el primer ministro de Israel, Benjamin] Netanyahu, que iba a ser más crítica con sus decisiones. Me parece que el pueblo israelí quedó en cierta medida secuestrado en la dinámica de la guerra, en la que se aglomera como una especie de bloque con respecto a sus enemigos. Las críticas internas o las críticas incluso al accionar de su ejército en Gaza o a la estrategia que tiene el gobierno de Israel han quedado completamente tapadas.

Se discute si estamos ante una limpieza étnica, ante un genodicio. ¿Tenés una posición tomada?

Mi opinión personal es que sin duda Israel está realizando, o realizó, lo que anunció uno de los más importantes periodistas de uno de los más importantes diarios israelíes, que dijo que está casi completa “la evacuación del norte de Gaza”. Me parece que en cuanto a una limpieza étnica, no hay dudas. En cuanto a un intento de genocidio, me parece que las acusaciones son serias. No quiero escapar a la cuestión; creo que las acusaciones son serias y que eso va a quedar mucho más claro en los meses que están por venir.

Creo que Israel tiene el deseo de quedarse por un largo tiempo en la Franja de Gaza y que lo que está por verse es si el establishment militar, el establishment de seguridad, se impone sobre la nueva vanguardia del Estado de Israel, que es el movimiento nacional colono.

Para mí, se contó bastante mal o de forma imprecisa el arribo de la extrema derecha israelí al gobierno, y lo que llegó al gobierno es el movimiento nacional colono y sus vertientes más controvertidas. Estamos en esa especie de situación de huracán en la que no se ve mucho horizonte o mucha esperanza hacia otra cosa.

Me parece que hay una puja entre el movimiento nacional colono y el establishment militar para ver si se coloniza o no se coloniza Gaza, si se vuelven a establecer asentamientos o no, y que esa puja el ejército la puede llegar a perder.

¿Este posible avance colonizador abarcaría sólo a Gaza o también impactaría en Cisjordania, Líbano o Siria?

Creo que en el caso de la colonización de Cisjordania, donde vive cerca del 8% de la población israelí, hay una cohesión nacional en Israel. Todos los ministerios del gobierno participan. El proyecto de la colonización de Cisjordania es lo que yo llamo el proyecto nacional israelí más importante de los últimos 50 años.

En Cisjordania no hay duda de que el proyecto israelí es [conseguir] la mayor cantidad de territorio con la menor cantidad de árabes dentro. Lo que está ahora en juego es si Gaza vuelve al sistema de Cisjordania, por decirlo de alguna manera. Pero, a la vez, hay ciertas acciones que Israel ha hecho en Gaza, como por ejemplo, la limpieza étnica del norte, que muchos representantes del movimiento nacional colono están proponiendo para ciertas zonas de Cisjordania.

Es decir, la colonización de Cisjordania es un proyecto nacional en el que muchos participan -y muchos de ellos lo hacen por omisión, porque deciden no saber lo que pasa ahí-; en eso está cohesionada la sociedad israelí. No hay un deseo mayoritario de abandonar Cisjordania.

Con respecto a Líbano, yo creo que hay una cohesión en no colonizar. Creo que está por verse qué va a pasar en las alturas del Golán, donde Israel, luego de que cambiase el gobierno en Siria, tomó ciertas acciones unilaterales. Si bien Israel dijo que lo hizo por cuestiones de seguridad, ya quedó de manifiesto durante muchas décadas que las cosas que empiezan por cuestiones de seguridad luego terminan siendo hechos en el terreno para siempre.

¿Se puede decir que estamos ante una guerra regional o se trata de un conflicto de Israel con algunos países, por un lado, y, por otro, ocurren procesos como la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria?

A principios de la guerra yo dije que todo el mundo estaba viendo a Israel como atacado desde varios lugares, y que Israel iba a aprovechar esta oportunidad para rediseñar un poco el mapa regional o las amenazas regionales. Está claro que está operando contra diferentes enemigos en diferentes latitudes: se puede hablar de las milicias chiitas en Siria, Hezbolá en Líbano, Hamas en Gaza, los hutíes en Yemen. Pero yo no la llamaría una guerra regional porque estamos hablando de que el único país propiamente dicho que está detrás de esto es Irán. Después tenemos milicias, guerrillas, partidos políticos-milicias, como Hezbolá, etcétera. Si fuese una guerra regional, yo creo que Israel hubiera actuado distinto. Para mal o para bien.

Es una guerra en la que Israel se enfrenta a enemigos de diferentes lugares y que el único que lo preocupó ciertamente ha sido Irán. Se vio esa preocupación cuando Irán atacó a Israel con misiles y drones. La preocupación y las acciones israelíes fueron diferentes a las que tuvo ante otros enemigos.

La naturaleza de su amenaza también le permitió a Israel tomarse su tiempo para hacer cada cosa. Le tomó un año para, por decirlo sin entrar en términos más controvertidos, terminar la amenaza de Hamas en Gaza. Después de un año, dado que las amenazas en otras latitudes no eran tan fuertes, pudo concentrarse en Hezbolá en Líbano. Si hubiera sido un conflicto regional, esto no hubiera sido posible.

En enero tenés previsto dar un taller sobre lo que se viene para 2025 en Medio Oriente. ¿Qué es lo que se puede prever con más claridad?

Para mí lo que se viene es como una nueva vanguardia. Durante mucho tiempo vimos una vanguardia que pretendió emerger durante la Primavera Árabe, unida bajo el dinero qatarí y las ideas de Turquía. Se decía que lo que se venía luego de las revoluciones árabes era el islamismo y que era imparable.

Eso durante mucho tiempo pareció derrotado y las que parecían surgir eran las dictaduras fuertes sostenidas por el dinero de las monarquías del golfo, que vieron que la llegada del islamismo podía ser una amenaza. Me parece que a partir de 2013 esto va en caída.

A partir de la toma del poder de los rebeldes islámicos -o con sabor islámico- en Siria, se ve que Turquía se ha movido de un modo paciente y quiere volver a reclamar una vanguardia. Quiere volver, no digo a dominar todo Medio Oriente, pero sí a comandarlo o digitarlo como también pretendió durante mucho tiempo Irán. Este cóctel se ve mucho más preocupante cuando se comprueba que en el asiento del principal conductor mundial va a estar Donald Trump.

Me parece que la presidencia de Joe Biden en cuanto a Medio Oriente ha sido una decepción y un fracaso total. Recordemos que un importante asesor militar estadounidense dijo: “Medio Oriente está completamente tranquilo en este momento”, y luego pasó el 7 de octubre [los ataques de Hamas contra Israel que dejaron 1.200 muertos y 240 secuestrados, y a partir de los que Israel lanzó la ofensiva en Gaza]. Pero la llegada de Trump no augura algo mejor. Por lo que se está viendo, creo que todos están tratando de solidificar su mano -en el sentido de un juego de cartas- ante la llegada del nuevo hegemón.

Trump puede permitir incluso que [el presidente turco, Recep Tayyip] Erdoğan, avance sobre los aliados de Estados Unidos, que avance sobre los kurdos que Estados Unidos sostiene en Siria. Es posible que permita que Netanyahu vuelva a colonizar el norte de Gaza, la limpieza étnica del norte de Gaza, que se profundice el intento de genocidio en Gaza. La llegada de Trump -estoy haciendo futurología y claramente me puedo equivocar- no hace prever que lo que venga sea mucho mejor, sino que todos estos actores complicados estén mucho más potenciados.

¿En qué lugar deja este conflicto a los ámbitos de gobernanza internacional, en particular a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que no ha podido incidir más, que ha sido cuestionada?

Yo creo que a pesar de todo lo que se ha dicho de ellos, los organismos internacionales han demostrado una interesante independencia y un interesante accionar. Por supuesto, hay críticas en cuanto a su tiempo de acción.

También parece que Israel se está enfrentando a una especie de pirámide judicial que nunca esperó o que no esperó de tal magnitud. Quedó claro cuando Israel mandó a investigar las posibles violaciones contra prisioneros en sus cárceles, en una intención de investigarse a sí mismo para evitar que lo hagan otros, los tribunales internacionales. Esto reveló un incipiente miedo israelí a los tribunales internacionales.

Creo que lo que se está viendo es cierto límite en el accionar de estos organismos internacionales, incluso en decisiones en las que un tribunal internacional pide el arresto de Netanyahu. Estos tribunales no tienen una policía propia que vaya a arrestar a una persona, necesitan la colaboración de los Estados firmantes en sus tratados.

Pero a Israel no le gusta esto. Gran parte de lo que ha podido desarrollar en cuanto a la colonización de Cisjordania y la ocupación tuvo que ver principalmente con que no tuvo nunca una consecuencia internacional.

Yo creo que hoy se ve poco, pero una condena masiva de los tribunales internacionales, la ONU, el Tribunal Internacional de Justicia, la Corte Penal Internacional, etcétera, van armando algo que se vincula con lo que hizo hace mucho tiempo Mahmud Abbas, el líder palestino (y que todos subestimamos), para que Palestina ingrese a esos organismos. Es algo que hoy parece que no tiene resonancia, pero en el futuro puede ser mucho más fuerte.

¿Hay algún otro factor que sea clave?

Creo que en este escenario hoy se ve muy fuerte a uno y muy débil a otro. Por ejemplo, muchos hablamos de que lo que Irán denominó el “eje de la resistencia”, como un anillo de fuego que trató de desarrollar alrededor de Israel para disuadir a Israel de atacarlo, y que incluye a Hezbolá y a las milicias chiitas en Siria. Si bien hoy se ve como derrotado, golpeado, yo no lo daría por completamente muerto. En su pasado, Irán ha demostrado una capacidad para establecer un gran brazo estratégico en la región con muy poco. Si bien en este momento puede parecer todo muy claro, unos derrotados y otros victoriosos, en Medio Oriente las cosas cambian demasiado rápido para tener algún tipo de dictamen completo o final. Estamos ante el desarrollo de un nuevo mapa, y con la llegada de Trump lo vamos a ver más claro.