Después de reunirse con varios partidos en la sede del gobierno francés, el presidente Emmanuel Macron dijo este martes que quiere designar un primer ministro “dentro de las 48 horas” y cubrir así el lugar que dejó vacante Michel Barnier, informó la prensa francesa.

Barnier se vio obligado a renunciar al cargo después de que se aprobara en el Parlamento una moción de censura en su contra, respaldada por los votos de legisladores de izquierda y del partido ultraderechista Agrupación Nacional.

Si bien Macron no tiene un plazo para designar al sucesor de Barnier, sí tiene otros problemas que complican las negociaciones: las exigencias de los distintos partidos con los que está dispuesto a dialogar. Desde el lunes, el presidente francés inició los contactos con el objetivo de que el futuro primer ministro tenga una estabilidad que no quede atada al apoyo de la ultraderecha, que no fue convocada a estas negociaciones.

También la izquierda de Francia Insumisa está ausente en las reuniones, en este caso porque considera que el presidente debería renunciar. Le reprocha que si bien la alianza encabezada por Francia Insumisa, e integrada también por el Partido Socialista, el Partido Comunista y los Ecologistas, llamada Nuevo Frente Popular (NFP), fue la más votada en las elecciones parlamentarias (sin alcanzar la mayoría absoluta), Macron se negó a designar un primer ministro de esa coalición. En Francia es tradicional que ese cargo sea ocupado por un dirigente del partido que gana las legislativas.

Pese a esta crisis política y los pedidos de renuncia de Francia Insumisa y otros sectores, el presidente ha dicho que se propone seguir en el cargo hasta el final de su mandato. Sin embargo, desde su entorno dijeron al diario francés Le Monde que esa es la expresión de la voluntad del gobernante, no un compromiso asumido.

Para el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, Macron “instrumentaliza” a los aliados de ese partido, informó el periódico Libération. El dirigente advierte contra la desunión de la izquierda. “Si el NFP es destruido por la alianza de nuestros socios con Macron, sabemos lo que nos costará. Necesitamos que el NFP continúe”, dijo Mélenchon en un encuentro con activistas. “¿Quién piensa que puede ganar un solo escaño sin nosotros?”, agregó mientras sus aliados se reunían en la sede del gobierno.

Según informó France 24, a la salida del encuentro con Macron, la diputada ecologista Marine Tondelier dijo que el presidente insistió en que “la solución no puede basarse en un acuerdo con la Agrupación Nacional” y que, para que esto sea posible, el gobierno tiene que contar con el apoyo de al menos un partido del NFP. Otro participante en estas reuniones, el líder del Partido Comunista, Fabien Roussel, dijo que se discutió sobre acuerdos programáticos que permitieron acercar las posiciones del gobierno y la izquierda.

A las dificultades para llegar a acuerdos en torno a las políticas que llevará adelante el nuevo gobierno se suman también otras que tienen que ver con condiciones que los distintos partidos imponen al perfil del próximo primer ministro.

Al igual que otros sectores de izquierda, los socialistas no aceptan que se designe en ese cargo a un dirigente de derecha, y así lo ratificó el viernes su líder, Olivier Faure. “Queremos seguir una política de izquierda, con un primer ministro de izquierda. No queremos asegurar la continuidad del macronismo”, dijo.

Otro posible socio del gobierno, el partido derechista Los Republicanos (al que pertenecía el ex primer ministro Barnier), también había puesto condiciones a un acuerdo. Este martes, el líder de su bancada en la Cámara de Diputados, Laurent Wauquiez, dijo que había posibilidades de que su partido llegara a un pacto de no censurar al futuro primer ministro y su gabinete, pero descartó un “contrato de gobierno”.

El viernes, según informó BFMTV, Macron había mostrado reticencia a nombrar a un primer ministro del Partido Socialista mientras esta organización política se mantenga aliada con Francia Insumisa en el NFP, y también había manifestado que no está dispuesto a desmantelar la reforma jubilatoria que llevó adelante su gobierno, que generó fuertes rechazos y a la que se oponen los socialistas.

Sin referirse a ningún punto en específico, la ecologista Tondelier lamentó después de la reunión que el presidente “no haya cambiado ni una coma en su postura”. Sin embargo, el primer secretario de los socialistas, Olivier Faure, valoró que el encuentro permitió “constatar dónde están los puntos de vista de cada uno” y dijo que “quizá haya una pista de despegue para un método nuevo que permita al Parlamento recuperar todos sus derechos”.