Horas de enorme tensión se vivieron en la tarde del miércoles en La Paz, la capital boliviana, luego de un intento de golpe de Estado liderado por el comandante del ejército, el general Juan José Zúñiga, que mantuvo al país en vilo durante al menos tres horas.

Tras varios días de rumores sobre intentos destituyentes, en las primeras horas de la tarde el presidente Luis Arce Catacora publicó en su cuenta de X: “Denunciamos movilizaciones irregulares de algunas unidades del ejército boliviano. La democracia debe respetarse”.

Poco después, centenares de militares se concentraron en la plaza Murillo, frente al Palacio Quemado, la sede del gobierno, e ingresaron por la fuerza en el edificio.

En ese momento, según se pudo ver en un video difundido por la cadena boliviana Unitel, el presidente Arce increpó a Zúñiga y le exigió que se retirara junto a sus tropas. “Repliegue todas esas fuerzas que tiene ahí afuera”, le ordenó Arce a Zúñiga rodeado de otras autoridades y en presencia de los uniformados leales que acompañaban al mandatario.

Casi de inmediato, Arce destituyó a Zúñiga de su cargo y nombró en su lugar a José Wilson Sánchez Velázquez, cuya primera orden fue que todos los militares que se encontraban desplegados en el centro de La Paz retornaran a sus bases.

Mientras seguía la incertidumbre y la población acudía a los cajeros a retirar dinero y a abastecerse en los supermercados, el fiscal general del Estado, Juan Lanchipa, instruyó al fiscal departamental de La Paz, William Alave, acciones legales tras la intentona golpista liderada por Zúñiga, además de la conformación inmediata de una comisión de fiscales para indagar el caso en profundidad y establecer responsabilidades.

“Debe asumir en el día todas las acciones legales que corresponda para el procesamiento y juzgamiento del o los presuntos autores materiales a título directo, mediato o instigadores y demás partícipes, en los hechos antes descritos”, expresaba la carta enviada por Lanchipa, consignada por el diario paceño La Razón.

Posteriormente, Zúñiga fue detenido, pero instantes antes, frente a las cámaras de televisión, intentó implicar al presidente Arce por su acción golpista.

“El presidente me dijo que la situación estaba jodida y necesitaba algo para levantar su popularidad”, dijo Zúñiga, que no terminó de dar sus explicaciones porque fue arrestado en presencia del viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera.

Cuando la tensión bajó, Arce junto a su vicepresidente, David Choquehuanca, salió al balcón del Palacio Quemado, donde dio un discurso ante la gente que se había reunido frente al edificio situado en el centro de La Paz.

“Han querido sorprendernos y sorprender al pueblo boliviano. Hemos reaccionado y también el pueblo movilizado ha hecho retroceder esta intentona golpista. Nos hemos mantenido aquí en Casa Grande, donde ustedes nos han puesto y los únicos que nos pueden sacar de aquí son ustedes, hermanos y hermanas”, dijo el mandatario.

Arce también saludó a los militares y a los efectivos policiales que se mantuvieron fieles a la Constitución Política y que respetaron al gobierno legítimo del país.

El presidente agregó, además, que su gobierno “nunca” se sintió solo, por lo que agradeció a los movimientos sociales que empezaron a movilizarse contra el golpe de Estado, principalmente en el interior de país. Arce también reconoció la tarea de numerosos gobiernos y organismos internacionales que se pronunciaron de manera rotunda contra el intento de quiebre institucional.

“Hay pronunciamientos de gobiernos amigos que quiero saludar, nadie nos puede quitar la democracia que hemos ganado en las urnas y en las calles con sangre del pueblo boliviano”, sentenció. Los hechos en la capital boliviana generaron numerosas reacciones, entre ellas las del secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro.

“Mis palabras hoy de solidaridad con el gobierno democrático de Bolivia y condena las acciones del ejército de ese país en el marco de la Asamblea de la OEA sobre los acontecimientos en Bolivia”, expresó el funcionario uruguayo.

Por su parte, el jefe diplomático de la Unión Europea, Josep Borrell, manifestó: “La Unión Europea condena cualquier intento de quebrantar el orden constitucional en Bolivia y derrocar a gobiernos elegidos democráticamente y expresa su solidaridad con el gobierno y el pueblo bolivianos”.