La ministra de Presidencia de Bolivia, María Nela Prada, informó que el levantamiento militar del miércoles, encabezado por el comandante del ejército, el general Juan José Zúñiga, no pudo “consumar sus objetivos” porque esperaba refuerzos militares que se demoraron.
“Las unidades de [la ciudad de] Viacha tardaron en llegar, también el personal de la Armada y de la Fuerza Aérea no pudieron llegar”, dijo Zúñiga, al ser interrogado por la Policía, informó la ministra Prada.
Los objetivos del levantamiento, según había declarado el militar, eran “cambiar el gabinete de gobierno”, “restablecer” la democracia y liberar a los “presos políticos”.
En la tarde del miércoles, militares armados avanzaron a pie y con vehículos blindados e ingresaron a uno de los edificios del Poder Ejecutivo, el Palacio Quemado, donde el presidente Luis Arce le exigió a Zúñiga que se replegaran. El general se negó, pero finalmente Zúñiga fue destituido y detenido, y los demás militares volvieron a sus bases.
Durante su detención, Zúñiga acusó al presidente boliviano de haberle ordenado el levantamiento militar como una maniobra política para “levantar su popularidad”.
La ministra de Presidencia dijo que “lo vivido es un intento de golpe, un golpe fallido que se ha logrado detener”, y afirmó que las declaraciones de Zúñiga al ser detenido son “absolutamente falsas”. Prada dijo que “todos los bolivianos” están llamados a defender la democracia y “a no utilizar políticamente lo que ha sucedido para ver cómo sacar réditos de esto”, citó el diario La Razón. Sin embargo, las acusaciones de que hubo actores políticos detrás de esos hechos surgían este jueves desde distintos sectores.
En el gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS), que está dividido entre los seguidores de Arce y los del expresidente Evo Morales, hubo acusaciones cruzadas.
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Partidarios de Morales hablaron de “autogolpe” y uno de ellos, el vicepresidente del MAS, Gerardo García, afirmó: “Este presidente ya no sabe cómo subir su imagen”. Acusó a Arce y al vicepresidente, David Choquehuanca, de estar detrás del levantamiento y se preguntó: “¿Cuándo se ha visto un golpe en el que tengan de dialogar con el presidente?”.
También el exministro del Interior de Morales, Wilfredo Chávez, dijo que lo ocurrido tenía como finalidad “levantar la imagen de Lucho [Arce] y tapar la mala gestión, tapar que no hay gasolina, que no hay dólares”. Agregó que otro objetivo “era detener a Evo Morales”. Prada repudió las acusaciones de autogolpe, que calificó de “afirmaciones totalmente temerarias que van en contra de hacer respetar nuestra Constitución y nuestra democracia”.
Desde el sector del MAS afín a Arce, el diputado Rolando Cuéllar dijo que el objetivo del golpe era detener al presidente y al vicepresidente para que el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, partidario de Morales, asumiera la presidencia, informó La Razón. Cuéllar dijo que Rodríguez “es parte de este golpe de Estado” y que “lo delata” el discurso de Zúñiga, que habla de instalar un nuevo gabinete, algo que a su entender quedaría a cargo del diputado.
“Las peleas internas nos hacen olvidar enemigos mayores”, dijo el exvicepresidente boliviano Álvaro García Linera. Entrevistado por Víctor Hugo Morales, descartó la hipótesis del “autogolpe”.
“En todo el mundo, en todas las democracias, hay poderes fácticos que escapan al voto. Las oligarquías empresariales, las fuerzas armadas y, en el caso de América, la embajada norteamericana”, dijo. “Esos poderes fácticos siempre están ahí, al margen de la democracia” y actúan “cuando ven debilidad en los gobiernos”, agregó García Linera.
Además de Zúñiga, fueron detenidos por su supuesta participación en el intento de golpe de Estado 17 personas, informó el ministro de Gobernación, Eduardo del Castillo.
El jerarca, equivalente a un ministro del Interior, dijo que entre ellas se encuentran el comandante de la Armada, Juan Árnez, y un civil, Abel Aníbal Aguilar, a quien identificó como uno de los ideólogos del levantamiento. Agregó que hay prófugos identificados y afirmó: “Vamos a deshacer esta red antidemocrática”.
Por su parte, la Central Obrera Boliviana se mantiene en alerta y pidió a las autoridades una reestructuración de las Fuerzas Armadas. Según informó Erbol, su líder, Juan Carlos Huarachi, dijo que desde que comenzó el gobierno de Arce hubo acciones que apuntaban a acortar su mandato, como la especulación con los dólares y los precios. Señaló también que hay una “pelea interna” que lleva a que el pueblo pague los platos rotos.