El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, resolvió disolver el gabinete de guerra que había creado luego de los ataques de Hamas que el 7 de octubre del año pasado desencadenaron el actual conflicto en curso en la Franja de Gaza.

Luego de la salida del gabinete del general retirado Benny Gantz, líder del partido centroderechista Unidad Nacional, y de uno de sus más estrechos colaboradores, el también general retirado Gadi Eisenkot, el aliado más ultraderechista de Netanyahu, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, exigió ser incorporado al cuerpo.

Pero ante esa perspectiva, nefasta por la ideología extremista y racista de Ben-Gvir, el primer ministro, quien tenía mucho más para perder que para ganar, particularmente con su principal aliado, Estados Unidos –que ve de manera muy negativa a Ben-Gvir–, optó por disolver el cuerpo y pasar a tomar las decisiones sobre la guerra con un grupo más reducido de colaboradores, entre los que se encuentra el ministro de Defensa, Yoav Gallant.

David Mencer, portavoz de la oficina de Netanyahu, justificó ante medios de prensa israelíes la decisión adoptada por el primer ministro. Dijo que el gabinete de guerra era un “requisito previo” para que Gantz, exjefe del ejército y ministro de Defensa, se uniera a un gobierno de unidad. Mencer agregó: “Entonces, con la salida del gobierno del señor Gantz, no hay necesidad del gabinete. Sus funciones serán asumidas por el gabinete de seguridad”.

La salida de Gantz del gobierno generó que hasta los más tímidos detractores de Netanyahu se dieran cuenta de que era hora de reanudar las protestas contra su gobierno.

Así fue que decenas de miles de israelíes salieron a las calles a protestar este lunes, en el segundo día de una semana de manifestaciones ininterrumpidas de acuerdo a lo que informaron los organizadores.

Entre los movilizados hay diferentes grupos y organizaciones. Todos coinciden en que quieren la renuncia de Netanyahu y la convocatoria a elecciones anticipadas, pero también exigen el retorno de los ciudadanos que aún permanecen secuestrados en la Franja de Gaza, así como el final de la guerra.

La manifestación más grande de este lunes se registró frente al edificio de la Knéset, el Parlamento israelí, situado en Jerusalén, donde se hizo presente uno de los líderes más importantes de la oposición, Yair Lapid, líder del partido laico y liberal Yesh Atid (Hay un Futuro).

Sin pausa en los ataques sobre Gaza

En una conferencia de prensa que ofreció en Oslo, la capital noruega, el jefe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés), el suizo Philippe Lazzarini, dijo que a pesar del anuncio que el ejército israelí hizo el domingo, en el que había comunicado que habría pausas tácticas en las operaciones para permitir la entrada de ayuda humanitaria, este lunes las hostilidades continuaron en Rafah y en otras zonas del sur de la Franja de Gaza.

“Ha habido información de que se ha tomado tal decisión, pero el nivel político dice que no se ha tomado ninguna decisión”, dijo Lazzarini, de acuerdo a lo que informó la agencia Reuters. “Por el momento, puedo decirles que las hostilidades continúan en Rafah y en el sur de Gaza. Y que, operativamente, nada ha cambiado todavía”, agregó el diplomático helvético.

El ejército israelí dijo el lunes que sus fuerzas continuaban operaciones enfocadas, basadas en inteligencia, en el área de Rafah, que incluían combates cuerpo a cuerpo con militantes e incautación y destrucción de armas. El ejército había anunciado el fin de semana pausas diarias de 11 horas en la zona comprendida entre el cruce de Kerem Shalom, en el sur de Israel, y la carretera Salah al-Din, y luego hacia el norte.

Pero, posteriormente, los militares israelíes aclararon que las operaciones normales continuarían en Rafah, el principal foco de su operación en el sur de Gaza contra los milicianos de Hamas.

Paralelamente, este lunes prosiguieron los combates entre las fuerzas israelíes y las milicias de Hezbolá, cuya base está en el sur de Líbano.

Según informó el diario Haaretz, el ejército israelí anunció que en las últimas horas había matado a Muhammad Mustafa Ayoub, un alto funcionario de la organización chiita, en un ataque aéreo contra un vehículo en el sur de Líbano.

El domingo el principal vocero del ejército de Israel, Daniel Hagari, emitió un comunicado en inglés en el que acusó a Hezbolá de estar llevando la situación a un punto de insospechadas consecuencias.

“La creciente agresión de Hezbolá nos está llevando al borde de lo que podría ser una escalada más amplia, una que podría tener consecuencias devastadoras para Líbano y toda la región”, expresó Hagari.