América Latina se encuentra en un momento clave en materia de integración, ya que nunca había estado tan “desintegrada”, advirtió en entrevista con la diaria el expresidente colombiano Ernesto Samper (1994-1998).

Este miércoles, Samper y el expresidente José Mujica iban a anunciar la apertura del Diplomado en Integración de América Latina y el Caribe, que se está realizando a través de una alianza entre la Corporación Escenarios, CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe y la Universidad Externado de Colombia.

Sin embargo, Mujica no pudo asistir al encuentro por temas de salud, por lo que Samper, luego de concurrir a dicho evento, se reunió con Mujica en el Quincho de Varela.

“Hay un avance peligroso del fascismo latinoamericano, de unos poderes fácticos que de alguna manera no están interesados en que se preserven lo que fueron los tres núcleos constitutivos del proyecto político de la región, que eran defenderla como una zona de paz en el mundo, que todos los cambios se hagan en democracia, para el poder del pueblo, y que se respeten los derechos humanos”, afirmó Samper, quien es uno de los fundadores del foro político y académico de la izquierda latinoamericana Grupo de Puebla.

El ex jefe de Estado sostuvo que estos nuevos líderes de la “derecha radical” de la región están cuestionando la “estructura misma” de la integración.

“La actitud de los líderes radicales es de rechazo hacia cualquier posibilidad de que nos entendamos bilateral o regionalmente. Es un populismo nacionalista que consiste en afirmar las fronteras nacionales como la única razón de ser de la preocupación de los gobiernos y eso lleva a que cualquier posibilidad de integración se haga prácticamente imposible”, reflexionó.

El exmandatario puso como ejemplo al presidente argentino Javier Milei y aseguró que su proyecto político es “esquizofrénico”.

“Pienso que el progresismo necesita articular un proyecto político con el cual pueda convencer a la gente de que sí hay alternativas, de que sí hay una luz al final del camino, porque en este momento la derecha y los sectores retardatarios están utilizando canales privilegiados de comunicación como las redes para vender miedo al terrorismo, a la inseguridad, a los comunistas, y yo creo que no podemos transitar el mismo camino de atemorizar a la gente para que acompañe nuestras propuestas”, reflexionó.

¿Podría comentar de qué trató el evento de este miércoles?

Hicimos una cátedra sobre la integración, que está siendo apoyada por el Banco Andino de Fomento, en la que hicimos un conversatorio con algunos amigos sobre cuáles son las perspectivas que en este momento enfrenta la integración sudamericana. La integración nunca había sido tan necesaria, nunca habíamos estado tan desintegrados como ahora, y lo que hicimos fue hacer algunas reflexiones sobre la necesidad de retomar el camino de la integración, que no es solamente el sendero en el que tengamos más comercio entre nosotros, sino el de construir una región.

Eso fue lo que realmente nos convocó para advertir sobre los peligros que tiene la región si no se integra y lanzar esta idea positiva y propositiva de que hay una cátedra de integración a la cual puedan acudir los jóvenes, con la Universidad Externado, con la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe), y con una serie de profesores especializados en el tema.

¿Por qué cree que nunca habíamos estado tan desintegrados como ahora?

Porque la realidad lo indica. Mire usted lo que fue el manejo durante la pandemia. Si América Latina hubiera tenido el Instituto de Salud que tenía antes, en Río de Janeiro, Unasur [Unión de Naciones Suramericanas], si se hubiera reunido el Consejo Suramericano de Salud, en el cual participaban todos los ministros, a lo mejor no habríamos llegado a la situación dramática a la que arribamos, en la que la región, a pesar de tener el 8% de los habitantes del mundo, tuvo el 30% de las muertes por covid-19.

¿Qué causas están generando que estemos en esta situación? ¿El avance de la ultraderecha puede ser una de ellas?

Sin duda. Es claro que más allá de la polarización ideológica, que por supuesto no es conveniente, porque nos divide entre la extrema izquierda y la extrema derecha, sí hay un avance peligroso del fascismo latinoamericano, de unos poderes fácticos que de alguna manera no están interesados en que se preserven lo que fueron los tres núcleos constitutivos del proyecto político de la región, que era defenderla como una zona de paz en el mundo, que todos los cambios se hagan en democracia, para el poder del pueblo y que se respeten los derechos humanos.

Esos nuevos líderes de la derecha radical de la región no están interesados en que se preserven esos valores y esa es una preocupación muy de fondo porque están cuestionando la estructura misma de la integración.

En las últimas horas, el presidente de Argentina, Javier Milei, ha seguido realizando críticas en contra del mandatario brasileño Lula da Silva. Incluso algunos analistas advierten que la situación del Mercosur es crítica debido a este enfrentamiento entre Argentina y Brasil. ¿Qué piensa sobre esto?

La actitud de los líderes radicales es de rechazo hacia cualquier posibilidad de que nos entendamos bilateral o regionalmente. Es un populismo nacionalista que consiste en afirmar las fronteras nacionales como la única razón de ser de la preocupación de los gobiernos y eso lleva a que cualquier posibilidad de integración se haga prácticamente imposible.

Milei es un buen ejemplo de ello. Ni siquiera está en una actitud ideológica. Yo me atrevería a decir que su proyecto es una propuesta conservadora en términos institucionales. Es un proyecto esquizofrénico que parte de la base de que se liberen absolutamente todos los controles para que la gente haga lo que quiera, incluida la posibilidad de supervivencia.

Partido colombiano le pide a Mujica que destrabe implementación del acuerdo de paz

El partido Comunes, que nació de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), le entregó este miércoles a José Mujica una carta donde le solicitó apoyo para que se destrabe la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia.

“Estamos seguros de que no existen mejores manos que las suyas para depositar nuestro mensaje, así como no hay un mejor testigo de nuestra voluntad y disposición para dar un nuevo envión a la construcción de las bases de la paz completa, que no son otras que el cumplimiento, en la letra y el espíritu, de los contenidos del Acuerdo Final de Paz”, afirmó dicho partido en la carta a la que accedió la diaria.

El expresidente de Colombia Ernesto Samper hizo posible que el Partido Comunes le rindiera un homenaje a Mujica en el cual le entregaron una placa conmemorativa y le agradecieron por ser garante en el proceso de paz.

El delegado del Partido Comunes, Juan Manuel Gómez, le entregó a Mujica regalos enviados por los firmantes de paz como café y prendas que fueron creados en emprendimientos que nacieron del tránsito de los excombatientes a la legalidad.

¿Qué propuesta está analizando o propone el Grupo de Puebla para enfrentar estos avances de la ultraderecha?

Esencialmente un modelo solidario de desarrollo. Creemos que así como fracasó el modelo neoliberal en los últimos 20 años como propuesta de integración, también aquí debe tenerse claridad sobre la necesidad de que haya un proyecto distinto que por lo menos integre cierto tipo de conceptos como por ejemplo el valor. Cuando nosotros necesitamos generar valor no podemos seguir vendiendo lo que le sacamos a la tierra por encima y por debajo sin que obtengamos ningún provecho de su procesamiento o de su distribución.

Segundo, el tema de la inclusión. Esta región sigue siendo la más mal distribuida de todas partes del mundo y tenemos que cerrar esas brechas. Y tercero, la transición ecológica. Estamos en la mitad de un proceso de cambio ecológico en el cual nosotros somos región-solución, pero también somos región-problema. Y el cuarto tiene que ver con la construcción de ciudadanía. Este tema, como el de los migrantes, por ejemplo, no lo podemos enfrentar con actitudes xenófobas o con la criminalización de la propuesta social, sino precisamente hay que trabajar en salidas que le den a la gente la posibilidad de quedarse en los sitios y no emigrar. Simplemente menciono estos cuatro puntos que serían como los fundamentales porque creo que hay que tenerlos en cuenta en cualquier diseño que se haga hacia adelante.

Algunos analistas mencionaban que tal vez era necesaria una mayor articulación entre los grupos de izquierda que hay en la región. ¿Cuál es su opinión sobre esta propuesta?

Yo creo que el progresismo, para no hablar de izquierda y caer en el ideologismo, tiene claro que la visión de integración es que hay que construir la región. O sea, esto no se trata simplemente de que vendamos y compremos más, no se trata de comerciar más, ni siquiera invertir más, se trata de que pensemos en función de región.

Y esto es la idea de la cual queremos partir, porque si nosotros vamos a convertir esto en otro tratado de libre comercio, solamente para comprar y vender más no tiene sentido. El concepto de integración para el progresismo es de creación de infraestructura, de redes universitarias, de compartir el conocimiento, de facilitar la movilidad a las personas, la movilidad de las cosas, de las ideas, pero que todo sea parte de una aspiración más compleja que es la de que hagamos un todo diferente.

¿Cuál cree que es el peligro que enfrenta América Latina al seguir desintegrándose?

Pues ya vimos lo que pasó en la pandemia, lo que nos costó en términos de vidas, las posibilidades que tiene la gente de salir adelante dependen mucho de que nos podamos integrar. La integración hace que los países marchen hacia adelante y no retrocedan.

Tenemos un gran patrimonio que estamos desperdiciando. Qué tal que en Europa se pudieran sentar los 34 países sin traductores a hablar de sus raíces, a hablar de su origen común. Eso lo podemos hacer en América Latina, no necesitamos traductores porque somos una gran familia de 800 millones de personas. Aprovechemos ese patrimonio, ese activo para construir una región que sea protagonista de las decisiones que se van a tener que tomar en el mundo en los próximos años si no queremos que nos devore la inteligencia artificial, que nos aniquile el cambio climático o que el recrudecimiento al parecer inevitable de las guerras siga cobrando más vidas inocentes.

¿Qué mensaje le daría al progresismo a nivel regional? ¿Cómo evalúa su situación?

Pienso que el progresismo necesita articular un proyecto político con el cual pueda convencer a la gente de que sí hay alternativas, de que si hay una luz al final del camino, porque en este momento la derecha y los sectores retardatarios están utilizando canales privilegiados de comunicación como las redes para vender miedo al terrorismo, a la inseguridad, a los comunistas, y yo creo que no podemos transitar el mismo camino de atemorizar a la gente para que acompañe nuestras propuestas. Tenemos que convencerlos de que tenemos las mejores ideas de cambio y prepararnos para los que se resisten a él, que son los que tienen algo que perder, porque lo que no se le puede pedir a la gente de abajo, que es la que no tiene nada que perder, que se haga matar por defender a los que tienen todo.

Uruguay es un ejemplo

Samper también habló sobre la situación de Uruguay y realizó una pequeña reflexión en vistas a las elecciones de octubre.

“Uruguay es un ejemplo de cómo podrían ser las cosas en la región, porque es un país organizado, en el cual la gente respeta los resultados, por supuesto que tiene dificultades y en los últimos años ha habido mucha incomprensión de cuáles deben ser los objetivos sociales del gobierno y de una política de Estado, pero yo espero que los uruguayos voten por el cambio en las próximas elecciones, por la renovación, porque no es simplemente un problema de cambiar de caras, sino de proyectos políticos”, reflexionó.

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