En los últimos tres años, más de 15.000 niños y adolescentes de hasta 19 años fueron asesinados violentamente en Brasil. Durante este período, además, aumentó la proporción de muertes causadas por la intervención policial. Estas conclusiones forman parte de la segunda edición del informe “Panorama de la violencia sexual y letal contra niños y adolescentes en Brasil”, presentado esta semana de manera conjunta por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) y el Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP).

Según los datos que emergieron del estudio, en 2021 se registraron 4.803 muertes violentas intencionales de niños, niñas y adolescentes; en 2022, 5.354; y en 2023, 4.944.

“Es un escenario impactante. Es verdaderamente absurdo que hayamos perdido 15.000 vidas de niños y adolescentes en tres años”, expresó a Agência Brasil la responsable de Protección contra la Violencia de Unicef, Ana Carolina Fonseca.

Ella explicó también que, aunque el estudio está en su segunda edición –la primera incluye datos de 2016 a 2020–, no puede haber una comparación directa entre ellos. “No hicimos esta comparación porque hay muchas diferencias en la forma en que los estados federados ponen a disposición los datos”, argumentó Fonseca.

Sin embargo, el total real de muertes violentas e intencionales de niños y adolescentes en realidad es mayor, ya que el estado de Bahía no presentó los datos correspondientes a 2021.

La encuesta revela, además, datos sobre las circunstancias de los asesinatos: hay casos de homicidios intencionales, feminicidio, robo seguido de muerte, lesiones corporales seguidas de muerte y muertes resultantes de la intervención policial, esté o no el agente en servicio.

Para los investigadores, este conjunto de datos es un indicador más completo para abordar la violencia letal en función de parámetros de seguridad pública. La FBSP, la entidad que realizó el estudio junto a la Unicef, es una organización no gubernamental formada por profesionales de la seguridad, académicos y representantes de la sociedad civil, informó el portal Brasil de Fato.

Al igual que otros tipos de violencia que afectan a la población brasileña independientemente de su edad, la muerte violenta de niños y adolescentes afecta principalmente a la población negra.

Del total de víctimas de muerte violenta intencional de hasta 19 años, 13.829 (91,6%) se encuentran en el último grupo de edad, entre 15 y 19 años. Además, el 90% de los niños y adolescentes victimizados de hasta 19 años son niños y el 82,9% son negros. El perfil mayoritario de las víctimas mortales en Brasil, por lo tanto, sigue siendo el de adolescentes, varones y negros.

Aunque esto no es nada nuevo ni sorprendente, no deja de ser un dato revelador que el año pasado, por cada 100.000 habitantes del país de hasta 19 años, varones y negros, 18,2 fueron asesinados, mientras que la tasa de mortalidad para el mismo grupo entre blancos es de 4,1 por cada 100.000 habitantes. Esto significa que el riesgo relativo de que un adolescente negro sea asesinado en Brasil es 4,4 veces mayor que el de un adolescente blanco.

Los datos indican que el marcador racial juega un factor determinante en la dinámica de las muertes violentas de adolescentes en Brasil, con un impacto todavía mayor que el género. En números, en tres años, al menos 9.328 niños y adolescentes negros fueron asesinados en el país.

Además, según el informe, el 18,6% del total de casos de asesinatos de personas de hasta 19 años fueron causadas por la intervención de la Policía.