El presidente ruso, Vladimir Putin, llegó este martes a Ulan Bator, la capital de Mongolia, donde tuvo un recibimiento cálido y lleno de honores, a pesar de que el país asiático integra la Corte Penal Internacional (CPI), órgano que el año pasado libró una orden de detención contra el número uno del Kremlin por presuntos crímenes de guerra en Ucrania, por la deportación de miles de niños hacia Rusia.
En el marco de la celebración del 85° aniversario de la victoria de las fuerzas mongolas y soviéticas contra el Japón imperial, motivo oficial de la visita, Putin fue recibido en el aeropuerto por una limusina que lo llevó directamente a la plaza de Gengis Kan, donde se encontró con Ukhnaagiin Khurelsukh, el presidente mongol, quien le brindó una bienvenida que incluyó la presencia de guardias ceremoniales a caballo y la entrega de flores de parte de una niña, que se dirigió a Putin en ruso.
De esta manera, Mongolia dejó totalmente claro que no hará nada respecto a la orden de detención de la CPI emitida contra Putin, que en teoría rige para los 124 estados miembros del tribunal, entre ellos este país asiático, que firmó el tratado en el 2000 y lo ratificó en 2002. Además, de acuerdo con lo que informó France 24, a Mongolia se le suma una responsabilidad adicional, porque el CPI se lo solicitó oficialmente el viernes, aunque esto fue negado por funcionarios del gobierno de Ulan Bator.
AFP informó que el domingo un vocero de la presidencia negó en un mensaje publicado en sus redes sociales que la CPI le haya enviado documento alguno, y desde el gobierno en general no se realizó comentario sobre el pedido que pesa contra Putin. Esta situación generó una enorme molestia de la Unión Europea (UE), que este martes emitió un comunicado en el que lamentó la actitud del gobierno mongol con el mandatario ruso. “La UE lamenta que Mongolia, estado signatario del Estatuto de Roma de la CPI, no haya cumplido sus obligaciones en virtud del Estatuto de ejecutar la orden de arresto”, expresó un portavoz del bloque comunitario.
Ucrania denunció ataque ruso que mató a 50 personas
Ucrania también le reprochó al gobierno de Mongolia su actitud este martes, al tiempo que autoridades del país denunciaron que sufrieron uno de los ataques más mortíferos de la guerra sobre una academia militar en la ciudad de Poltava, en el noreste del país. Según las cifras difundidas, el bombardeo que impactó sobre el Instituto Militar de Comunicaciones de Poltava mató a más de 50 personas e hirió a más de 200.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dijo en un video que, según información preliminar, dos misiles balísticos habían “destruido parcialmente” uno de los edificios del instituto, dejando a personas bajo los escombros. De acuerdo a lo que consignó el periódico británico The Guardian, Zelenski dijo que responsabilizaba a Rusia del ataque, pero que de todas maneras había ordenado una “investigación rápida y completa de todas las circunstancias de lo sucedido”.
El ataque generó mucha ira en las redes sociales ucranianas después de que informes no confirmados dijeran que el ataque de las fuerzas de Moscú tenía como objetivo una ceremonia militar al aire libre, por lo que muchos ucranianos culparon a los funcionarios que permitieron que el evento se llevara a cabo a pesar de la amenaza latente de ataques rusos, más aún contra instalaciones militares.
Más tarde, el martes, se anunció que cuatro ministros del gabinete ucraniano habían renunciado a sus cargos, antes de una esperada reorganización del gobierno. Los funcionarios que dejaron sus cargos fueron la vice primera ministra para Asuntos Europeos, Olga Stefanishyna; el ministro de Industrias Estratégicas, Oleksandr Kamyshin (que tuvo un papel destacado en el impulso de la producción de armas); el ministro de Justicia, Denys Maliuska, y el ministro de Medio Ambiente, Ruslan Strilets.
El ataque ruso sobre Poltava también generó reacciones en la Casa Blanca. Desde Washington, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, condenó el ataque al que calificó como “otro horrible recordatorio de la brutalidad de Putin hacia el pueblo de Ucrania”.