Dos sondeos de opinión publicados en las últimas horas confirmaron que por tercera vez en lo que va de su mandato, que comenzó en enero de 2023, el gobierno brasileño que encabeza el presidente Luiz Inácio Lula da Silva tiene más desaprobación que aprobación entre la ciudadanía.
Según una encuesta publicada este miércoles por el instituto Poder Data, ligado al portal digital de información política Poder 360, el gobierno del líder del Partido de los Trabajadores cuenta con la aprobación del 42% de los electores brasileños y es rechazado por el 51%.
De acuerdo a los datos que emergen del sondeo, en el que se entrevistó entre el 25 y el 27 de enero a 2.500 personas, la aprobación del gobierno está tres puntos por debajo de la registrada en la encuesta anterior, publicada a mediados de diciembre, cuando alcanzó el 45%. Por su parte, la desaprobación siguió el camino inverso y aumentó en tres puntos, según lo consignado por la revista Carta Capital.
Si se comparan los números conocidos este miércoles con los de enero de 2024, las curvas se invirtieron. El gobierno de Lula tuvo, hace exactamente un año, un 49% de aprobación y un 42% de desaprobación.
Paralelamente, otra encuesta difundida el lunes por el instituto Quaest mostró también una fuerte caída en el índice de aprobación del trabajo de Lula, que pasó del 52% en diciembre del año pasado al 47% en enero.
Según explicaron profesionales que trabajaron en la encuesta de Poder Data, la caída en la popularidad de Lula y su gobierno se debe en buena medida a que el actual Ejecutivo no cumplió sus promesas, no supo mostrar sus logros y además está enfrentando un alza en los precios de los alimentos.
Fue particularmente por esta última razón que Lula perdió apoyo en sectores que tradicionalmente fueron sus principales aliados: los brasileños de menores ingresos y los habitantes de la región nordeste.
En el sector de las personas que tienen ingresos más bajos (hasta dos salarios mínimos) suele haber un índice más positivo que negativo para Lula. Pero el sondeo difundido este miércoles mostró que ahora entre estos ciudadanos el actual gobierno cuenta con un 48% de desaprobación y un 43% de aprobación.
Entre los residentes del nordeste, un bastión tradicional petista, las tasas son del 43% de desaprobación y del 51% de aprobación. Si bien los índices siguen siendo positivos para Lula y su partido, la comparación con los resultados que tenía en el inicio de su mandato marcan una caída.
El sondeo mostró que, entre los que votaron por Lula en las elecciones de 2022, el número de personas que ahora desaprueban su gestión creció. Eran el 10% en el inicio del mandato, pero actualmente son el 23%. En el otro extremo, el grupo de electores que votaron por el presidente y lo siguen aprobando es del 73%, cuando en enero de 2023 representaban el 87%.
La encuesta de Poder Data también mostró las simpatías del gobierno entre los ciudadanos que se declaran católicos y aquellos que son evangelistas, un sector muy importante dentro de la población brasileña.
Entre los católicos, 48% aprueban la gestión de Lula, 43% la rechazan y el 9% no se declaró ni a favor ni en contra.
El grupo de votantes evangélicos, tradicionalmente conservador, sigue siendo el más alejado del actual gobierno. Según la encuesta, la gestión es desaprobada por el 68% de los evangélicos entrevistados y únicamente aprobada por el 26% de ellos.
Los números de las encuestas generan inquietud dentro del gobierno, y en ese sentido en una entrevista con Folha de São Paulo el ministro de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha, afirmó que no existe una “solución milagrosa” para revertir la caída en la aprobación de Lula, destacando que el propio gobierno ya viene monitoreando los temas que emergen en las encuestas.
“Quien piensa en trucos para esto, quien piensa en soluciones mágicas, generalmente obtiene un resultado negativo. No es la primera vez que gobernamos el país”, expresó Padilha.
Según el ministro, uno de los focos de atención de Lula es el impacto de la inflación en el precio de los alimentos, y remarcó que el gobierno continuará con medidas para estimular la producción y recuperar los stocks. Además, Padilha destacó que la estrategia económica liderada por el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, busca estabilizar el tipo de cambio y reducir las presiones inflacionarias.
El ministro también reforzó la importancia de la relación con el Congreso, mencionando la reforma del impuesto a la renta como una de las prioridades para este año. Consultado sobre una posible reforma ministerial y la inclusión de nuevos partidos en el Ejecutivo, Padilha afirmó que cualquier cambio debe tener en cuenta el compromiso con la defensa del gobierno y del presidente Lula.