La del miércoles fue una jornada de tensión tanto dentro como fuera del Congreso argentino. Dentro del edificio parlamentario, a partir del mediodía se llevó a cabo la sesión de la Cámara de Diputados en la que se trató el caso de la estafa con la criptomoneda $Libra, en la que el presidente Javier Milei, su hermana Karina y otros funcionarios del gobierno tuvieron un papel determinante.

Sobre las 16.00 se procedió a votar y la oposición, en bloque, logró 134 votos contra 94 del gobierno y sus aliados, por lo que se aprobó la conformación de dos comisiones: una para debatir la interpelación, por el caso $Libra, de Karina Milei, el vocero presidencial Manuel Adorni y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; l la otra, informó eldiarioAR.com, para crear una comisión investigadora.

Mientras eso pasaba dentro del Congreso, desde las primeras horas de la tarde, en el exterior del edificio, se dispuso un enorme dispositivo de seguridad que tenía como fin controlar la marcha de jubilados que se realiza todos los miércoles para reclamarle al gobierno de Milei medidas que mejoren su paupérrima situación.

Pero, en esta ocasión, la manifestación se tornó masiva porque se sumaron a ella, además de sindicatos y organizaciones políticas y sociales, hinchas autoconvocados de decenas de clubes de fútbol. El origen de la adhesión de los hinchas a la marcha estuvo en una reciente movilización de los jubilados, cuando una de las personas agredidas por la Policía fue Carlos Dawlowfki, un hincha de Chacarita, quien trabajó durante décadas como cartero y suele asistir a las marchas con la camiseta de su club junto con otros simpatizantes del equipo.

Así fue que agrupaciones de hinchas de la institución, fundada en 1906 en un local del Partido Socialista ubicado en el barrio porteño homónimo, decidieron sumarse a la marcha de este miércoles, lo que generó una réplica espontánea de hinchas de más de 20 clubes. De inmediato, desde el gobierno calificaron oficialmente la movilización como una “marcha de barras bravas” y actuaron en consecuencia.

Un policía lanza gas pimienta contra un hincha de Rosario Central durante una protesta de jubilados que recibió apoyo de hinchas de fútbol, ​​contra el gobierno del presidente Javier Milei, el 12 de marzo, en Buenos Aires.

Un policía lanza gas pimienta contra un hincha de Rosario Central durante una protesta de jubilados que recibió apoyo de hinchas de fútbol, ​​contra el gobierno del presidente Javier Milei, el 12 de marzo, en Buenos Aires.

Foto: Luis Robayo, AFP

Al notar la repercusión que con el correr de los días la convocatoria adquiría en redes sociales y temiendo una manifestación masiva, como la que finalmente se dio, comenzaron las amenazas, que corrieron por cuenta de una especialista en la materia, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

El martes el gobierno anunció que se endurecerían las condiciones para aplicar el derecho de admisión en los estadios de fútbol, como medida tendiente a desalentar la concurrencia a la manifestación. La medida, según lo consignado por el portal Perfil, fue oficializada y publicada en el Boletín Oficial, y facultaba al Ministerio de Seguridad a “restringir la concurrencia a espectáculos futbolísticos a toda persona que considere que puede generar un riesgo para la seguridad pública”.

Poco antes del comienzo de la marcha, Bullrich volvió a intentar intimidar a los manifestantes con un mensaje en su cuenta de X. “Están nuestras Fuerzas desplegadas para hacer cumplir el protocolo: el tránsito no se corta y los barras bravas, sobre la vereda”, escribió la jerarca derechista.

Pero los manifestantes no se limitaron a marchar por la vereda, sino que lo hicieron también por la avenida Rivadavia, y en ese momento se activó el protocolo antipiquetes de Bullrich. Las fuerzas de seguridad –Policía Federal, Gendarmería y Prefectura– lanzaron agua, gases lacrimógenos y balas de goma contra los movilizados, que respondieron lanzando piedras y otros objetos.

Los incidentes se prolongaron durante al menos un par de horas y un número indeterminado de personas fueron heridas y decenas fueron detenidas mientras la situación en las avenidas aledañas al Congreso se volvió caótica en el marco de la represión, que devino en enfrentamientos. Según Página12, uno de los heridos es Pablo Grillo, un fotógrafo independiente que tomaba fotos de la marcha y recibió un impacto en la cabeza de uno de los cartuchos de gas lacrimógeno que los policías dispararon contra los manifestantes. En horas de la noche de este miércoles estaba internado en el Hospital Ramos Mejía en estado grave.