Al menos 45 palestinos murieron ayer en otra jornada marcada por intensos bombardeos israelíes en varias zonas de la Franja de Gaza.
Según reportaron medios palestinos, hubo ataques en la ciudad de Gaza y sus alrededores, pero también en el centro y en el sur del enclave, que sigue soportando el asedio de Israel que se prolongará en el tiempo, de acuerdo a lo que expresó ayer el ministro de Defensa, Israel Katz. En declaraciones recogidas por Associated Press, Katz afirmó que las tropas de su país permanecerán en las partes ocupadas de Gaza indefinidamente, denominándolas “zonas de seguridad”.
Estas afirmaciones no son novedosas, pero sí dejan en claro una idea que ya habían deslizado otros funcionarios del gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu, sobre la conveniencia de una presencia militar a largo plazo tanto en Gaza como en el sur de Líbano y en el suroeste de Siria. Katz declaró que “a diferencia de lo que ocurrió en el pasado, el ejército israelí no está evacuando las zonas que han sido despejadas y ocupadas”.
El funcionario agregó que las tropas, más allá de cuando termine la guerra, “permanecerán en las zonas de seguridad como barrera entre el enemigo y las comunidades israelíes en cualquier situación temporal o permanente en Gaza, al igual que en Líbano y Siria”.
En las últimas semanas, el ejército israelí avanzó en la toma del control de amplias zonas de Gaza, que, según el derecho internacional, se consideran ocupadas por Israel. Las “zonas de seguridad” controladas por Israel, a las que se refirió Katz, abarcan la parte norte de Gaza y también una zona en el sur, contra la frontera del territorio palestino con Egipto.
En Líbano, luego de que se efectivizara la tregua entre Israel y la organización chiita pro iraní Hezbolá, tropas israelíes permanecen en el sur del país, donde controlan cinco puestos de observación.
Mientras tanto en Siria, tras el derrocamiento del presidente Bashar al-Assad en diciembre, las fuerzas israelíes destruyeron con una intensísima serie de bombardeos buena parte de los arsenales sirios, además de invadir algunas partes del suroeste del país, en la zona que circunda los Altos del Golán.
También el miércoles, el ejército israelí declaró que la actual campaña militar en la Franja de Gaza tiene como objetivo aumentar la presión sobre Hamás, para que la organización palestina acepte un acuerdo sobre la liberación de los 59 rehenes israelíes, 23 vivos y 36 muertos, que siguen cautivos en el subsuelo del territorio palestino. Esta presión incluye la prohibición por parte del gobierno israelí del ingreso de todo tipo de ayuda humanitaria en Gaza, lo cual está afectando a prácticamente toda la población del enclave.
La jornada de ayer, Stephanie Tremblay —portavoz adjunta del secretario general de las Naciones Unidas— afirmó en una declaración a la prensa consignada por la cadena qatarí Al Jazeera, que se estima que desde que Israel rompió el alto el fuego y retomó los ataques sobre Gaza el 18 de marzo, aproximadamente 500.000 personas, la cuarta parte del total de pobladores del enclave, fueron “recientemente desplazadas o desarraigadas una vez más”.
Al mismo tiempo, presionado por la opinión pública interna, el gobierno de Netanyahu sigue negociando de manera indirecta con Hamas, y en este momento la organización palestina está analizando una propuesta israelí trasladada por los mediadores egipcios.
Según trascendió, el nuevo plan incluye un alto el fuego temporal de 45 días y la entrada de alimentos y otros insumos al enclave, a cambio de la liberación de la mitad de los cautivos que permanecen en Gaza durante la primera semana del acuerdo.
En declaraciones a AFP, un alto cargo de Hamas, Mahmoud Mardawi, dijo que la entidad que integra está preparando la propuesta israelí de un acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes.
“La respuesta del movimiento aún se está preparando y afirmamos que no hay margen para ningún acuerdo parcial”, expresó Mardawi, insistiendo en que el desarme de su grupo “no está sujeto a ninguna negociación”.
El funcionario de Hamas dijo también que cualquier acuerdo de alto el fuego en Gaza debe incluir la retirada completa de Israel, algo que se choca directamente con lo expresado por los jerarcas israelíes más temprano.