La Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que culminó el miércoles en Tegucigalpa, la capital hondureña, reveló la división del grupo integrado por 33 países de la región.
En la declaración final de la Celac, el grupo criticó la “imposición de medidas coercitivas unilaterales contrarias al derecho internacional, incluidas aquellas que restringen el comercio internacional”, en referencia a las medidas arancelarias impulsadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Sin embargo, de acuerdo a lo que informó la revista Carta Capital, el documento muestra, a través de una nota a pie de página, que la declaración fue “impugnada por las delegaciones” de tres países: Argentina, Nicaragua y Paraguay.
Bajo el liderazgo del presidente Javier Milei, un ferviente seguidor del magnate republicano, Argentina impugnó, precisamente, el apartado que alude a las “medidas coercitivas unilaterales”, específicamente los aranceles aduaneros impuestos por Trump.
En un comunicado emitido este jueves por la cancillería, desde el gobierno libertario se expresó: “Argentina no otorgó su consenso para la adopción del documento titulado Declaración de Tegucigalpa. No obstante, la PPT hondureña intentó imponer dicho texto de manera ilegítima, invocando una figura inexistente en el marco normativo de la Celac: el llamado consenso suficiente”.
En el texto del Ejecutivo de Milei se agrega que “esta expresión ambigua e imprecisa contradice el principio de consenso pleno, piedra angular del funcionamiento institucional de la Celac, tal como lo establece su documento fundacional”. Por ello, “la República Argentina deja constancia formal de que la denominada Declaración de Tegucigalpa carece de validez y no puede ser considerada un documento oficial de la Celac”.
Otro pasaje que generó desacuerdo fue el que dice que una de las prioridades de Colombia, que presidirá la Celac, es la igualdad de género. Paraguay solicitó que se sustituya el término por “igualdad entre hombres y mujeres”.
“Paraguay expresa firmemente su disconformidad ante lo acontecido y no otorga el consenso para la adopción del documento”, expresó la cancillería del gobierno del presidente Santiago Peña, de acuerdo a lo que consignó el diario asunceño Última Hora. Por su parte, el gobierno de Nicaragua también manifestó su discrepancia con la declaración final, aunque por razones muy distintas a las expresadas por Argentina y Paraguay. En su discurso en el plenario del evento, el canciller nicaragüense, Valdrack Jaentschke, expresó, entre otras cosas: “No estamos aquí para aceptar un documento sólo por decir que lo aceptamos”.
“Una declaración de la Celac en condiciones mínimas debe continuar defendiendo la igualdad soberana de los estados, el derecho a la autodeterminación, la integridad territorial y la no intervención en los asuntos internos de cada país”, afirmó Jaentschke, en referencia a las constantes críticas que viene soportando de parte de otros países de la región el régimen comandado por Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“Debe reafirmar nuestro compromiso con la defensa de la soberanía y el derecho de todo Estado a definir su institucionalidad y marco normativo, libre de amenazas, agresiones y medidas coercitivas unilaterales”, agregó en la misma línea el funcionario nicaragüense. Incluso antes de la declaración final, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, abordó el tema de las divergencias internas dentro de la Celac, reconociendo que era “hora de encarar un debate sobre la regla del consenso”.
“Si bien reconocemos su mérito en crear convergencias, es innegable que hoy ha generado más parálisis que unidad, conformando un verdadero poder de veto”, manifestó el líder brasileño. La división fue más allá del documento final. Aunque líderes de la mayoría de los países estuvieron presentes en Tegucigalpa, Milei y Peña prefirieron reunirse el miércoles en Asunción, en una breve reunión bilateral.
En el evento en Honduras, Lula, por su parte, destacó que América Latina y el Caribe “afrontan actualmente uno de los momentos más críticos de su historia”. “Ahora, nuestra autonomía está nuevamente amenazada. Los intentos de restaurar antiguas hegemonías se ciernen sobre nuestra región”, dijo Lula, en una nueva referencia a las políticas adoptadas por la administración Trump.