Las imágenes de unas exuberantes construcciones sobre el agua fueron retransmitidas en redes chinas: filmadas desde una playa pública en Zhanjiang, una ciudad del sur de China, dejan entrever tres barcos equipados con unas pasarelas desplegables. Construidos en un astillero en Guangzhou, cada uno mide 120 metros de largo, lo que les permite, una vez alineados y desplegados, alcanzar 820 metros de largo. Un material único que hace posible pasar de aguas profundas hasta la tierra gracias a patas retráctiles.
Según una entrevista en el periódico francés Le Monde, H. I. Sutton, uno de los primeros analistas que advirtieron sobre estos buques, declaró: “Es el tipo de cosa que sólo necesitas si estás planeando un asalto anfibio a otro país”. La hipótesis fue confirmada por Wen-Ti Sung, investigador en el Atlantic Council’s Global China Hub, quien afirmó: “Estas barcazas permitirían al ejército chino realizar desembarcos incluso en las zonas más difíciles de la costa taiwanesa”, dándole “más lugares donde desembarcar potencialmente” y obligando “a las defensas taiwanesas a dispersarse”. En el contexto de la isla de Taiwán, este dispositivo permite que carros, tropas y material militar puedan ser descargados directamente en zonas antes poco accesibles. De esta manera, el número de potenciales entradas se multiplica, lo que facilita el acercamiento de China a la isla que reivindica.
En la televisión nacional china CCTV, el mes pasado, el especialista de la defensa Wei Dongxu alabó este material militar al describirlo como capaz de transportar una gran cantidad de equipamiento pesado en la isla “manteniendo los pies secos”. Añadió que “una vez que las fuerzas navales y aéreas controlen eficazmente el cielo y el mar, entonces aparecerá esta [...] barcaza” y eso “será una señal de victoria”.
En lo que respecta a Taiwán, el ministerio de Defensa presentó el 19 del mismo mes un informe crucial ante los legisladores isleños, en el que por primera vez se establece una fecha específica para una posible invasión por parte de China. El ministro Li-Hsiung Koo, al frente de la cartera, expresó su preocupación ante la posibilidad de que 2027 sea definitivamente el año en que China concluya sus “preparativos militares” y lance una ofensiva armada contra la isla.
Esa fecha no fue escogida al azar, sino teniendo en cuenta que Xi Jinping, presidente de la República Popular de China, ya habló de 2027 como un año en el que el ejército chino se convertirá en una fuerza moderna. Es una fecha simbólica por ser el centenario de la fundación de la Armada Popular de Liberación, nombre dado a la armada que permitió al Partido Comunista tomar el poder.
El año pasado, el número de violaciones de la zona aérea de defensa taiwanesa aumentó de manera considerable al pasar de 1.703 incursiones comunicadas en 2023 a 3.075 en 2024. De hecho, en el Foro de Defensa de Honolulu de febrero pasado, el almirante estadounidense Samuel Paparo quiso llamar la atención sobre esta delicada situación. Sostuvo que las maniobras de la marina china en torno a Taiwán ya no son ejercicios, sino ensayos “con vistas a la unificación forzosa de Taiwán con el continente”.
Esta expansión militar se inscribe en un contexto más amplio de crecimiento de las capacidades navales chinas. De acuerdo con información reciente publicada por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, la principal empresa estatal china dedicada a la construcción naval ha logrado fabricar en 2024 un volumen de embarcaciones comerciales que supera la producción total de la industria naval estadounidense desde el término de la Segunda Guerra Mundial. Además, los datos disponibles confirman que actualmente se encuentran en proceso de construcción al menos tres embarcaciones adicionales de características similares.
A pesar de estos desarrollos preocupantes, el canal taiwanés TVBS relativiza la situación: “Queda por ver si estos videos se han difundido a propósito para generar expectativa en internet o si pretenden enviar una advertencia a los observadores militares afectados”.