El conservador Karol Nawrocki se impuso en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Polonia, según el recuento final de votos que se conoció este lunes.

De acuerdo con los datos oficiales de las autoridades electorales polacas, Nawrocki obtuvo el 50,89% de los apoyos contra el 49,11% que obtuvo el alcalde liberal de Varsovia, Rafał Trzaskowski.

Un primer sondeo a boca de urna publicado el domingo por la noche apuntaba a la victoria de Trzaskowski, antes de que los sondeos actualizados empezaran a invertir la tendencia horas más tarde.

El resultado provocó que este lunes el primer ministro polaco, el liberal europeísta Donald Tusk, anunciara este lunes por la tarde que se someterá ante el Parlamento a una moción de confianza ante la victoria de un presidente con el que se presume que la convivencia no será fácil.

“La primera prueba será un voto de confianza, que solicitaré próximamente al Sejm [cámara baja del país]. Quiero que todos vean, incluidos nuestros opositores en Polonia y el extranjero, que estamos preparados para esta situación”, declaró Tusk en un discurso publicado en su cuenta de X.

Sin embargo, aseguró que como jefe de Gobierno no dejará “ni un instante” de trabajar en su lucha “conjunta” por “una Polonia libre, soberana, segura y asequible”, y confirmó que cooperará “con el nuevo presidente, al que felicitó por su victoria, siempre que sea necesario y posible”, consignó el portal Europa Press.

“Soy consciente de que puede ser más difícil de lo que muchos de ustedes pensaron al votar ayer. Pero eso no altera en lo más mínimo mi determinación y voluntad de actuar en defensa de todo aquello en lo que creemos. El plan de emergencia, que presupone una difícil convivencia, está preparado”, planteó Tusk, quien entre 2014 y 2019 fue el presidente del Consejo Europeo, uno de los cargos más altos en el organigrama político de la Unión Europea.

Tusk reconoció en su discurso que “es difícil predecir cuál será la actitud del nuevo presidente”, pero dijo que, “si mostrara su disposición a cooperar, sería una sorpresa positiva” a la que responderá “con total franqueza”. “De lo contrario, no hay nada que esperar”, concluyó Tusk.

En Polonia, la mayor parte del poder en el sistema político polaco recae en el primer ministro, que es elegido por el Parlamento. Sin embargo, el papel del presidente no es meramente ceremonial; tiene poder para influir en la política exterior y vetar leyes.

Nawrocki sucederá a Andrzej Duda, un conservador cuyo segundo y último mandato termina el 6 de agosto.

Tusk llegó al poder a finales de 2023, en el tramo final de un gobierno de coalición que abarca sectores de muy diferente matriz ideológica, que por su propia complejidad interna no logró cumplir algunas de las promesas que hizo durante la campaña el primer ministro, por ejemplo, la flexibilización de la restrictiva ley del aborto.

El poder de veto de Duda fue otro obstáculo que impidió a Tusk cumplir sus promesas de revocar las leyes que politizaban el sistema judicial, a las que la Unión Europea declaró antidemocráticas.

Nawrocki, un historiador de 42 años, fue elegido por el partido Ley y Justicia como parte de su apuesta por un nuevo inicio.

El sector conservador gobernó Polonia de 2015 a 2023, cuando perdió el poder frente a una coalición centrista liderada por Tusk.

Algunos observadores políticos pensaban que el partido nunca volvería al poder, y Nawrocki fue elegido como una cara nueva que no fue alcanzada por los escándalos que se sucedieron durante los ocho años de gobierno del partido derechista.

Nawrocki, que al igual que Tusk es oriundo de la ciudad de Gdansk, fue recientemente director del Instituto de Memoria Nacional, que defiende relatos históricos nacionalistas.

Esta entidad promovió los esfuerzos para derribar los monumentos al Ejército Rojo soviético en Polonia, lo que le valió una inmediata respuesta del gobierno de Rusia, que incluyó a Nawrocki en una lista de personas buscadas, según informaron los medios de comunicación polacos.

Los partidarios del presidente electo lo describen como la encarnación de los valores tradicionales y patrióticos que también sostenían los antiguos líderes del partido Ley y Justicia, quienes se oponen a las tendencias seculares, incluida la visibilidad LGBTQ+.