Este miércoles, la representación de Estados Unidos vetó en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una resolución que pedía un “cese del fuego inmediato, incondicional y permanente” entre Israel y los militantes de la organización islamista palestina Hamas en la Franja de Gaza y el acceso sin trabas a la ayuda humanitaria dentro del enclave.

El proyecto de resolución, presentado por los diez miembros no permanentes del Consejo, recibió 14 votos a favor y solamente el de Estados Unidos en contra, el primero durante la administración de Donald Trump.

Según informó France 24, la resolución puesta a consideración no estaba ligada a la liberación de rehenes aún en poder de Hamas. Tampoco condenaba el ataque de Hamas en Israel del 7 de octubre de 2023, ni decía que el grupo militante debía desarmarse y retirarse de Gaza, otras dos exigencias de Estados Unidos.

Los otros 14 miembros del Consejo de 15 naciones votaron a favor de la resolución, que calificaba de “catastrófica” la situación humanitaria en Gaza y pedía a Israel que levantara todas las restricciones a la entrega de ayuda a los poco más de dos millones de habitantes que viven en el territorio palestino.

La votación de este miércoles se produjo tras la decisión de la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), una organización privada estadounidense que cuenta con el apoyo israelí, de interrumpir la entrega de alimentos en sus tres centros de distribución en la Franja de Gaza, después de que decenas de palestinos fuesen asesinados esta semana en una serie de tiroteos cerca de los centros.

Los gobiernos de Israel y Estados Unidos afirman que apoyaron el establecimiento del nuevo sistema de ayuda para evitar que Hamas robara la ayuda que antes era distribuida por la ONU.

Pero la propia ONU criticó a la GHF y se negó a participar en el mecanismo, esgrimiendo principios de imparcialidad que deben regir el reparto de ayuda humanitaria.

Al menos 102 personas fueron asesinadas por disparos de soldados israelíes en los últimos ocho días mientras intentaban conseguir comida en los centros de distribución, luego de que Israel permitiera la entrada de ayuda, aunque muy lejos de la que se necesita en el enclave, donde casi la totalidad de la población depende de la colaboración externa para sobrevivir.

La resolución presentada el miércoles y rechazada por Estados Unidos exigía el restablecimiento de todos los servicios esenciales de acuerdo con los principios humanitarios, el derecho internacional humanitario y las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

Durante las deliberaciones, la embajadora de Reino Unido, Barbara Woodward, empleó un lenguaje inusualmente duro con Israel por restringir de manera drástica la entrega de ayuda humanitaria. Dijo que disparar a población vulnerable que espera junto a sus familiares recibir ayuda esencial “es inhumano”.

El plan que está ejecutando actualmente el ejército israelí en Gaza parece bastante claro. Estableció tres zonas, una en el norte del enclave, otra en el centro y otra en el sur, donde se debe concentrar la población, que forzosamente debe trasladarse hacia esos lugares porque es únicamente en esos tres puntos donde se entrega la ayuda humanitaria.

Pero la gestión de estas tres pequeñas zonas donde deben aglutinarse los dos millones de palestinos también tuvo repercusiones este miércoles en la interna del gobierno israelí que encabeza el primer ministro Benjamin Netanyahu.

La necesidad de reclutar soldados para que vayan a Gaza es imperiosa para Israel. No obstante, los partidos ultraortodoxos que sustentan la coalición de gobierno exigen que los jóvenes estudiantes que se dedican exclusivamente a leer los textos sagrados no sean llamados a filas, y amenazan con que, si eso sigue ocurriendo, se retirarán del gobierno y Netanyahu perderá la mayoría.