Guilherme Dias dos Santos Ferreira, un joven negro de 26 años que trabajaba como carpintero en una fábrica de muebles en la zona de Parelheiros, en el sur de la ciudad de San Pablo, fue asesinado en la noche del viernes de un balazo en la cabeza. El disparo, por la espalda, lo efectuó Fábio Anderson Pereira de Almeida, un integrante de la Policía Militar que en ese momento no estaba trabajando.

Según las investigaciones, el joven asesinado recién había salido del trabajo y fue baleado cuando iba corriendo hacia la parada del ómnibus que lo llevaría de vuelta a su casa. Llevaba una mochila con objetos personales, entre ellos una Biblia, cuando el policía le disparó al confundirlo con una persona que minutos antes había intentado robarle la moto.

El asesino fue detenido de inmediato por la Policía y destituido de sus funciones. Además, según informaron medios brasileños, el policía militar pagó una fianza de 6.500 reales, aproximadamente 1.200 dólares, por lo que fue puesto en libertad a la espera del juicio.

Aunque impactante, este caso no es aislado. Según datos publicados por el Departamento de Seguridad Pública de San Pablo a fines de junio, el número de muertes causadas por policías aumentó un 35% en mayo de este año, en comparación con el mismo período de 2024. Las principales víctimas de estos crímenes fueron jóvenes negros que habitan zonas de las afueras de la ciudad más poblada de Brasil.

Sobre el caso se pronunció el Ministerio de Igualdad Racial del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, que condenó la muerte de Santos Ferreira y declaró en un comunicado que el caso revela el racismo sistémico que existe en las prácticas de seguridad.

“Nada justifica un procedimiento con un disparo en la cabeza”, planteó el ministerio que tiene a su frente a Anielle Franco, la hermana de Marielle, la activista y concejala del Partido Socialismo y Libertad asesinada en Río de Janeiro en marzo de 2018.

Según comunicó la cartera, es usual que cuando una persona negra está usando un paraguas se lo confunda con un rifle, que un teléfono celular se confunda con un arma o que alguien que corre, sin importar el motivo, sea visto automáticamente como una amenaza, lo que lleva a las fuerzas de seguridad a disparar, incluso antes de una investigación preliminar.

“Esta asociación inmediata entre la negritud y el peligro revela el racismo sistémico que permea las prácticas de seguridad y refuerza la urgencia de replantearnos profundamente los estándares que asociamos con las personas negras”, planteó el ministerio. En una publicación hecha en sus redes sociales personas, la ministra Franco también habló sobre el racismo institucional.

“Es lamentable y desgarrador que lamentemos la muerte de otro joven inocente. El racismo institucional persiste en la ‘confusión’ de las personas negras. Es urgente que esta realidad cambie”, expresó Franco, de acuerdo con lo que consignó el portal Agência Brasil.

“Como ministra de Igualdad Racial, pero también como Anielle, un ser humano que conoce el dolor de perder a un ser querido a causa de una violencia injustificable y cobarde, me solidarizo con la familia y los amigos de Guilherme”, agregó la jerarca del Partido de los Trabajadores.

El gobernador del estado de San Pablo, Tarcísio de Freitas, uno de los principales precandidatos de la derecha para las elecciones presidenciales del año que viene, no habló públicamente sobre el caso.

El diario Folha de São Paulo informó que intentó contactarse con Freitas y recibió una respuesta de la Secretaría de Seguridad Pública del estado. “La Secretaría de Seguridad Pública no tolera la mala conducta de sus agentes y refuerza el compromiso de las fuerzas policiales con la legalidad y el respeto a los derechos humanos. El agente involucrado en el caso ya fue retirado de sus actividades operativas y responde a una investigación realizada por el Departamento de Homicidios y Protección Personal”, afirmaba la comunicación de la entidad.

Tampoco se pronunció sobre el caso el secretario de Seguridad Pública paulista, Guilherme Derrite, integrante del Partido Liberal que lidera el expresidente Jair Bolsonaro.

Desde el Ministerio de Igualdad Racial se dijo además que se pidió a las autoridades competentes que sigan de cerca la evolución del caso, exigiendo la adopción de las medidas pertinentes. Además, fuentes de la cartera agregaron que, entre otras políticas públicas, trabajan para capacitar a agentes sobre cuestiones raciales. “Trabajamos para garantizar que la violencia sistémica e histórica ya no tenga las consecuencias dañinas de perder otras vidas negras como la de Guilherme”, expresaron.