La cancillería brasileña y el Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios del gobierno que preside Luiz Inácio Lula da Silva enviaron este miércoles una carta a autoridades estadounidenses expresando su “indignación” por la imposición de aranceles del 50% a los productos brasileños exportados a ese país anunciada la semana pasada por el mandatario Donald Trump.
Firmada por el vicepresidente Geraldo Alckmin y el ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, la carta está dirigida al secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, y al representante comercial, Jamieson Greer.
“El gobierno brasileño expresa su indignación por el anuncio, realizado el 9 de julio, de la imposición de aranceles de importación del 50% a todos los productos exportados por Brasil a Estados Unidos, a partir del 1° de agosto”, expresa el texto consignado por Agência Brasil.
El documento argumenta que la imposición de aranceles tendrá un impacto muy negativo en importantes sectores de ambas economías, poniendo en peligro la histórica alianza comercial entre ambos países. “En los dos siglos de relaciones bilaterales entre Brasil y Estados Unidos, el comercio ha demostrado ser uno de los fundamentos más importantes de la cooperación y la prosperidad entre las dos mayores economías de las Américas”, enfatiza el documento.
La carta reitera la buena fe de Brasil en sus diálogos con las autoridades estadounidenses, en busca de mejorar el comercio bilateral, “a pesar de la acumulación de grandes déficits comerciales de Brasil con Estados Unidos, tanto en bienes como en servicios”.
Según datos oficiales estadounidenses, en los últimos 15 años, este déficit acumuló una cifra cercana a los 410.000 millones de dólares, contradiciendo lo que en muchas ocasiones ha dicho Trump acerca de lo “injustos” que son otros países con el suyo, cuando lo que en realidad sucede es que Estados Unidos suele comprarle más de lo que le vende a la mayor parte de sus socios comerciales.
Pero mientras el gobierno de Lula está llevando adelante estas gestiones, desde Estados Unidos, donde se encuentra autoexiliado, Eduardo Bolsonaro, uno de los hijos del expresidente Jair Bolsonaro, opera activamente para intensificar la presión sobre las autoridades políticas y judiciales brasileñas.
Según una publicación del portal Infomoney y recogida por Brasil 247, Eduardo Bolsonaro recurrió a una retórica dura y afirmó que, si no se avanza en la amnistía de su padre, quien está enjuiciado por liderar un presunto golpe de Estado y afronta una eventual pena de más de 40 años de prisión, Trump podría adoptar nuevas medidas de represalia contra Brasil o, como él mismo escribió, “lanzar una bomba nuclear” sobre el mercado financiero del país.
La decisión de imponer los aranceles del 50%, según se expresó desde Washington en el momento de anunciarla, responde a las acusaciones que enfrenta Bolsonaro por intento de golpe de Estado.
“No. El presidente Donald Trump no ha lanzado una bomba nuclear sobre Brasil, todavía”, escribió Eduardo en sus redes sociales, compartiendo un video del comentarista bolsonarista Paulo Figueiredo, nieto del exdictador João Baptista Figueiredo, militar que gobernó el país durante la fase final de la dictadura, entre 1979 y 1985. En el video, Paulo Figueiredo afirma que él y Eduardo Bolsonaro estarían comprometidos a impedir cualquier intento de negociaciones con el gobierno de Estados Unidos que no implique una “amnistía amplia, general e irrestricta” para el expresidente.
Eduardo Bolsonaro dijo, sin aportar detalles ni tampoco pruebas, que él y Figueiredo se reunirán con funcionarios del Departamento de Estado estadounidense. “Suponiendo que nuestra agenda se desarrolle según lo previsto, nos reuniremos en el Departamento de Estado con altos funcionarios, quienes, por cierto, nos invitaron”, declaró.
La estrategia del hijo de Bolsonaro también pretende mantener la cohesión entre los partidarios más fieles del bolsonarismo, en medio del creciente aislamiento político del expresidente. Sobre Jair Bolsonaro pesa una inhabilitación emitida por el Tribunal Supremo Electoral que le impide ser candidato a cualquier cargo hasta 2030.
Eso motivó inquietudes de dirigentes y entidades de la derecha brasileña, que quieren que el exmandatario desista de sus pretensiones de participar en los comicios y que le deje el lugar a un candidato que tenga chances reales de vencer a Lula en las elecciones del año que viene.
Al posicionarse como un nexo entre Trump y figuras influyentes de la extrema derecha estadounidense, Eduardo Bolsonaro busca proyectarse y posicionarse como un eventual postulante en la carrera presidencial.