Mientras decenas de palestinos fueron asesinados el miércoles por ataques israelíes en la Franja de Gaza, tal como viene sucediendo cada día desde hace largas semanas, y al tiempo que la situación humanitaria sigue siendo desesperante, de a poco la comunidad internacional va dando pequeños pasos para ponerle algo de presión al gobierno que lidera el primer ministro Benjamin Netanyahu.
El miércoles, un día después de que Reino Unido advirtiera que reconocería al Estado palestino si Israel no detiene sus ataques, el primer ministro de Canadá, Mark Carney, anunció que su país tiene la intención de hacer lo mismo en la Asamblea General de las Naciones Unidas que se realizará en setiembre, como respuesta al “insoportable sufrimiento” provocado por las acciones de Israel al impedir la distribución de la ayuda humanitaria en Gaza, la violencia de los colonos israelíes en Cisjordania y los planes de anexión del territorio palestino.
En una conferencia de prensa, el mandatario canadiense explicó que la medida prevista se basaba en el compromiso de la Autoridad Palestina (AP) con implementar “reformas muy necesarias”, incluyendo el compromiso de reformar profundamente su gobernanza y celebrar elecciones generales en 2026 en las que la organización islamista Hamas no pueda participar.
Carney agregó que Canadá condena que el gobierno israelí haya permitido que se desate una catástrofe en Gaza, y dijo también que este miércoles había hablado por teléfono con el presidente de la AP, Mahmud Abbas.
Además de Canadá y Reino Unido, ya habían anunciado que reconocerían al Estado palestino en setiembre los gobiernos de Francia, España, Irlanda y Eslovenia.
Pero mientras en el terreno diplomático la presión lentamente aumenta sobre Israel, el gobierno de Netanyahu no transmite ninguna intención de finalizar los ataques sobre Gaza, aunque este miércoles sí se informó sobre un mensaje enviado a través de los países mediadores a Hamas, para que libere a todos los rehenes en los próximos días, porque en caso contrario se comenzará la anexión de algunas partes del territorio gazatí.
El informe de la advertencia, consignado por The Times of Israel, se produjo mientras Netanyahu estaba reunido con algunos de sus ministros y otros funcionarios de gobierno tratando los pasos a seguir en Gaza.
Israel afirma en el documento enviado a la organización palestina que no abandonará las posiciones que actualmente ocupa en las fronteras de Gaza, que no permitirá la apertura del cruce de Rafah y que no aceptará una liberación de prisioneros de tal alcance que dificulte que Hamas libere al último grupo de rehenes en un posible alto el fuego.
“Israel no tendrá paciencia por mucho más tiempo”, afirmó un alto funcionario israelí, pero al mismo tiempo medios locales informaron que actualmente el gobierno de Estados Unidos no tiene interés en dar luz verde a una iniciativa israelí para anexar partes de la Franja.
También este miércoles en Israel se generó una polémica, porque el principal líder de la oposición, el centroderechista Yair Lapid, líder del partido Yesh Atid, pidió la renuncia del ministro de Patrimonio, Amichai Eliyahu, integrante del partido ultraderechista Otzmá Yehudit, quien en declaraciones radiales había dicho que la liberación de los rehenes que todavía se encuentran en Gaza no era la prioridad del gobierno. “Tras proponer lanzar una bomba atómica sobre Gaza y aniquilarla, Amichay Eliyahu ahora sugiere abandonar a los rehenes a su suerte”, escribió Lapid en su cuenta de X. Se estima que en Gaza todavía quedan 20 rehenes con vida, además de los cadáveres de otros 30.
“Esto es un desastre viviente: para la seguridad, para las relaciones internacionales y para la responsabilidad mutua del pueblo de Israel. Si no lo despiden hoy, el gobierno israelí estará admitiendo que ha abandonado a los rehenes”, agregó el líder opositor.
En la entrevista, Eliyahu había dicho que el objetivo principal de la guerra debería ser la “victoria sobre Hamas”. Sobre los rehenes, dijo que “deberían ser llamados 'prisioneros de guerra', y las cuestiones sobre los 'prisioneros de guerra' deberían ser tratadas al final de la guerra”, declaró. “Cuando se los define como rehenes, el objetivo principal es devolverlos, pero creo que los rehenes no deberían ser el objetivo principal”, expresó.