La iglesia Sagrada Familia de la Franja de Gaza se hizo conocida porque fue mencionada en varias ocasiones por el papa Francisco, fallecido en abril. El líder religioso dijo en su momento que llamaba casi todos los días al párroco, el argentino Gabriel Romanelli, para darle su apoyo. También se informaba así sobre la situación que enfrentaban los gazatíes bajo los bombardeos israelíes.

Cuando Francisco murió, el jefe del comité de emergencia de la iglesia católica en Gaza, George Anton, dijo a la BBC: “Siempre nos preguntaba: '¿Qué han comido? ¿Tienen agua? ¿Tienen suficiente comida? ¿Han comido hoy? ¿Cómo están sus hijos? ¿Cómo está su salud? ¿Tienen medicinas?'”.

Esa iglesia, que es la única católica en el enclave palestino, ha servido como refugio para unas 500 personas que intentaban protegerse de la ofensiva militar. En 2023 sufrió un ataque de francotiradores que mató a dos mujeres, madre e hija, pero no había recibido el impacto de los bombardeos hasta este jueves, cuando un explosivo dejó cuatro muertos y siete heridos. Uno de esos heridos fue Romanelli, que sufrió lesiones leves en una pierna. Otros están graves.

El patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa (de quien depende la parroquia), manifestó que “la iglesia ha sufrido daños”. Según Vatican News, el religioso agregó: “Dicen que fue un error de un tanque israelí, pero no lo sabemos. Golpeó la iglesia, la iglesia misma”.

El lunes, Romanelli afirmó que cada vez era más difícil acceder a alimentos. “Para las verduras, cuando están disponibles, dependemos de los pequeños huertos de guerra que algunos agricultores improvisados han montado. Pero cada vez es más raro, porque la mayoría de los habitantes han huido hacia el sur de la Franja”, afirmó.

“A nuestro alrededor sólo hay muerte y destrucción. Día y noche nos acompaña el ruido de las bombas que caen a pocos cientos de metros de la parroquia. Es absurdo, pero después de 21 meses estos horribles ruidos de las explosiones se han convertido en algo habitual en nuestra vida cotidiana”, agregó.

Romanelli informó que hay una 500 personas que acampan “en todos los rincones de la parroquia”. De acuerdo con el sacerdote, de los 1.017 católicos que había en Gaza antes de octubre de 2023, 300 dejaron ese territorio cuando todavía estaba abierto el paso de Rafah, en la frontera con Egipto. Otros 54 murieron.

“Aquí, entre los nuestros, en noviembre de 2023 fue asesinada la anciana música Elham Farah, y un mes más tarde, Nahida y Samar, madre e hija, asesinadas a las puertas de la iglesia. Los demás cristianos fallecidos son, en cualquier caso, víctimas de la guerra: se trata de personas enfermas (cardíacas, diabéticas, etcétera) que ya no pudieron recibir los medicamentos necesarios”, denunció.

Después del bombardeo a la iglesia, el papa León XIV volvió a llamar a un “inmediato alto el fuego” en Gaza y al “diálogo” para que termine este conflicto, y manifestó su “profunda tristeza” por quienes murieron y sufrieron heridas. También le expresó a Romanelli “su cercanía espiritual”.

Los ataques a lugares de culto en Gaza no son nuevos. A lo largo de esta ofensiva se han destruido por completo 815 mezquitas, según un informe de la Autoridad Nacional Palestina citado por la agencia Efe. Sin embargo, el ataque de este jueves cobró mucha más visibilidad y motivó diversas muestras de rechazo y preocupación de parte de varios gobiernos.

La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, manifestó que “los ataques contra la población civil que Israel lleva meses llevando a cabo son inaceptables”.

También el Ministerio de Relaciones Exteriores y de Culto de Argentina –pese al fuerte alineamiento del presidente Javier Milei con el gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu– manifestó “su seria preocupación por los hechos ocurridos en la Iglesia Católica de la Sagrada Familia, en la Franja de Gaza, en el marco de los cuales resultó herido el padre Gabriel Romanelli, ciudadano argentino y párroco de dicha comunidad”.

Agregó que “el resguardo de los civiles y de las instalaciones religiosas y humanitarias constituye un principio esencial del derecho internacional humanitario, que debe ser plenamente observado por todas las partes involucradas”.

Karoline Leavitt, vocera de la Casa Blanca, dijo que el presidente estadounidense, Donald Trump, conversó con Netanyahu, quien reconoció que el ataque a la iglesia “fue un error”. Después de esa llamada, el primer ministro israelí dijo en un comunicado que “Israel lamenta profundamente que una munición perdida impactara” en la iglesia. Afirmó que se “está investigando el incidente” y que “cada vida inocente perdida es una tragedia”.

Hasta este jueves, la ofensiva israelí dejó cerca de 58.600 muertos verificados por las autoridades locales, aunque distintas estimaciones concluyen que la cifra es mayor.