El Gabinete de Seguridad de Israel aprobó el plan militar que el primer ministro Benjamin Netanyahu propuso para la Franja de Gaza. Según manifestó en un comunicado, el plan consiste en tomar el control de la ciudad de Gaza, pero también desarmar a Hamas, lograr el regreso a Israel de todos los rehenes y establecer una “administración civil alternativa” que gobierne ese territorio palestino. Esa administración, agrega, no será de Hamas, que en los hechos gobierna la Franja de Gaza, ni de la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna Cisjordania. Excluye así a las dos grandes facciones palestinas.
En el comunicado no especifica qué pasará con el resto del territorio gazatí, ni con el millón de personas que actualmente se encuentran en la ciudad de Gaza. Sí se informa que se descartaron otras líneas de acción porque no lograrían los objetivos del gobierno, que incluyen el desarme de Hamas, la “desmilitarización” de la Franja de Gaza y también el “control israelí de la seguridad” de todo ese territorio.
Varios medios israelíes informaron que la ocupación militar está prevista para toda la Franja de Gaza, tal como dio a entender Netanyahu el jueves en declaraciones al canal Fox News. En esa entrevista, el primer ministro también manifestó su intención de mantener un “perímetro de seguridad” en la Franja de Gaza, y dijo que preveía transferir más adelante control de ese territorio a un gobierno “árabe” que reconozca a Israel.
El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se reunirá este sábado de urgencia para tratar esta situación. El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que la decisión del gobierno israelí “marca una escalada peligrosa y corre el riesgo de profundizar las ya catastróficas consecuencias para millones de palestinos. Podría poner en peligro aún más vidas, incluyendo la de los rehenes”, según transmitió una de sus portavoces, Stephanie Tremblay.
Volker Türk, alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, pidió “detener de inmediato” estos planes de “ocupación militar total” que violarían el derecho internacional y podrían causar más muertes y desplazamientos forzados. “Van en contra del fallo de la Corte Internacional de Justicia en el que se establece que Israel debe poner fin a su ocupación lo antes posible, así como contra la solución acordada de dos estados y contra el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación”, advirtió.
Canadá, Bélgica, España, Reino Unido, Francia, Países Bajos, Australia, Chile, Turquía y la Comisión Europea manifestaron su rechazo a este plan y llamaron a Israel a no aplicarlo.
Incluso Alemania, el país de la Unión Europea más reticente a criticar a Israel, condenó estos planes. El canciller alemán, Fiedrich Merz, dijo que Israel no aclaró cómo espera lograr sus objetivos y llegar a un cese del fuego. En una medida inédita para su país, Merz anunció que “en estas circunstancias el gobierno federal no aprobará hasta nuevo aviso ninguna exportación de material militar que pudiera utilizarse en la Franja de Gaza”. En respuesta, la oficina del primer ministro israelí acusó a Alemania de “premiar el terrorismo”.
También Países Bajos canceló entregas de material militar por el “riesgo de uso” en la Franja de Gaza, y Bélgica convocó a la embajadora israelí, Idit Rosenzweig-Abu, con el objetivo de “abogar enérgicamente por que se dé marcha atrás en estas intenciones”.
Para el Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, el plan de Netanyahu es “una violación grave adicional del derecho internacional que conduce a un callejón sin salida”. Agregó que “constituye un atentado a las aspiraciones legítimas de los palestinos de vivir en paz en un Estado viable, soberano y contiguo y una amenaza a la estabilidad regional”.
La Autoridad Nacional Palestina pidió una sesión extraordinaria y urgente de la Liga Árabe para tratar esta decisión de Israel que, afirmó, traerá más desplazamiento forzado, más “masacres” y más hambruna.