El miércoles, la bancada de senadores de la coalición aprobó una moción para convocar en régimen de interpelación al ministro de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini, a quien le pidieron que concurra acompañado del presidente de Antel, Gabriel Gurméndez. El objetivo es “que tome estado parlamentario y dar tratamiento al proceso de decisión, construcción y administración” del Antel Arena.

“¿Nos interpelamos a nosotros mismos? No, obvio que no”, escribió en su cuenta de Twitter el senador del Partido Nacional Jorge Gandini. Agregó que el oficialismo usa ese recurso parlamentario “para saber, conocer y hacer conocer todo el caso” del Antel Arena. “Ojalá pudiéramos interpelar a [Carolina] Cosse... Haremos las preguntas, el gobierno dará toda la información, el Frente Amplio [FA] podrá responder”, sostuvo.

Esta no es la primera vez que el oficialismo impulsa una interpelación a los ministros de su propio gobierno, ni en este período, ni mucho menos en toda la historia parlamentaria. “Soy consciente de que este llamado a sala despertó algunas inquietudes, apoyos, así como incomodidades y ciertas rispideces”, dijo en la Cámara de Diputados el representante Eduardo Lust, de Cabildo Abierto (CA), el 3 de junio de 2020. Y así dio inicio a la interpelación que impulsó, a cuatro ministros del gobierno de la coalición que integra: Transporte y Obras Públicas (en ese momento, Luis Alberto Heber), Economía y Finanzas (Azucena Arbeleche), Industria, Energía y Minería (Paganini), y Vivienda y Ordenamiento Territorial (Irene Moreira, también de CA).

En ese caso, el motivo fue el contrato con UPM, que fue firmado por el gobierno anterior, del FA. En sala, Lust explicó que su accionar era “como si en el menú de la coalición multicolor varias personas se pusieran de acuerdo en trabajar en un restaurante, proponiendo cada una distintos platos”. “CA propuso en el menú de la coalición el tema de UPM y los restantes socios, con todo derecho, dijeron que ese asunto estaba por fuera de la coalición multicolor”, agregó.

Para el diputado esto significó, según dijo, que CA se siente “libre” y que los ministros y el Poder Ejecutivo que los engloba “están por fuera del acuerdo, en el sentido de que la coalición es hacer recíprocas concesiones en temas que, si uno no integrara una coalición, no haría”. “El hecho de que integremos la coalición nos obliga moral y éticamente a hacer un poco más de concesiones que a no hacerlas. Por eso, al quedar fuera el tema de UPM, nos sentimos más cómodos para hablar sobre el particular”, indicó.

“Una carambola a varias bandas”

El politólogo Antonio Cardarello sostuvo a la diaria que, a su juicio, lo que busca el oficialismo con esta interpelación por el Antel Arena es “inhibir o bloquear cualquier posibilidad de reacción del FA, así como lo hizo Lust, para mostrar diferencias o un perfil dentro de la coalición, en un año como 2020, que fue atípico”, porque el FA no hizo ninguna interpelación. Subrayó que eso también supuso una novedad, ya que “por primera vez desde 1985 hasta acá en 2020 la oposición no interpeló a ningún ministro del gobierno”.

Por otro lado, el politólogo sostuvo que por medio de la interpelación se hará muchas referencias a la gestión anterior; por lo tanto, en realidad “la que va a ser interpelada es la administración del FA”. “Es una jugada política del gobierno; ya le dio buen resultado el año pasado y la pone en práctica de vuelta, tratando de cortar una serie de interpelaciones que llevó adelante el FA en los últimos meses”, sostuvo.

Además, dijo que el episodio del Antel Arena le recuerda mucho a cuando se proyectó e inauguró la Torre de las Comunicaciones –también de Antel–, durante el segundo gobierno del presidente colorado Julio María Sanguinetti, cuando “también se habló mucho del despilfarro que originaba, que se podía gastar en otra cosa, hasta que después se asimiló”.

Cardarello subrayó que esta próxima interpelación tiene, por un lado, “la virtud de seguir cuestionando la administración anterior del FA”, sobre todo “en momentos en que ya se largó con todo” la campaña del referéndum contra la ley de urgente consideración. Además, “no deja de estar en el foco que la que llevó adelante el proyecto del Antel Arena es la intendenta de Montevideo, Cosse, que se perfila como una posible precandidata” del FA a la presidencia, por lo tanto, “siempre conviene seguirle pegando”. “Cierra por varios lados, es una carambola a varias bandas”, finalizó.

En tanto, el también politólogo Daniel Buquet subrayó a la diaria que el recurso de interpelación es uno de los instrumentos del Parlamento para controlar, y por eso suele usarlo la oposición. Destacó que por ese motivo la Constitución prevé que la interpelación se pueda llevar adelante con un tercio de los votos, es decir, sin una mayoría, porque, de lo contrario, “estaría dejando en manos del propio gobierno, o al menos de la mayoría legislativa cuando el gobierno la tiene, el derecho a interpelar”. “Es evidente que la norma que permite interpelar con un tercio está pensada para que sea un derecho ejercido por la oposición”, enfatizó.

Aclaró que la norma no prohíbe al oficialismo interpelar a ministros; de hecho, antes de la dictadura era común que facciones del partido de gobierno participaran en una interpelación, porque “en aquellos tiempos, además, era frecuente que hubiera disidencias internas, pero siempre era un recurso manejado desde la oposición al gobierno”.

En cuanto a la interpelación a Paganini y Gurméndez, Buquet dijo que básicamente apunta a “hacer una especie de ejercicio de denuncia de acciones del gobierno anterior”; por lo tanto, en este caso el recurso de la interpelación como tal “está desvirtuado”. “Obviamente que se puede denunciar al gobierno anterior y a cualquiera que lo haya precedido, pero para eso existen otros mecanismos, no el del control legislativo”, agregó. Puso como ejemplo que en el Parlamento “se pueden llevar adelante comisiones investigadoras sobre cualquier asunto”. 

El recurso de la interpelación fue abordado en una tesis de maestría en Ciencia Política sobre “control político en Uruguay” a cargo de Esteban Andrés García Ortíz, en 2020, para la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República. Allí se consigna que “una diferencia notable entre las legislaturas previas a 1973 y las posteriores a 1985 es que en las primeras solían practicarse llamados a sala de fuego amigo”; es decir, interpelaciones en las que interpelantes e interpelados pertenecían al mismo partido.

Según este estudio, entre 1943 y 2015 el período legislativo que tuvo más interpelaciones fue el de 1967-1972, con un total de 62, de las que siete fueron de “fuego amigo” –o sea, en ese caso, del Partido Colorado–. En el período siguiente –que quedó trunco por el golpe de Estado– hubo 14 interpelaciones y cuatro fueron entre el oficialismo, en el año y poco que llegó a funcionar la nueva legislatura. Pero desde la restauración democrática, en 1985, hasta que Lust llamó a los cuatro ministros el año pasado, no había habido interpelaciones impulsadas desde el oficialismo.