El jueves se llevó a cabo el lanzamiento preliminar de ElectoralCheck, una iniciativa de Unesco, Chequeado y la red LatamChequea para combatir la desinformación electoral en la región.

A diferencia de iniciativas como las coaliciones de medios, con los casos de Verificado en Uruguay, VerificadoMX en México, Reverso en Argentina o Comprova en Brasil, que funcionaron haciendo fact-checking durante las campañas de sus respectivos países, esta nueva iniciativa pretende generar insumos y recursos para educar en el combate a la desinformación a tres grupos: los periodistas, los cuerpos electorales y los docentes de educación secundaria.

Para ello, se elaboraron guías para profesores y cuerpos electorales, al tiempo que se presentó para los periodistas un decálogo de los tipos de desinformación electoral recurrentes. Chequeadores de toda América Latina fueron consultados para elaborarlo, según explicó a la diaria Olivia Sohr, directora de Impacto y Nuevas Iniciativas de Chequeado y coordinadora del proyecto.

“Decidimos hacer ElectoralCheck pensando en que, a diferencia de lo que pasó con la pandemia, las desinformaciones puntuales no son exactamente las mismas, pero sí hay una tendencia a que se repitan ciertos tipos de desinformación”, explicó.

El motivo por el que algunos tipos de desinformación se repiten en distintas regiones se debe “en parte a que hay actores que se dedican sistemáticamente a desinformar. Hay grupos que se dedican a desinformar y se pasan información de un país a otro o tienen agrupaciones en distintos países, como ocurrió con Médicos por la Verdad durante la pandemia”, explicó Sohr.

Según ElectoralCheck, existen diez tipos de desinformación electoral que predominan durante los procesos de votación en cada país. Uno de ellos es el señalamiento de irregularidades aisladas como indicio de un fraude sistemático, otro es la acusación directa de fraude hacia las autoridades electorales, un tercer tipo es el de los supuestos casos de personas fallecidas votando, y en cuarto lugar está la desinformación respecto de qué personas están o no habilitadas para votar.

Un quinto tipo de desinformación electoral, según señala este proyecto, es la manipulación a la ciudadanía para anular su voto. También están los casos de desinformación sobre la documentación necesaria para votar, la que refiere al voto de las personas en el exterior, la confusión de horarios para poder acudir a votar, las falsas encuestas de tendencia en los votos y las falsas declaraciones de los candidatos.

“La idea es que esto llegue a los ciudadanos y probablemente generemos más material en esa línea. Si todos estamos alertas a esta desinformación, cada uno puede ayudar a hacer que circule menos: los docentes haciendo trabajo en las aulas con personas que van a votar por primera vez, los periodistas en la forma en que comunican, los cuerpos electorales en la forma en que llevan adelante el proceso y ayudando a llenar vacíos informativos. Y los ciudadanos al estar todos más atentos a qué tipo de desinformación circula. Si entendemos más cómo funcionan los procesos electorales y cómo funcionan las desinformaciones, es menos probable que caigamos en ellas y que terminemos compartiéndolas y difundiendo algo que es falso”, dijo Sohr a la diaria.

De momento, el proyecto no está enfocado en casos puntuales de elecciones, por lo que no llevará adelante ninguna iniciativa de cara al referéndum contra la ley de urgente consideración del 27 de marzo en Uruguay.

Tanto el decálogo de tipos de desinformación electoral como las guías para cuerpos electorales y para docentes se encuentran disponibles en el sitio electoralcheck.org.