El senador Guido Manini Ríos utilizó la media hora previa de la sesión del miércoles de la cámara alta para recordar que en abril se cumplen 50 años de la declaración del estado de guerra interno en el país. A su entender, es una fecha que debe ser rememorada en el Parlamento y, “a partir de su cabal conocimiento, se debe buscar contribuir a las pacificaciones de los espíritus de nuestros compatriotas”.

Según el senador, “mucho se ha hablado de la llamada historia reciente, que se circunscribe a partir de la disolución de las cámaras en junio de 1973 y a los excesos cometidos por la dictadura a partir de entonces, y prácticamente se ha hecho silencio sobre lo ocurrido en los años previos”. En ese sentido, recordó una serie de hechos acontecidos en la década previa, “para tener una idea clara de este pasado, para nosotros no tan reciente”.

En su opinión es necesario hablar de ese período de la historia nacional “sin pretender darle un sesgo para favorecer disposiciones políticas del presente. La historia debe basarse en los hechos reales y no en relatos funcionales a organizaciones y partidos que actúan medio siglo después, y sobre todo la historia no puede escribirse a pedido de quienes buscando eternizar la fractura en nuestra sociedad y hacen correr generosamente los recursos para mantener encendido siempre el fuego que ardió hace medio siglo”.

“El saldo de una década de violencia política es devastador y sorprende que los actuales textos de estudio en su capítulo sobre historia reciente omitan hablar de este, un centenar de personas, entre ellas decenas de civiles, 33 policías y 17 militares son asesinados, secuestrados, heridos, [hubo] robos a bancos y a privados, arsenales descubiertos, liberación de dos secuestrados en una de las cárceles del pueblo donde estuvieron más de un año en condiciones infrahumanas. Esta fue la realidad que vivió el país en democracia durante más de una década, nadie puede negarlo sin mentir groseramente”, dijo.

“Creemos que es necesario mirar hacia adelante como país y dejar atrás ese pasado de enfrentamiento, y ese espíritu debe asentarse en el conocimiento de nuestra historia real, desprovista de las pasiones que se viven medio siglo después, una mirada objetiva del pasado, que no oculte ni tergiverse los hechos, que no transforme en héroes a quienes atentaron contra la democracia y reconozca a quienes dieron o arriesgaron su vida para defender a la sociedad de esa agresión”, enfatizó el senador.

Agregó que en ese proceso histórico “hubo muchos actores, internos y externos, que nunca fueron señalados con el dedo y a los que les caben importantes responsabilidades”. A su entender, en el país se cuenta una “historia mutilada” para “uso y provecho de ciertos grupos” y se debería tener en cuenta que “la decisión de declarar un estado de guerra interno” fue para “dar el marco jurídico necesario para la defensa del país contra el ataque deliberado contra nuestras instituciones”.

Olesker: “Yo me sentí muy violentado por la intervención anterior”

El senador Daniel Olesker fue el primero en tomar la palabra tras lo dicho por Manini Ríos y aseguró que como persona que vivió ese tiempo se sintió “muy violentado” por el discurso del líder de Cabildo Abierto, en tanto “integraba el 26 de Marzo y el MLN [Movimiento de Liberación Nacional] en 1972”. Al igual que Manini, Olesker usó sus minutos en el Senado para intentar contextualizar y resaltar hechos que también se vivieron en la época previa a la dictadura que no fueron nombrados antes.

En particular, recordó las palabras de Carlos Quijano sobre las medidas prontas de seguridad que se tomaron previo al golpe de Estado. Señaló que aumentó la represión policial, la censura de prensa, la detención de sindicalistas y las primeras muertes en democracia. Olesker remarcó que el gobierno antes de 1971 “comienza a reprimir al movimiento obrero, clausura locales, ilegaliza las organizaciones sindicales, persigue al movimiento estudiantil, ilegaliza los partidos y, por lo tanto, comienza a hacer desaparecer las libertades de los ciudadanos. Fue desde el Estado que se aplicó de a poco el decaimiento de los valores básicos de la democracia”.

El senador terminó su intervención diciendo que “nosotros no tenemos nada que conmemorar en los 50 años del estado de guerra interno, tenemos tristeza porque fue el camino hacia la dictadura, porque explica parte sustantiva de lo que les pasó a nuestros compañeras y compañeros presos, a los torturados, a los exiliados, a los desaparecidos. Sólo tristeza nos trae estos 50 años”.