Tras un período de estancamiento en las negociaciones, la Unión Europea (UE) y el Mercosur dan los primeros pasos para retomar el impulso a un acuerdo de asociación entre los bloques. El canciller uruguayo, Francisco Bustillo, inició el lunes pasado una gira por Europa con este objetivo, ya que Uruguay ocupa la presidencia rotativa del bloque regional, y estuvo en España, Bélgica, Alemania y Francia. 

La culminación del capítulo comercial en junio de 2019 fue celebrada como una victoria por representantes de ambos bloques luego de 20 años de negociaciones, pero se trató de un primer paso. El proceso continúa con decisiones sobre la firma y ratificación del acuerdo, dos instancias que quedaron en pausa luego de que algunos países de Europa manifestaran su preocupación por cuestiones ambientales. 

Sin embargo, la gira del canciller uruguayo coincide con la decisión de la UE de buscar superar estos obstáculos. El embajador de la UE en Uruguay, Paolo Berizzi, dijo a la diaria que la pandemia de covid-19 y la invasión rusa a Ucrania hicieron que el bloque “cambiara la mirada hacia sí mismo y hacia el mundo”. El primer hecho llevó a que la UE se planteara la necesidad de desarrollar una “globalización mejor”, que no implicara “depender de otros en aspectos cruciales” y asumiera que, llegado el caso, “si tienes que depender de otros, mejor depender de socios confiables”, explicó.

El “segundo llamado de atención” se dio tras la invasión rusa a Ucrania, agregó Berizzi. Que América Latina y el Caribe fueran la región con más alto porcentaje de votos de condena a Rusia en la Asamblea General de Naciones Unidas, “con 85% de convergencia con la UE”, llevó a esta a pensar que era “el momento de revitalizar nuestras relaciones”, afirmó. 

Sobre estas bases, los ministros de relaciones exteriores de los países de la UE acordaron en julio “promover una serie de medidas para acercarse” como bloque “a América Latina y el Caribe”, que aún no se han presentado de forma oficial. Entre ellas, en la parte comercial, se encuentra trabajar en la modernización de los acuerdos de asociación con México y Chile y avanzar hacia la concreción del acuerdo de asociación con el Mercosur. “No pensamos que nuestra relación tenga que estar donde está ahora, sino que se tiene que desarrollar aún más”, recalcó el diplomático. 

La llave para el siguiente paso

El Parlamento Europeo aprobó a fines de 2020 una declaración en la que aseguró que no iba a ratificar el acuerdo comercial con el Mercosur “en su estado actual”, debido a la política ambiental de Brasil, y particularmente a la deforestación. Las voces críticas han surgido principalmente en Francia, Países Bajos y Austria; de hecho, el Parlamento de este último país se adelantó en la discusión y votó a fines de 2019 en contra del acuerdo de asociación. 

“¿Por qué existe esta política [ambiental] en Europa? Primero, es nuestra mirada al mundo. El primer objetivo de la UE ahora es de lucha contra el cambio climático”, señaló Berizzi, y agregó que la “sensibilidad medioambiental es algo que ahora pertenece a muchos ciudadanos europeos”, que cuando votan se fijan “si hay componentes verdes en los programas de los partidos”. 

“Desde Europa, los partidos políticos, los gobiernos y los ciudadanos nos hicieron entender que hay preocupación sobre todo en materia medioambiental, de sostenibilidad, acerca de lo que se ha acordado en este texto que se negoció”, dijo Berizzi. 

Ante esto, la UE está trabajando en “un documento adicional al tratado”, que se aplicaría de la misma manera a los países europeos y a los del Mercosur para especificar “un poco mejor los compromisos en materia de sostenibilidad del medioambiente y lucha contra el cambio climático que ya están contenidos en el acuerdo que se ha negociado”. Este documento será presentado en los próximos meses al Mercosur.

Para proceder con el acuerdo se requiere la aprobación del Consejo Europeo y el Parlamento Europeo, y luego el texto debe ser ratificado por cada uno de los 27 estados miembros de la UE. En esta hay cautela sobre cuándo se podría arribar a buen puerto, pero Berizzi señaló que lo que sí se sabe “es que ahora en la UE la presidencia de turno es de República Checa, que puso a América Latina dentro de sus prioridades. Luego vendrá Suecia, que va a jerarquizar sobre todo los aspectos comerciales de este relacionamiento, y luego España, en el segundo semestre de 2023, que seguramente va a tener la máxima atención posible al relacionamiento con la región. Estamos en un período que se puede volver muy favorable” para esta asociación, expresó.

“Si me hacía la misma pregunta el año pasado, hubiese sido menos optimista. Ahora tengo una dosis de optimismo mayor sobre cómo vamos a avanzar y la posibilidad de concluir el acuerdo”, concluyó. 

La integración regional y China

En paralelo, Uruguay busca concretar un tratado de libre comercio con China, y para ello ha planteado la necesidad de flexibilizar el Mercosur. 

Acerca de esa voluntad de acercamiento a China, Berizzi dijo que se trata de “decisiones internas” y recalcó que la UE no ve al “mundo de forma bipolar”. “Tenemos una mirada del mundo distinta, pero entendemos perfectamente que Uruguay tiene una cantidad enorme de productos que debe exportar a alguna parte. Lo que a nosotros nos importa más es que Uruguay sea para la UE un socio confiable y por eso estamos siempre dialogando”, apuntó. 

El diplomático sostuvo que la UE “favorece siempre la integración regional”, porque cree “que la colaboración entre estados es la mejor manera de no tener problemas”. “Sin embargo, la UE está negociando con el Mercosur un acuerdo de asociación, no lo está haciendo [por separado] con Brasil, Argentina, Uruguay o Paraguay. Vemos la importancia del bloque en el contexto regional, y luego el bloque decide qué considera oportuno”.