El Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC) pasó por una montaña rusa estos últimos años. Desde su creación en 2015, pasando por los cambios que trajo consigo la asunción del gobierno de coalición y un estancamiento de los servicios a partir del comienzo de la pandemia, hasta el cambio de dirección en 2021, el SNIC debió adaptarse rápidamente para seguir brindando el derecho al cuidado de aquellos que lo necesitan.

Recientemente se anunció la ejecución de la figura del “facilitador de autonomías”, que ayudará a niños de las escuelas del programa de Atención Prioritaria en Entornos con Dificultades Estructurales Relativas (Aprender). En este contexto, la diaria consultó a distintos actores involucrados con el sistema para conocer si en estos años se logró mantener la calidad y universalidad de los servicios de cuidado, y cómo se recibe esta novedad.

Silvina Brocal, secretaria general del Sindicato Único de Asistentes Personales (Suap), dijo a la diaria: “Fuimos pioneros y ejemplos a nivel de América Latina y el Caribe. Y digo fuimos porque yo creo que ahora no somos ejemplo de eso. Por el contrario, estamos en un Sistema de Cuidados bastante estancado”.

El plan piloto

Actualmente, según información del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), hay 5.407 usuarios activos en el programa de asistentes personales, de los cuales la mayoría son menores de 18 y mayores de 80 años, y el total de asistentes personales es de 4.024. Asimismo, hay 1.512 beneficiarios con una Beca de Inclusión Socioeducativa (BIS) y hay nueve centros diurnos, con 315 usuarios.

En agosto de 2022 la secretaría publicó un plan piloto y este año anunció que implementaría la figura del facilitador de autonomías. El plan piloto de provisión colectiva para el programa de asistentes personales introduce a un nuevo actor: las cooperativas. Se propone un segundo modo de generar binomios -el vínculo entre los asistentes y los usuarios-, entendiendo que los asistentes personales tendrán el apoyo y la ayuda constante de su cooperativa, así como también del Instituto Nacional del Cooperativismo.

Por otro lado, el nuevo plan supone mejorar el sistema de suplencias de los trabajadores y el cese de la relación entre los asistentes personales y los usuarios. Brocal opina que, de este modo, “se les trasladó un problema a las cooperativas que no solucionan problemas de fondo”.

En línea con afirmaciones anteriores del ministro de Desarrollo Social, Martín Lema, la directora de Cuidados, Florencia Krall, dijo a la diaria que el programa de asistentes personales no solamente empezó a crecer desmedidamente en solicitudes y en demanda, “sino que es un programa que acarreó inestabilidad jurídica desde sus comienzos, porque la ley lo previó para brindarlo en forma individual o en forma colectiva”, pero “siempre se brindó en forma individual”, los usuarios desconocían su rol como empleadores de los asistentes personales y no sabían cómo encargarse de las leyes laborales. Para Krall, de esta forma se generó inseguridad y falta de asesoramiento y de información.

Al entender de Krall, las cooperativas permitirán una elección más personalizada de los asistentes personales, se mantendrá el pago de 4,6 bases de prestaciones y contribuciones a los trabajadores (unos 26.000 pesos) e incluso se tomarán en cuenta los gastos de gestión de las cooperativas.

En cambio, Brocal criticó que el nuevo plan se construyó “sin la labor de los trabajadores. Nos venimos a enterar la mayoría de las cosas a través de la prensa”, afirmó, y agregó que también dejaron de lado al Comité Consultivo de Cuidados y que no les dieron el tiempo suficiente para conocer en profundidad de lo que se trataba la iniciativa, que ya fue implementada en los departamentos de Salto, Tacuarembó, Paysandú, Colonia y Maldonado.

El facilitador de autonomías

En paralelo, en junio de 2023 se pondrá en marcha la figura del facilitador de autonomías en los centros educativos, en especial en las escuelas Aprender. Estas personas estarán a cargo de la asistencia a los niños en la escuela y tendrán que cumplir con una serie de requisitos, como la graduación del Curso Especial de Atención a la Dependencia y poseer al menos un año de experiencia en el cuidado de niños y adolescentes. Krall aseguró que “esa fue otra gran debilidad del SNIC: que los cuidadores o asistentes personales sean requeridos exclusivamente para que el niño pueda ingresar a la escuela”.

El Mides se hará cargo de brindar el apoyo de estos técnicos en los centros educativos y se calcula que se necesita un asistente por cada tres niños con dependencia. El plan comenzará con 40 escuelas en 2023 y se espera llegar a 300 en 2024. Para el primer año se le asignaron al SNIC 11 millones de pesos y para el siguiente 100 millones.

“Entendimos que el modelo idóneo era poner los apoyos en los centros educativos y que el Sistema de Cuidados brinde la figura que va a dar los cuidados, que es el facilitador, con un perfil similar al del asistente personal, y el apoyo pedagógico lo va a brindar la Administración Nacional de Educación Pública [ANEP]”, dijo Krall.

Valentina Perrotta, representante de la Universidad de la República (Udelar) en el Comité Consultivo de Cuidados, considera que se debe avanzar hacia la universalidad con esta figura, y evaluó lo anunciado como “positivo, en la medida en que esa cobertura llegue a todos los niños que necesiten este acompañamiento”. Sin embargo, Perrotta no cree que sean suficientes los números previstos, dado que con estas nuevas propuestas se espera llegar a los 6.500 asistentes personales para fines de 2023. “Yo quiero recordar que el año 2020 cerró con 6.000 usuarios. Si tu meta es que en un período de gobierno se avance 500 casos, hay una limitación al avance de los derechos de las personas y al espíritu de la ley”, analizó.

Brocal, por su parte, comentó que muchos asistentes personales están preocupados porque “de haber facilitadores ya asignados en las escuelas seguramente no haya la necesidad de contratar a asistentes personales”. Estos trabajadores creen que bajará la demanda de cuidados.

Conflictos de liderazgo

Más allá de las nuevas políticas del SNIC, hubo distintos conflictos a lo largo de estos casi tres años de gestión. Perrotta, que además es socióloga, investigadora y docente del Departamento de Sociología en la Facultad de Ciencias Sociales de la Udelar, se refirió, por ejemplo, al impacto de los cambios en la conducción del SNIC entre 2020 y 2021. “Salvo en ese periodo de [Daniel] Radío [de marzo a julio de 2020], donde sí había una intención mucho más honesta de informar qué era lo que sucedía efectivamente, hubo, como siempre, mucha dificultad de ejercer el rol de asesoría y de monitoreo por la falta de información, en parte porque había que empezar de nuevo cada vez que se sumaba alguna dirección nueva”, afirmó.

Después de Radío asumió el cargo Gabriela Bazzano, que fue designada secretaria nacional de Cuidados, pero renunció en mayo de 2021 luego de ser transferida a la División de Discapacidad, tras la asunción de Lema. la diaria había informado en diciembre de 2020 que Crimen Organizado había investigado su gestión al frente de su ONG, Seamos, por el programa Familias Articuladas, en el que se entregaban hijos de personas con discapacidad que vivían en el hogar a otras familias. Luego de ese cambio asumió Krall, abogada y creadora de la Fundación “Humaniza Josefina”.

Perrotta opina que los sucesivos cambios de autoridades generan que cada director deba aprender cómo funciona el sistema, cuáles son los órganos que componen la institucionalidad y cuál es el rol del Consejo Consultivo, entre otros aspectos, lo cual enlentece los avances.

Por otra parte, durante la dirección de Bazzano se comenzó a cuestionar si el Comité Consultivo, que integra el SNIC junto con la Junta Nacional de Cuidados y la Secretaría Nacional de Cuidados y Discapacidad, debía seguir participando en las reuniones. “Siempre hubo un reclamo por parte del Consultivo de que la información que nos hacían llegar de los distintos componentes del sistema no era completa, había aspectos que nosotros nos enteramos por la prensa y eso se mantuvo todo este período”, explica Perrotta.

De esta forma el Comité Consultivo de Cuidados fue perdiendo autoridad y participación en las planificaciones y decisiones del SNIC, y se “implementó un piloto sin el aporte del consejo”, dijo Perrotta. “Se nos informó en la reunión que tuvimos a fin de año, por parte de la directora Krall, que no nos recibió porque nosotros salimos a la prensa. Se nos dijo que nosotros estábamos manejando información y que no estábamos siendo leales a nuestra función”, apuntó.

Por otra parte, la Junta Nacional de Cuidados se reunió dos veces: en 2020 y 2022. Perrotta comentó que los órganos de gestión no están interactuando, no se están reuniendo o lo hacen mínimamente. Explicó que hace falta información, por ejemplo, a través de una rendición de cuentas, “como se hacía en el gobierno anterior”.

Los desacuerdos entre el gobierno de coalición y la organización del SNIC

Perrotta recordó las diferencias que surgieron ante la decisión del gobierno de integrar el SNIC al Programa Nacional de Discapacidad (Pronadis), “como si se tratara de la misma agenda” cuando “claramente no es la misma agenda”. “Se integran los cuidados con la discapacidad cuando, desde el inicio, siempre se hizo un esfuerzo de distinguir conceptualmente la discapacidad de la dependencia y necesidad de cuidados”, subrayó.

Para Krall, en cambio, “la visión de cuidados y la visión de discapacidad es distinta. Sin embargo, confluyen en lo que es la niñez”.

Otra preocupación que tiene el Comité Consultivo es que, según Perrotta, algunos actores de gobierno, al referirse al SNIC, hacen mención a un programa que lo integra: el Programa de Asistentes Personales, porque “es sobre el cual tienen más capacidad de decisión”, siendo que el SNIC ofrece varios otros servicios, como los Centros de Atención a la Infancia y la Familia, las Becas de Inclusión Socioeducativa y las Casas Comunitarias de Cuidados.

Asimismo, Brocal se refirió a los cortes presupuestales que se dieron durante la gestión de la coalición y mencionó que cuando asumieron las nuevas autoridades el Plan Nacional de Cuidados que se presentó decía que al final del quinquenio “iba a haber una reducción de poco más de la mitad del Programa de Asistentes Personales”.

Krall señaló que para la creación de la figura del facilitador de autonomías en los centros educativos se podía utilizar el presupuesto del Programa de Asistentes Personales o pedir un incremento presupuestal en el Poder Legislativo. “Optamos por no tocar el presupuesto del [Programa] Asistentes Personales, pudiendo dar más prestaciones con una meta de 6.500, que es la primera vez en la historia del sistema que vamos a llegar a dar prestaciones” de este tipo, dijo.

Dos años de atraso y perspectivas poco alentadoras

En 2020, durante el período de Bazzano, el SNIC suspendió las visitas a los hogares que requerían un asistente personal. “Hasta que no se corrigieran las debilidades jurídicas en la contratación de las trabajadoras, el SNIC no iba a realizar más visitas de valoración y, por tanto, más ingresos”, explicó Perrotta. Esto llevó a un atraso de unos 4.000 casos y a la pérdida de trabajo de unos 700 asistentes personales. Asimismo, hubo 1.800 trabajadores que estaban con la habilitación parcial y que no se les había convocado para los cursos de atención a la dependencia.

Perrotta cuenta que la pandemia trajo consigo una demora en la asignación de cuidadores para aquellas personas que los precisaban. “Dos años en la vida de una persona mayor con dependencia severa -de hecho, nos han informado de casos que han fallecido-, es mucho tiempo. Y dos años en la vida de un niño pequeño con dependencia severa también es mucho tiempo”.

Brocal dice que “eso no fue a causa, en realidad, de la pandemia, sino [a causa de] definiciones políticas, y eso es lo que más duele”. Cuenta que, como resultado, se han entregado solamente 10% de las BIS prometidas.

Krall argumentó que cuando asumió como directora de Cuidados se encontró con que 50% de los asistentes personales que estaban trabajando no tenían el título de atención a la dependencia y, a su vez, “el sistema había explotado en demanda”. “Inicialmente estaba previsto para 1.200 puestos de trabajo y cuando yo asumí estaba arriba de 5.000, entonces tenía mucha gente trabajando sin la formación [necesaria] porque no se daba abasto. Desde el año 2017 teníamos gente sin formar”.

Para Perrotta, al SNIC le falta mucho por mejorar y no ve que sea una prioridad en la agenda política: “Yo no veo que este sea un tema que esté en las agendas de ningún partido. No veo ahora ni una defensa del sistema por parte de la oposición, del Frente Amplio. Y lo digo porque tiene muchas chances de volver a gobernar. Entonces, no es que va a cambiar el gobierno y el Sistema de Cuidados va a renacer. Yo hoy no lo veo”.