La semana pasada, la Intendencia de Montevideo (IM) anunció la creación de una ciclovía de 3,5 kilómetros, que abarcará el trayecto desde el Obelisco hasta la plaza Independencia, con un tramo por 18 de Julio y otro por la calle San José. Tras la presentación, realizada en el marco del Día Mundial sin Motores, la comuna recibió varias críticas por parte de actores políticos y sociales, quienes manifestaron que la propuesta no es segura.

“Es una locura, sobre todo el tramo entre Yaguarón y el Obelisco, que va por el medio de 18 de julio”, dijo a la diaria el edil del Partido Nacional Diego Rodríguez. “Nosotros no estamos en contra de la movilidad sostenible” y “apoyamos la creación de bicisendas”, pero estas deben ser hechas “con seguridad”, como las de Avenida Italia y Luis Alberto de Herrera, afirmó.

Asimismo, Rodríguez opinó que el proyecto sigue la línea de “muchas cosas que hace la intendencia”, pues no fue más que “una bomba de humo” que se exhibió por el Día Mundial sin Motores, en el que “había que tirar algo”. Dadas sus carencias, los ediles de la oposición esperan que la comuna reflexione y que lo presentado “no se lleve adelante”.

Por su parte, el edil del Partido Colorado Matías Barreto criticó que “se anuncian con bombos y platillos medidas de este estilo”, cuando “lo que termina implicando es pintar una calle de verde” y “copiando cosas de otros países” sin entender “la idiosincrasia del uruguayo”.

“Me parece que hay que leer lo que se publicó y lo que se presentó y van a ver cómo está: es una bicisenda segregada, no está separada con pintura, sino con segregadores”, aclaró la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, en rueda de prensa este fin de semana. Consultado sobre esta afirmación, Barreto consideró que “esa tiende a ser la contrarrespuesta que se da desde la IM”, pero que, de todos modos, “la respuesta no es satisfactoria”. “Había que salir a decir algo” ante la opinión pública, disparó.

“No sé si hoy están dadas las condiciones” para que Montevideo tenga una ciclovía en el medio de una avenida como esta y “no sé qué tanto aporta a la seguridad vial de la ciudad”, añadió Barreto. Para el edil colorado, siempre se utiliza a 18 de Julio como “una pantalla para mostrar que se está haciendo algo”.

“Falta una visión más a largo plazo”

El día de la presentación, Cosse contó que el proyecto fue elaborado a partir del intercambio con colectivos de ciclistas, empresas de transporte y comercios del Grupo Centro. De acuerdo a lo expresado por integrantes de diferentes colectivos a la diaria, la reunión con la comuna fue el 31 de agosto y su convocatoria se realizó 48 horas antes. Durante el encuentro, la IM planteó un piloto del plan que dio a conocer días atrás y les solicitó a los convocados que realizaran sus devoluciones, aunque estas no fueron respondidas.

Marley Chacón, integrante de Bicivilizados, dijo a la diaria que “estaría bueno” que el diálogo con la IM fuera “más fluido y bidireccional”. El hecho de que no hubo ninguna respuesta a las consideraciones enviadas, “ha generado un malestar muy grande”, aseguró Chacón.

Dado que “los ingenieros de tránsito no se han molestado en responder nuestras consultas”, no se sabe “si van a poner los elementos viales que recomiendan los organismos internacionales”, dijo. En pocas palabras, una bicisenda es segura si un niño transita por ella y “no corre ningún riesgo”, ejemplificó Chacón.

Por otro lado, el colectivo Ciudad Abierta, registró sus recomendaciones en un documento, al que accedió la diaria, en el que definió a la ciclovía como una “intervención de urbanismo táctico”, porque no está “físicamente segregada” ni cuenta con la “calidad como para que sea considerada segura”. En esa línea, la organización consideró que es pertinente acompañar la propuesta con “otras medidas para la movilidad sostenible”. Lo expuesto asegura que lo ideal sería “acortar las distancias de cruce para peatones con intervenciones similares a las que se están ensayando en tres intersecciones de la calle Maldonado y la calle Canelones”, además de que “podrían generarse espacios para el disfrute peatonal con elementos de bajo costo”.

“Por fin se pone el tema sobre la mesa y empezamos a pensar qué tipo de ciudad queremos”, dijo en diálogo con la diaria, por su parte, Tim Voßkämper, uno de los integrantes de Ciudad Abierta, quien además es ingeniero en movilidad. Sin embargo, señaló que aunque la iniciativa es valiosa, “falta una visión más a largo plazo y una integración de todos los medios de transporte” a la discusión y a la construcción del plan.

Según Voßkämper, los colectivos de ciclistas no deberían ser los únicos involucrados en la toma de decisiones al respecto. Hay que sumar “a muchos más actores, porque son cambios de diseño urbano que tocan a toda la sociedad, a todos los que usan el espacio”, planteó. Para eso y “para tener un diálogo más rico y menos politizado y agresivo como el de las redes” corresponde hablar con “vecinos, comerciantes, y quienes estudian y trabajan” en la zona, agregó.

Más allá del caso particular, Voßkämper resaltó que lo más preciso sería “armar un plan de movilidad sustentable” que abarque, además de las ciclovías, al estado de los espacios públicos -enfocándose en la posibilidad de caminar con comodidad- y al transporte público. Es necesario hacer “una reestructuración de los ómnibus” porque “el sistema es muy antiguo” y la ciudad “creció y cambió”, afirmó. Por otro lado, consultado por la inversión económica que requieren estas modificaciones, el ingeniero en movilidad respondió que la idea de que “estas cosas son costosas” es “un mito bastante conocido dentro de la población”. En realidad, “lo que es más costoso es la infraestructura para autos”, como el túnel de Avenida Italia y los viaductos, opinó.