Las declaraciones del diputado colorado Gustavo Zubía la semana pasada en el programa Desayunos informales siguen generando repercusiones y reacciones de repudio. En esta oportunidad, la juventud del Partido Colorado (PC) publicó este lunes un comunicado en el que rechaza “categóricamente” las palabras del legislador “así como toda acción, omisión, palabra o silencio que no sea en pos de erradicar el abuso sexual infantil”.

El precandidato colorado dijo que “en determinadas circunstancias, sobre todo en las violaciones ope legis, la mujer tiene 12 años y está contentísima de mantener relaciones con individuos de 26 años”, afirmó que él ha visto “situaciones” de este tipo que ocurren, a veces, por “enamoramiento”, y también sostuvo que “hay situaciones de violación donde la víctima dio su consentimiento más allá de que no estaba en edad”, entonces “hay engaño”, pero “no hay violencia”.

A diferencia de la resolución del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Colorado (PC), que condena “enérgicamente todo abuso sexual” contra niñas, niños y adolescentes, pero no menciona al diputado, los jóvenes colorados sí se dirigen directamente a Zubía y cuestionan que el diputado “habla con liviandad y minimiza la posición de inferioridad en la que se encuentra una niña de 12 años a la hora de mantener relaciones sexuales con un adulto, es decir, al ser violada por el mismo”.

En ese sentido, remarcaron la peligrosidad y gravedad de este tipo de discursos de parte de un representante nacional y lo llamaron a “la reflexión y a que dimensione el poder y el alcance de sus palabras en su carácter de representante de la ciudadanía”.

Asimismo, los jóvenes sostienen que “la erradicación del abuso sexual infantil es una causa que debe unirnos a todos los orientales, en un marco donde no sólo debemos dotar de potestades a la Justicia”, sino que “debemos avanzar como país de forma urgente en medidas que lo prevengan”.

También plantean que las medidas de prevención no involucran sólo a las políticas, sino que debe acompañarse de “una fuerte presión cultural” que no relativice las situaciones de abuso sexual, y en eso el lenguaje tiene un elemento “esencial”.

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