La primera jornada del encuentro internacional “Alternativas urgentes para el multilateralismo” reunió este martes, en el auditorio de la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores (MRREE), a representantes –y exrepresentantes– del gobierno, la academia y organismos internacionales, quienes reflexionaron sobre el presente del multilateralismo, sus deficiencias y alternativas, así como sobre los desafíos de orden global que exigen una reconfiguración de los modelos de cooperación internacional.
El encuentro, que se extenderá durante este martes y miércoles, es organizado por la cancillería uruguaya junto con el Panel Internacional sobre el Progreso Social (IPSP, por sus siglas en inglés), el Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD), el Círculo de Montevideo, el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento, la iniciativa Global Redistribution Advocates para la redistribución global de recursos y la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad de la República (Udelar). El panel de apertura convocó al secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez; al director del CLAD, Conrado Ramos; a la decana de la FCS, Carmen Midaglia; y al politólogo e historiador Gerardo Caetano.
“Estamos enfrentados a una situación dramática”, dijo Sánchez al abrir el panel. El secretario de Presidencia se refirió al mundo como “plagado de conflictos” y con “enormes dificultades” para poder subsanarlos por una vía institucional pacífica y “acordada”. Caetano enmarcó el momento actual en una “reacomodación estructural, con poderes fácticos, no solamente con estados nacionales, y con una globalización que adquiere ribetes y perfiles que, muchas veces, son calificados como posoccidentales”.
“Vivimos una etapa de un optimismo excesivo en los tiempos de la post guerra fría; ahí pensamos en la posibilidad de un liderazgo global casi que indiscutido, de una primavera democrática, liberal, de un auge de una economía con más oportunidades; luego vino –contra la idea de que iban a venir tiempos aburridos– esta transición de poder en la que todavía estamos”, apuntó el politólogo. Hechos como la crisis financiera de 2008, el fin del boom de las commodities en 2014, los conflictos en Gaza y Ucrania, y “el llamado trumpismo 2.0, señaló Caetano, “nos están hablando de un contexto internacional sumamente complejo, incierto, que requiere, obviamente, multilateralismo”.
El director del CLAD se refirió a un artículo del politólogo Francisco Panizza que plantea que, así como el historiador inglés Eric Hobsbawm escribió sobre el fin del largo siglo XIX, “quizás estamos asistiendo al fin del largo siglo XX y estamos un poco perdidos, no sabemos qué es lo que se está pariendo”. La decana de la FCS señaló que la crisis del multilateralismo desafía “el proceso global de desarrollo, donde la cooperación multilateral constituye un ingrediente imprescindible”.
El conflicto de época, acotó Sánchez, “nos encuentra nada más ni nada menos que a 80 años de la conformación del sistema de Naciones Unidas, y donde muchas veces encontramos fuertes críticas hacia las posibilidades reales del sistema de Naciones Unidas para encontrar soluciones de diálogo y de cooperación”, como, por ejemplo, a través del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El secretario distinguió dos posturas frente al rol que juega la ONU. Por un lado, la de “algunos poderosos” que eligen “el camino de crítica al sistema multilateral” para “desconocer los espacios del diálogo multilateral” y “desarrollar las posibilidades de deslegitimar el espacio”; y, por otro lado, la de aquellos que “cuestionan las dificultades del sistema de Naciones Unidas en el marco de tratar de mejorar los mecanismos y las reformas necesarias para que pueda cumplir con su rol”.
El expresidente de la República Julio María Sanguinetti, en el panel que compartió con el excanciller Enrique Iglesias, consideró que la ONU “no puede ser ni mejor ni peor que sus socios, porque la familia no puede ser mejor que sus integrantes”. Iglesias recordó que la creación de la ONU, “como concepto, fue un hecho de enorme importancia en la vida de los jóvenes” y generó expectativa por “la apertura de un nuevo mundo unido”. “Aseguraba la paz para siempre; no fue tan así después, pero sí hizo posible que viéramos las perspectivas nacionales en su visión internacional” y, en el caso de América Latina, “las Naciones Unidas nos abrieron las puertas para comunicarnos con el mundo”, afirmó.
“Los atajos de los populismos nos están llevando a lugares muy complejos”
La crisis del multilateralismo está acompañada por una crisis de legitimidad de los estados, señalaron varios de los expositores. “Hay un cambio de subjetividad”, dijo Ramos, al reconocer que, “quizás, los populismos han encontrado una forma de hablarle más directamente a la ciudadanía que las democracias establecidas y con reglas sólidas”. Sanguinetti consideró que los estados “han caído en las tendencias populistas nacionalistas”, debido al “fenómeno de inseguridad social, de constante insatisfacción” y de debilitamiento de las instituciones.
Para el expresidente, “estamos en un momento en el que los tratados ya no existen”, con lo cual “la crisis es mucho más profunda que la del multilateralismo”. “¿Por qué, en un tiempo de globalización como el que habíamos vivido con tanta esperanza, nos hundimos ahora en esta situación? ¿Qué es lo que ha ocurrido?”, preguntó. Sostuvo que el mundo no se ha adaptado a la “fuerte mutación civilizatoria” generada por los cambios de la riqueza, la propiedad, la comunicación y, también, de los poderes, “que ya no están en los estados nacionales”.
El director del CLAD recordó –como otros participantes– el pensamiento del expresidente José Mujica acerca de que “no hay atajos”. “No hay atajos, hay que trabajar en partidos donde se generan los liderazgos”, señaló Ramos, y consideró que “los atajos de los populismos nos están llevando a lugares muy complejos”.
En ese sentido, Sánchez sostuvo que la época requiere nuevos liderazgos internacionales “que pongan sobre la mesa el derecho humanitario, que coloquen la salida humanitaria como eje central y que sitúen, de manera relevante y muy importante, la dimensión política”.
“Hay una generación política internacional que tiene la obligación de reconstruir, reformar, refundar y establecer orientaciones claras para los próximos años, que nos permitan seguir alumbrando la esperanza no sólo de que otro mundo es posible, sino de que este mundo necesita más diálogo, más democracia, más derechos humanos y, por sobre todas las cosas, mucho más multilateralismo”, señaló Sánchez.
En la misma línea, Sanguinetti consideró que “es la política la que tiene que dar las respuestas, la que tiene que ofrecer la conducción”. “La reacción tiene que venir desde el liderazgo político, y el liderazgo político tiene que venir desde la convicción, que es justamente el rol de aquellos que intentamos mostrar camino”.
Por otro lado, respecto de la lucha por la hegemonía mundial, Sanguinetti señaló que “estamos en una especie de tormenta proteccionista de Estados Unidos frente a la competencia de China” y, en ese sentido, “todo va a comenzar a cambiar en el momento en que Estados Unidos y China se sienten” a dialogar. “La política es decisiva en esto, y eso pasa por que los dos grandes factores de poder, a mi juicio, Estados Unidos y China, comiencen a establecer las bases de esta nueva paz que tenemos que reconquistar”, afirmó.
Desafíos globales
Una crítica a los organismos multilaterales, reconocida por varios de los participantes, refiere a la lentitud de su respuesta ante los grandes desafíos globales. La pandemia de covid-19, que evidenció la falta de coordinación –y hasta de solidaridad– entre los estados, es sólo uno de los muchos problemas globales cuyas “soluciones no están a nivel nacional”, en palabras de Ramos.
“A casi ningún Estado se le ocurrió tratar a las vacunas como un bien privado; los estados y naciones entendieron, razonablemente, que había que proveerlas en forma gratuita para evitar el contagio, pero los estados entre sí trataron a las vacunas como un bien privado”, acotó el sociólogo Fernando Filgueira, integrante del IPSP.
“Estamos enfrentados a cambios vertiginosos en áreas muy relevantes para la vida de nuestras sociedades y de los seres humanos”, planteó Sánchez. El secretario de Presidencia se refirió a la “transformación vertiginosa de la tecnología”, a los debates sobre biotecnología y bioseguridad, a la destrucción ambiental, así como a “las capacidades de la humanidad para atender la demanda de nuestra sociedad”, como algunos de los “desafíos de orden global”, que “no pueden ser resueltos entre las partes libremente”, sino que “requieren, justamente, una nueva arquitectura para pensar cómo resolvemos estos desafíos”.
Con respecto a la transición energética y al cambio climático, temas centrales en los esfuerzos del multilateralismo –en noviembre, en la Amazonía brasileña, hay una cita clave en esta dirección: la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP30)–, Ramos se refirió al desafío de “establecer consensos básicos” y de asegurar “financiación para acciones de gran escala”. En ese sentido, apuntó que es necesario hacer “esfuerzos por integrar al mundo financiero”, porque, de lo contrario, el problema “va a quedar como un tema lateral”.