Para Mauricio de Rosa, doctor en Economía y docente universitario, la discusión “de primer orden” en torno a la propuesta de gravar al 1% más rico de la sociedad es “ética y de justicia”. “Es una discusión que tiene que dar la sociedad en su conjunto. Yo creo que este impuesto es esencialmente justo”, afirmó el economista en entrevista con la diaria Radio.

De Rosa, junto con el también doctor en Economía Joan Vilá, publicó el informe Gravar a los ricos en América Latina: efectos sobre los ingresos y la distribución de los impuestos sobre el patrimonio, en el que arribaron a la estimación de que el 1% más rico acumula entre el 35% y el 45% del total de la riqueza nacional, lo que coloca a Uruguay en un nivel de desigualdad de la riqueza similar al de países muy desiguales, como Estados Unidos, Colombia o Brasil.

Ese 1% comprende a las personas que poseen un patrimonio superior al millón de dólares, el umbral mínimo para ingresar a esa franja, que puede incluir incluso a milmillonarios en dólares. En Uruguay se estima que hay unas 25.000 personas en esa categoría, y el gravamen sobre su riqueza podría generar ingresos equivalentes al 1% del producto interno bruto (PIB). “La mitad más pobre de Uruguay, el 50% más pobre combinado, tiene en torno del 2-3% de la riqueza total, es decir, el patrimonio –incluso más que el ingreso– está fuertemente concentrado en el 1% más rico de la población uruguaya, estas 25.000 personas, aproximadamente”, señaló el economista.

De Rosa sostuvo que el monto del 1% “no es antojadizo”, sino que está vinculado a la evaluación que los economistas hicieron de la última reforma tributaria, que está próxima a cumplir 20 años y “fue muy exitosa y, sobre todo, muy potente en materia de desigualdad, que es lo que nosotros miramos”. “Fue una de las grandes explicaciones de por qué la desigualdad cayó espectacularmente entre 2008 y 2013-2014”, resaltó De Rosa. Sin embargo, puntualizó que hubo “un par de elementos que quedaron en el debe”, entre ellos la participación del 1% más rico.

“Esta caída de la desigualdad, que fue, insisto, espectacular, se dio fundamentalmente en el 99% más pobre de la población. O sea, el 99% de nosotros y nosotras se volvió relativamente más homogéneo, pero el 1% [más rico] quedó relativamente inafectado”, explicó, y acotó que, por otro lado, la reforma tributaria se aplicó “fuertemente sobre los ingresos, pero no sobre el patrimonio”.

En ese sentido, el economista considera que la herramienta “tiene sentido pensando en una reforma de la reforma, en cómo tomar esa reforma tributaria que fue muy exitosa para abatir la desigualdad y darle mayor poder de fuego para poder abatir la desigualdad patrimonial y poder actuar sobre el 1% que, insisto, es un grupo que estuvo relativamente poco afectado por la reforma pasada”.

La propuesta del PIT-CNT, basada en esta evidencia, consiste en destinar esos ingresos a erradicar la pobreza infantil, que actualmente afecta a uno de cada tres niños de entre 0 y 12 años. En el Frente Amplio, senadores del Partido Comunista y del Partido Socialista se han mostrado afines a dar ese debate en la interna, mientras que otros sectores y el presidente de la República han defendido el compromiso de campaña de no crear nuevos impuestos.

“Lo más razonable” sería modificar el impuesto al patrimonio de las personas físicas

Sobre la discusión pública en torno a la creación de nuevos impuestos, De Rosa aclaró que “no hay necesidad” de hacerlo y que, de hecho, “lo más razonable” sería modificar el impuesto al patrimonio de las personas físicas, que ha tenido una aplicación muy débil, con una tasa de aproximadamente 0,1%, que recauda unos ocho millones de dólares por año.

“La reforma de 2007 tenía previsto que este impuesto fuera desapareciendo, pero existe y se podría perfectamente tomar ese tributo y modificarlo de modo tal que abarque más cantidad de activos y que tenga tasas más altas para cumplir este rol que estamos pensando”, explicó el economista.

De Rosa subrayó que la “discusión es esencialmente ética, es normativa, es ideológica”. Consideró que lo que un economista pueda plantear sobre el tema es “siempre secundario” al debate, dado que “la discusión de primer orden, la más importante, es ética, es de justicia”.

En cuanto al objetivo concreto de asistencia a la infancia que plantea la central sindical, el economista dijo que el argumento “queda completamente blindado” desde el punto de vista de la justicia y también de la “eficiencia económica” de la herramienta tributaria.

“Si pongo un impuesto que tiene probablemente efectos modestos sobre el dinamismo económico y lo destino a políticas de primera infancia, que no son sólo justas esencialmente, sino que son muy potentes económicamente, porque tienen muchísimo rendimiento económico, ahí hay un caso técnico y ético muy sólido”, sostuvo.

El economista afirmó que es “importante pensar la discusión distributiva en términos éticos”, y acotó: “Para desarrollar un proyecto de vida, para que las personas puedan desarrollar su proyecto de vida necesitamos sociedades que sean mucho más integradas, que sean mucho más igualitarias y que aseguren las condiciones materiales para que todo el mundo pueda desarrollar aquella vida que tiene razones para valorar”.

Acerca del argumento que sostiene que lo que ese 1% más rico debería pagar al Estado es dinero que podría invertirse en el país, De Rosa observó que detrás hay un razonamiento “problemático” desde el punto de vista económico y ético. “De alguna manera es el fundamento detrás de por qué sería justo, sería razonable que existiera esta desigualdad patrimonial tan grande, y es, en esencia, que si algunos individuos pueden tener más millones, pueden enriquecerse de forma ilimitada; eso al final del día es en beneficio de todos”, sostuvo.

“Yo creo que no necesitamos estos niveles de desigualdad tan dramáticos para fomentar un dinamismo económico y un desarrollo nacional que nos permita pensar un Uruguay de 2050 o 2100 que esté en otras condiciones”, sostuvo el economista.