Este martes, la División de Promoción de Políticas Públicas para Afrodescendientes del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) lanzó el Mes de la Afrodescendencia en Uruguay, que se conmemora desde 2016 durante julio. En la actividad se presentaron datos estadísticos sobre la población afrodescendiente en el país y las líneas de acción de las políticas públicas para abordarla.
De acuerdo con las cifras del censo realizado en 2023, un 10,6% del total de la población uruguaya es afrodescendiente, lo que representa un aumento del 2,5% con respecto al censo anterior de 2011, el primero en incluir la variable sobre la ascendencia étnico-racial. Leticia Glik, técnica de la División de Políticas Públicas para Afrodescendientes, remarcó en la presentación que a partir de 2006 “se pudo contar con datos y estadísticas oficiales” sobre la población afro provistos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Encuesta Continua de Hogares.
Al norte del río Negro se encuentra la mayor proporción de población afrodescendiente, principalmente en el departamento de Artigas, donde el porcentaje asciende a casi el 22%.
La directora de la división, Leticia Rodríguez Taborda, dijo que es un “desafío” muy importante para Uruguay “generar una comprensión bien profunda” de la historia de la población afrodescendiente. “Todavía tenemos escondida una gran historia en la que hay que hurgar muchas veces, hay que quererla y además encontrar lo que se pueda de cada una de nuestras diversas ancestralidades”, afirmó, y acotó que “tejer y reparar la memoria afro es una posibilidad transformadora de toda la sociedad uruguaya: es conocer el pasado para desafiar una mejor praxis social”.
Casi la mitad de los niños afrodescendientes se encuentran bajo la línea de la pobreza
La brecha entre la incidencia de la pobreza en la población afro y la población no afro “se mantiene incambiada”. Aunque se redujo notablemente desde 2006, cuando era de casi el 30%, incluso en el mínimo histórico de 2017 no logró reducirse a menos del 10%. Con la línea de la pobreza de 2006 como parámetro –este criterio se actualizó en 2017–, la población afro que está bajo la línea de pobreza es del 18,7%, mientras que si se toma en cuenta la revisión en la metodología del INE, es del 28,7% frente al 17,3% del total.
Esta diferencia se vuelve más evidente en la población infantil, la de mayor incidencia de la pobreza. En 2024 la pobreza entre niños afrodescendientes menores de 6 años alcanzó el 45,9%, es decir, casi la mitad de las infancias afrodescendientes se encuentran por debajo de la línea de pobreza. En el grupo de 6 a 12 años, la tasa se reduce levemente, al 43,6%, y continúa descendiendo de forma inversamente proporcional a la edad. Entre los adultos mayores de 65 años, la pobreza en personas afrodescendientes es del 8,1%, sólo un 1,9% más que en la población no afrodescendiente.
“Estas disparidades claramente son el resultado de desigualdades históricas de larga data en el país y constituyen una parte fundamental de las inequidades estructurales y del racismo estructural imperante, que atraviesa a la población afrodescendiente desde tiempos inmemoriales”, afirmó Glik.
Estrategia 2025-2030 de políticas públicas para afrodescendientes
Rodríguez presentó las líneas estratégicas del plan quinquenal de la división, dirigidas a “implementar y coordinar políticas y acciones afirmativas dirigidas al desarrollo de la población afrodescendiente en Uruguay”.
El primer punto consiste en la promoción, seguimiento y monitoreo de la “rectoría de la temática afrodescendiente en el país”. Para eso, se pretende trabajar en la incorporación de la variable étnico-racial en los registros del Estado, mejorar la aplicación de las leyes vinculadas a población afro, la lucha contra el racismo y la promoción de la cultura afrouruguaya y mejorar los sistemas de información de microdatos para “entender la problemática de los efectos de la pobreza sobre las personas afrodescendientes y también la incidencia en la mejora del presupuesto para las políticas afirmativas”.
La descentralización territorial es otra de las líneas de acción prioritarias. Rodríguez remarcó la inquietud por “fortalecer la participación de organizaciones en el territorio, la articulación entre ciudades, localidades y también ruralidades”. En este marco, se actualizará el Plan Nacional de Descendientes en ocho departamentos del país: Artigas, Salto, Tacuarembó, Rivera, Rocha, Cerro Largo, Canelones y Montevideo.
Por otra parte, con el objetivo de “facilitar el acceso al derecho de la memoria de la población afro uruguaya”, se construirá un Archivo Nacional de Memoria Afro Uruguaya “como política interinstitucional que albergue aspectos museológicos e historiográficos”. En esa línea, también se apoyará la investigación académica sobre la temática afro. Rodríguez adelantó que en poco tiempo habrá novedades sobre la segunda edición del diplomado en Afrodescendencia y Políticas Públicas.
La división se propone incorporar el “enfoque interseccional” para construir una política pública “que permita ver a las personas desde una perspectiva multidimensional”, mediante el “cruzamiento con lo que es la perspectiva de género, generación, territorio, personas en situación de movilidad humana, personas migrantes, refugiadas, solicitantes de refugio, diversidad sexual y también discapacidad”. Por ejemplo, en cuanto a la mejora del abordaje con infancias afro, se buscará profundizar el trabajo con Uruguay Crece Contigo, el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay y el Ministerio de Educación y Cultura.
“También buscamos fortalecer procesos de reconocimiento, como los premios Amanda Rorra –una iniciativa del Instituto Nacional de las Mujeres–, apostando por el valor del trabajo social y comunitario”, indicó Rodríguez. Este año, esa premiación se llevará a cabo el domingo 27 de julio a las 17.00 en la sala Zavala Muniz del teatro Solís.
Otro de los objetivos será “articular y trabajar con la sociedad civil, procurando fortalecer nuevos liderazgos colectivos y desarrollar nuevas capacidades de gestión”. A escala internacional, se pretende coordinar, por ejemplo, con la Organización de los Estados Americanos (OEA), ONU Mujeres, Unesco, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) “para mejorar los cumplimientos de Uruguay ante la comunidad internacional y nacional desde un abordaje más descentralizado y territorial”. Además, se buscará “profundizar acciones de trabajo con las temáticas de afrodescendencia de índole regional”, como la agenda de Naciones Unidas para reducir brechas y favorecer la vida de las personas afro en Uruguay.