La Sociedad Uruguaya de Pediatría (SUP) le envió una carta al presidente de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) el 28 de mayo, transmitiéndole su preocupación por la situación de la pediatría en el primer nivel de atención, aquel que se desarrolla en policlínicas. La carta expresa que se ha constatado “una disminución significativa del número de pediatras en el primer nivel de atención del área metropolitana”, y que eso “lleva a que en Uruguay existan dos modelos de atención: un sistema de salud para aquellos que se asisten en instituciones privadas, donde los niños, niñas y adolescentes son atendidos por pediatras, y otro modelo para aquellos que se asisten en el sector público en el que los niños tienen más dificultades de acceder a un pediatra”, cuando muchas veces son “quienes más lo necesitan”.

La SUP planteó que faltan pediatras de guardia en puertas de emergencia periféricas de la Red de Atención Primaria de ASSE –por ejemplo, en barrios como el Cerro y Piedras Blancas– y que eso hace que los niños sean tratados por “médicos no pediatras” que están sobrecargados, al igual que la emergencia del Pereira Rossell. Según esta sociedad, en el interior del país también faltan pediatras, y en todo el país hay carencia de profesionales para abordar problemas de aprendizaje (fonoaudiológos, psicológos, psicopedagogos, psicomotricistas).

La SUP formula una propuesta de organización asistencial: contratar urgentemente pediatras para el primer nivel de atención; equiparar los salarios de ASSE con los del sector privado para evitar la pérdida de recursos humanos; que cada niño y adolescente tenga su “pediatra de referencia”; que en caso de que no haya un pediatra, el niño sea atendido por un médico no pediatra que trabaje en equipo con el pediatra de referencia del niño. También reclama reforzar la importancia de que sean los pediatras quienes atiendan a los niños: piden tener doble turno para los controles del recién nacido –al mes de vida, a los cuatro, a los seis, a los 18, a los cuatro años y a los 12–, que las derivaciones a especialistas sean decididas por el pediatra referente y que si el niño presenta factores de riesgo o necesidades especiales siempre sea controlado por un pediatra.

La carta, firmada por la directiva de la SUP, recuerda que Uruguay tiene uno de los números más elevados a nivel mundial de pediatras por menores de 15 años (550 niños por pediatra) y que “el sistema debe proponer una asistencia organizada, eficaz, eficiente y equitativa”.

Sin explicitarlo, la carta alude a la política de ASSE, centrada en el especialista en medicina familiar y comunitaria, que está capacitado para atender a lo largo de todo el ciclo de vida, incluyendo los controles del “niño sano”.

Respuestas

Consultado por la diaria, Miguel Fernández Galeano, adjunto a la dirección de ASSE, se mostró sorprendido por esta carta, porque hace algunas semanas él y el presidente de ASSE, Marcos Carámbula, se reunieron con la directiva de la SUP y el presidente del Sindicato Médico del Uruguay (SMU) y quedaron en formar un grupo de trabajo “para analizar el diseño de la atención en el primer nivel, que ubicara al pediatra en su vínculo, no planteando una falsa antinomia entre medicina familiar y comunitaria y pediatría”. Dijo, además, que la SUP no había hecho reclamos salariales. “Fui muy claro en la idea de no establecer una falsa antinomia entre medicina familiar y comunitaria y especialidades básicas. Hay lugar para todos en el buen sentido de un diseño sanitario, y hay muchas cosas que el médico de familia puede realizar en el marco de la atención a niños y embarazadas”, agregó.

Fernández Galeano reconoció que faltan pediatras, pero aclaró que ASSE tiene 140 centros de salud de la Red de Atención Primaria del área metropolitana. Dijo que “no está en discusión” la pauta de que el especialista en medicina familiar y comunitaria haga los controles del niño sano. Explicó que el Directorio de ASSE está dispuesto a discutir que los pediatras se reserven algunos controles del “niño sano”, como plantean, y que todo eso será discutido. No esquivó la demanda de mayores especialistas para atender las dificultades de aprendizaje, pero acotó que para eso es necesario articular con los profesionales de Uruguay Crece Contigo y del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay; según dijo, se apunta a crear “una red sociosanitaria interdisciplinaria” con recursos ya existentes.

Marcela Cuadrado, médica familiar y comunitaria que trabaja en la policlínica de ASSE de San Bautista, consideró, en diálogo con la diaria, que existen dos realidades en Uruguay: quienes acceden a atenderse con médicos familiares y quienes no; dijo que mayoritariamente cuentan con esa opción los niños de ASSE –el desarrollo de la especialidad es escaso en el sector privado–. La virtud de la especialidad, según Cuadrado, es que la persona tiene un médico de referencia que la atiende a lo largo de toda la vida, desde antes del nacimiento. Además, el abordaje es familiar, y el médico tiene una visión más integral, que a su vez es reforzada por la posibilidad de mirar a la persona desde la dimensión biológica, mental, social y espiritual. Cuadrado dijo que en los casos de mayor complejidad hacen interconsultas con pediatras. Además, coincidió en la necesidad de tener una mayor articulación entre todos los recursos humanos del primer nivel de atención para “proyectar un modelo de trabajo, no desde la competencia sino desde la complementariedad”.