Patrice Debré, miembro titular de la Academia de Medicina de Francia e integrante de la Alianza Nacional por la Ciencia de la Vida y la Salud (AVIESAN, por su nombre en francés) dijo ayer a la diaria que hay “pistas interesantes” que pueden llevar a la aplicación en humanos de una vacuna contra el sida. Debré participó en el I Encuentro Franco-Rioplatense de Academias de Medicina, que se desarrolló el lunes y ayer en Montevideo.

El médico inmunólogo dijo que están trabajando en dos tipos de vacunas: una que impida la aparición del sida en personas que ya tienen VIH, y otra que prevenga la aparición del virus.

La primera es la vacuna VAC-3S; Debré informó que entre enero de 2014 y marzo de 2015 se hicieron estudios en 200 pacientes de Alemania, España y Francia, y obtuvieron resultados positivos, pero que no lograron impedir la transmisión. De todos modos, valoró que los pacientes tratados tuvieron un aumento del número de los linfocitos CD4 –glóbulos blancos que combaten infecciones– y de la restauración del sistema inmunitario, sin tener efectos adversos. Se dieron cuenta de que en los pacientes que generaban estos anticuerpos la enfermedad no progresaba, y que sobreviven de una manera “excelente”. Explicó que esta vacuna neutralizaría varias de las cepas; por ejemplo, el subtipo B del virus es común en América del Norte y Europa, y el subtipo C se encuentra en África meridional y oriental. Añadió que la vacuna es compatible con los medicamentos antirretrovirales que se usan en la actualidad.

Sobre la vacuna preventiva dijo que ya hay estudios en ratones, conejos y monos, pero aún no se han hecho pruebas en seres humanos; estimó que se iniciarán en 2020. “En este momento tenemos muy buenas indicaciones, pero lo que pase en el hombre nos va a decir si tenemos razón o no”, transmitió. Esta vacuna generaría anticuerpos neutralizantes, que son capaces de unirse al virus.

Enigmas por resolver

En su ponencia, Debré hizo un repaso de los estudios de vacunas contra el VIH a lo largo del tiempo, pero señaló que la comunidad científica sigue teniendo los mismos interrogantes que hace 40 años, cuando comenzó de la epidemia.

Al principio, entre 1987 y 1995 las vacunas desarrolladas incidían en “los anticuerpos; no estaban dirigidos contra el virus, sino contra las células humanas y simplemente las destruían”, entonces se llegó a la conclusión de que no había que trabajar con los anticuerpos, sino con las células citotóxicas (célula inmunitaria que puede destruir ciertas células, como las extrañas, cancerosas y o infectadas por un virus). Estas pruebas sólo fueron efectivas en los cultivos.

“En 2010 nos dimos cuenta de que no se podía avanzar. La laguna es la siguiente: el VIH es sumamente variable, no hay un virus que se parezca al otro. Cada vez que aparece una célula citotóxica el virus muta, es como el juego del gato y el ratón”.

Explicó que los anticuerpos neutralizantes no aparecen en las primeras fases ni en todos los casos, entre 10% y 30% de los organismos los generan, pero “no sabemos qué es lo que provoca esa respuesta inmunitaria”, reveló. De todas formas, sostuvo que “hay varios factores de esperanza”, porque estudios en monos han demostrado una “eficacia modesta” con vacunas experimentales que les dan protección a los monos infectados con el virus no humano.

Sobre los retos de la enfermedad dijo que se trata de un virus que mata a las células sanas y no a las infectadas. “Estamos frente al enigma de qué es lo que pasa”, afirmó.